Ni Uribe, ni Uribito

Bogotá, marzo 19 de 2010, 19:00 COT. Luego de una semana de incertidumbre, esta noche se reveló finalmente el resultado casi definitivo de la consulta para elegir el candidato presidencial del partido Conservador, dando como ganadora a la antioqueña Noemí Sanín. Escrutado el 99.12% de los votos depositados, la ventaja de Sanín sería de más de 37 mil votos sobre el candidato uribista, Andrés Felipe Arias, mejor conocido como "Uribito", y quien ofrecía continuar al pié de la letra el libreto trazado por el saliente presidente Álvaro Uribe Vélez, de quien recibió apoyó público durante la reciente campaña electoral.

Aunque en un comienzo el Consejo Nacional Electoral había manifestado esta tarde que solo entregaría los resultados solo después del puente festivo, sorpresivamente su presidente reunió a la prensa y divulgó las cifras ya citadas, seguramente por presiones del alto gobierno. El CNE estuvo al frente de la labor escrutadora por solicitud directa del ministro del Interior Fabio Valencia Cossio, en vista de los múltiples inconvenientes surgidos con el Registrador Nacional, Carlos Ariel Sánchez.

Con este resultado, la contienda electoral del próximo mes de mayo tendrá a siete candidatos disputándose el poder presidencial: Juan Manuel Santos, por el uribismo (probablemente en alianza con el Partido de Integración Nacional, PIN), Noemí Sanín por el Partido Conservador, Rafael Pardo por el Partido Liberal, Antanas Mockus por el Partido Verde, Gustavo Petro por el Polo Democrático Alternativo, Germán Vargas por Cambio Radical y Sergio Fajardo por Compromiso Ciudadano. Siendo poco probable que Santos, candidato mayoritario hasta ahora en las encuestas, logre ganar en primera vuelta, en una segunda ronda podría enfrentarse muy seguramente con Noemí o con Antanas Mockus.

En materia de alianzas, no debe descartarse una gran coalición de centro izquierda entre el Partido Verde, Compromiso Ciudadano de Fajardo y en un momento dado, el Polo. La mayor dificultad para este esquema pluralista radica en Peñalosa y en el propio Mockus, cuyas posiciones ideológicas se inclinan más a la derecha, no así las de Lucho Garzón, quien podría actuar como un catalizador dentro de los verdes.

Por su parte, la derecha estaría apoyando la continuidad de las políticas uribistas, mediante una alianza, forzada sí, entre dos antiguos amigos, hoy contradictores por cosas de los realinderamientos políticos, Juan Manuel Santos y Germán Vargas. A ellos, muy probablemente se plegaría la candidata conservadora Noemí Sanín, cuyas fuerzas propias no le alcanzan para llegar al solio de Bolívar, y por otro lado se ha caracterizado como gran partidaria de las políticas militaristas de Uribe y por poseer una fuerte habilidad para mantenerse dentro del equipo triunfador, no importa cual.

Queda volando el liberal Rafael Pardo, candidato bastante moderado, quien precisamente por eso tiene bajo su manga el as que le permitiría jugar a su antojo en cualquiera de los dos bandos, convirtiéndose así en la ficha ganadora…o perdedora, según decidamos los electores. Su alianza con cualquiera de los dos sectores depende, claro está, de que la vocación de poder que demuestren las directivas del liberalismo, pese más que los orgullos partidistas del pasado. En política, las alianzas se hacen hasta con el diablo.

Así las cosas, las presidenciales de 2010 en Colombia pueden sintetizarse como una medición de fuerzas entre, por una parte, el voto de opinión no uribista, encarnado en buena medida por Mockus y Fajardo (y un poco menos por Gustavo Petro y Rafael Pardo), y de otro lado, la aceitada maquinaria del régimen Uribe, tras ocho años de un mandato plagado de vicios de poder, como la parapolítica, la yidis-política, los falsos positivos, las chuzadas y decenas de interminables escándalos por corrupción, politiquería y tráfico de influencias, incluidos en esta debacle los hijos del ejecutivo, Tomás y Jerónimo. Al final, los colombianos elegiremos entre seguir por este "seguro" camino de atajos, o virar hacia la legalidad institucional, propuesta por Antanas, Fajardo o Petro.

Algo que nuevamente confirmaría las sospechas de la opinión pública sobre la presencia de intereses non sanctos en las toldas del uribismo, sería la eventual adhesión a Juan Manuel Santos del Partido de Integración Nacional, PIN, movimiento de creación reciente conformado en su mayoría por los familiares de los congresistas presos por parapolítica, hoy en la mira de la opinión y de los medios por su presunto tráfico de ingentes cantidades de dinero para lograr el favor del voto. Aunque dicha adhesión podría hacerse pública antes de las elecciones, por estrategia política lo más seguro es que se realice soterradamente, saliendo a la luz pública cuando se inicie el trabajo parlamentario. Amanecerá y veremos.

De cara a las elecciones presidenciales, la cosa política está que arde, y necesariamente habrá seis quemados y un solo ganador. Hagan sus apuestas.