Sarah Palin, la comidilla de los medios

Sarah Palin en un mitin en Dover, Nuevo Hampshire, el 15 de octubre de 2008 (Foto: Roger H. Goun vía Flickr, licencia CC-BY)

Conservadora, ex reina de belleza, madre de cinco hijos, inexperta ante (y vilipendiada por) los medios, la gobernadora de Alaska Sarah Palin, de 44 años, fue escogida por la campaña del senador por Arizona John McCain como su fórmula vicepresidencial por el gobernante Partido Republicano. Su nombramiento desató un frenesí mediático y una obsesión de querer saberlo todo acerca de esta hasta entonces desconocida política del lejano enclave estadounidense en el Ártico.

Biografía y primeros años en la política

Sarah Heath nació en un pueblo del estado noroccidental de Idaho. Es la tercera de cuatro hijos de una secretaria y de un profesor de escuela. La familia, católica y de raíces irlandesas, alemanas e inglesas, se mudaría pocos años después a Wasilla, al sur de Alaska, un pueblo que hoy tiene unos 7.000 habitantes. Realizó estudios inconclusos en tres instituciones de educación superior en Hawái, Idaho y Alaska, antes de graduarse de comunicación y periodismo en la Universidad de Idaho. Heath fue señorita Wasilla en 1983 y quedó tercera en el concurso Señorita Alaska al año siguiente. Luego de graduarse, trabajaría como redactora deportiva en un periódico local y como presentadora de deportes en dos estaciones locales de televisión en Anchorage. En 1988 se casaría con Todd Palin, empleado petrolero y dueño de una empresa pesquera, con quien tiene cinco hijos (el menor tiene síndrome de Down).

Palin ingresaría a la política en 1992. Fue elegida dos veces miembro del concejo de Wasilla por el partido Republicano, pero no completaría su segundo periodo por candidatizarse a la alcaldía en 1996. Durante su gestión de seis años (dos periodos consecutivos), hubo varias polémicas respecto de sus posiciones religiosas y proarmamentistas, así como de algunos despidos de funcionarios públicos (la bibliotecaria y el jefe de policía local) que, según ellos, fueron basados no en su desempeño laboral sino en motivos políticos. Aunque Palin se destacó por importantes obras públicas y más financiación para la policía, hizo cortes presupuestales en el museo del pueblo e impidió la construcción de una nueva biblioteca. Un recorte tributario a la propiedad del 75% (logro que salió a relucir en la campaña en varias ocasiones) fue posible gracias al recaudo de un pequeño impuesto a las ventas promulgado años antes de subir a la alcaldía.

Tras perder en las primarias republicanas para el puesto de teniente gobernadora en 2002, Palin fue nombrada presidenta de la Comisión para la Conservación del Gas y del Petróleo de Alaska, a la cual renunció por “falta de ética” de sus compañeros republicanos, a quienes luego denunciaría formalmente, ocasionando la renuncia de un comisionado y de un ex fiscal estatal. En 2006 venció en las primarias republicanas al gobernador en ejercicio Frank Murkowski y ganó la gobernación con el 48% de los votos. En 2007 firmó la ley presupuestal por una suma récord de US$6.600 millones y recortó parte del mismo destinado a la construcción de obras. Y aunque ha pedido desarrollar la economía del estado para evitar pedir financiación del gobierno federal, Alaska es el estado que más asignaciones presupuestales per capita recibe de Washington. Palin aprobó un costoso proyecto de US$26.000 millones para la construcción de un gasoducto entre el norte de Alaska y el medio oeste estadounidense, cuya posible ruta podría entrar en conflicto con los aborígenes canadienses (una empresa de ese país ganó la licitación). La gobernadora también patrocinó mediante recompensas una política de cazar lobos desde el aire para aumentar la población de caribúes y de alces; las autoridades judiciales del estado declararían ilegal la recompensa por un error de competencia. Está a favor de las perforaciones petroleras en la Zona de Reserva Silvestre de Alaska.

Aun después de su nombramiento como fórmula vicepresidencial de John McCain, Palin ha debido enfrentar el escándalo del Troopergate, por el despido del comisionado de seguridad pública del Estado, supuestamente por no haber despedido a su vez al miembro de la policía del estado (trooper) Mike Wooten, quien es ex cuñado de Palin (y quien había tenido varios problemas con la familia de la gobernadora, llegando incluso a amenazar de muerte a su suegro). La legislatura bicameral de Alaska, controlada por los republicanos, abrió una serie de investigaciones que culminaron en octubre pasado, hallando a Palin culpable de abuso de poder. Además, la gobernadora, su esposo y otros testigos tienen pendientes cargos de desacato por no haber acudido a declarar en la investigación liderada por el ex fiscal estatal Stephen Branchflower. Una investigación paralela solicitada por Palin a la junta de personal de Alaska concluyó en las últimas horas, afirmando que la gobernadora no ha violado ninguna ley relacionada con la ética sobre el particular (es decir, no hubo abuso de poder, contradiciendo el informe Branchflower).

El sorpresivo nombramiento

En marzo John McCain había ganado cómodamente la nominación del partido Republicano como candidato presidencial. Aunque unas 20 importantes figuras de la colectividad fueron consideradas para convertirse en la fórmula vicepresidencial, entre ellas el ex gobernador de Massachussets y precandidato Mitt Romney o el senador por Connecticut Joe Lieberman, pocos imaginaban que McCain se decidiera por la joven gobernadora de Alaska. El anuncio ocurrió el 29 de agosto, tres días antes del inicio de la Convención Republicana. De inmediato, se especuló sobre los motivos que llevaron al veterano candidato republicano a elegir a Palin. Su popularidad en Alaska (si bien en declive para cuando alcanzó la nominación), el hecho de ser mujer (sin duda para intentar atraer a los decepcionados partidarios de Hillary Clinton) y sus fuertes ideas conservadoras fueron algunas de las razones. Después de la demócrata Geraldine Ferraro, fórmula vicepresidencial de Walter Mondale en 1984, Palin es la primera mujer en optar a dicho cargo en uno de los dos grandes partidos.

Desde luego, la hasta entonces oscura, joven y atractiva gobernadora de un estado exótico para algunos se convirtió de la noche a la mañana en objeto de una obsesión mediática y generalizada. Mientras los medios nacionales indagaban acerca de su pasado y viajaban a Alaska para informar sobre el terreno, hordas de usuarios de internet se daban gusto el fin de semana siguiente al nombramiento haciendo montajes de la cara de Palin en cuerpos más jóvenes y esbeltos. Fueron apareciendo videos de sus apariciones televisivas como presentadora de deportes, así como imágenes de su participación en el concurso de belleza Señorita Alaska. Pero más que ello, fueron sus posiciones políticas y su aparente falta de experiencia en temas como la política exterior lo que le granjearía simpatizantes, opositores y cuestionamientos a su candidatura.

Palin porta un rifle, durante una visita a Kuwait en 2007 (Foto: Christopher Grammer)

Cristiana recalcitrante (primero católica y luego pentecostal), opuesta al aborto incluso en caso de violación o de incesto, así como del matrimonio entre personas del mismo sexo, partidaria de enseñar (o de al menos “discutir”) el creacionismo en las escuelas, miembro de la Asociación Nacional del Rifle y antiecologista (aparte de la perforación en zonas protegidas, está a favor de sacar al oso polar de la lista de especies amenazadas, y cree más bien poco en el papel del hombre en el cambio climático, a pesar de reconocer que Alaska será el estado de EUA más afectado), Palin ha tratado de hacer énfasis en el hecho de ser una hockey mom (versión canadiense de la soccer mom, prototipo de la mujer blanca de clase media con hijos en edad escolar, dedicada a su familia), de su adhesión a los valores “tradicionales” y de estar alejada de la “corrupción” y de la “codicia” típicas de Washington. Aun así, la polémica está servida. En Alaska ha usado dinero de los contribuyentes y su cargo como gobernadora para promover causas y eventos de tipo religioso, y se ha opuesto a programas de prevención y de educación sexual, mostrándose partidaria, en cambio, de aquellos que promueven la abstinencia sexual como método de planificación familiar. Irónicamente, cuando la hija adolescente de Palin resultó embarazada de su novio, la gobernadora “apoyó” la “decisión” de Bristol de tener el bebé y de casarse con el padre.

La campaña y la obsesión mediática

Pocas semanas después de su designación, los medios intentaron, al comienzo sin éxito, obtener entrevistas con la candidata. Pronto, ABC, Fox News y CBS obtuvieron “exclusivas” (más adelante, luego del debate con Joe Biden el 2 de octubre, CNN y Univisión, entre otros, lograrían hablar con Palin). Estas intervenciones dejaron ver las graves falencias de la candidata, especialmente en conocimientos de política internacional. En la entrevista con Charles Gibson de ABC, Palin dejó ver que no conocía la llamada “doctrina Bush” (léase, “autodefensa preventiva”), y abría la posibilidad de un conflicto bélico con Rusia. Y en la entrevista con Katie Couric de CBS, una nerviosa Sarah Palin aseguraba que el hecho de que “nuestros vecinos sean países extranjeros”, refiriéndose a Rusia y a Canadá respecto de Alaska, realzaba sus “credenciales” en política exterior. Las primeras preocupaciones entre algunos republicanos surgieron. Semanas más tarde, la gobernadora aparecería en Univisión para atacar a Hugo Chávez y afirmar que la política migratoria será estricta en caso de ganar los comicios.

En el debate vicepresidencial del 2 de octubre, Palin superó las muy bajas expectativas que se cernían sobre ella, gracias a un intenso “entrenamiento” previo, al uso de tarjetas para dar sus respuestas “libreteadas” y a la sistemática evasión de los temas propuestos por la moderadora, amén de sus frecuentes guiños y sonrisas a la cámara. No obstante, el consenso general entre analistas, expertos y el público en general fue otorgarle el triunfo al demócrata Joe Biden.

Después del debate, Palin se entregó a la campaña en plaza pública, dedicada más a atacar a Barack Obama que a hablar de los temas que preocupan a la mayoría de los estadounidenses (la crisis económica). Sus cada vez más polémicas declaraciones han incluso ocasionado fracturas en la propia campaña, en la que algunos sectores la ven como una rueda suelta, especialmente cuando se supo de los US$150.000 que la campaña gastó en ropa para la gobernadora. Importantes republicanos como Colin Powell, además de brindarle su apoyo a Obama, criticaron duramente la elección de Palin como candidata vicepresidencial.

  Palin y el productor de Saturday Night Live, Lorne Michaels, observan una pantalla donde aparece la comediante Tina Fey imitando a la gobernadora, durante la transmisión del programa del 18 de octubre de 2008 (Foto: Dana Edelson / NBC)

Desde el comienzo, Palin fue objeto de burlas y sátiras en programas como Saturday Night Live de la NBC, cuya ex estrella Tina Fey volvió para imitarla aprovechando su parecido físico. A mediados de octubre, Fey y Palin se cruzaron frente a frente en el programa. Desde sus declaraciones y sus errores hasta su acento de Michigan (estado del que provienen muchos colonos que se asentaron en la región de Alaska donde Palin se crió) han sido parodiados y riduculizados. El fin de semana anterior a los comicios, un dúo cómico de Montreal le hizo una ‘pega’ telefónica, haciéndola creer que hablaba con el presidente francés Nicolas Sarkozy.

Quizás lo único seguro es que estos dos últimos meses han sido los más vertiginosos en la vida de Sarah Palin, “la hockey mom con lápiz labial”, víctima del exceso de exposición y de atención que, no obstante, se esmeró en buscar, más cuando estalló la crisis económica que le propinó un duro golpe a la campaña republicana. Queda por saber si Palin se convertirá en la nueva vicepresidenta de EUA, con muchas opciones de convertirse en “comandante en jefe” dada la avanzada edad de McCain, o si quedará en el ambiente la incertidumbre de su futuro político. Aun así, la figura de Palin revitalizó la campaña y pasará a la historia como el terremoto político que representó.

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