Hace no tanto, se les llamaba a estos rubios venidos de los valles del Rhin y del Danubio, los “tanques alemanes”. Gigantes que manejaban bien el balón, pero que también hacían ver (y sufrir) su presencia física. Hoy es otra Alemania.

El capi viene a ser una especie de baluarte para la cultura norteamericana y es quizás de los pocos héroes que han vivido el desarrollo histórico del siglo XX.

Todo se daña en esta vida hasta los relojes y más si funcionan a la antigua con engranajes, el uno dependiendo del otro. Si uno sólo falla, el mecanismo se para. A Suiza, le duró 559 minutos el tic tac perfecto.

Increíble. Quien sólo haya visto el primer tiempo de este partido, se negaría a creer el resultado final del partido a favor de Portugal que va camino de convertirse en el más abultado de este mundial.

Brasil sigue haciendo lo de siempre desde que apareció en la historia del fútbol, ganar. No importa cómo. Antes lo hacía con jugadas de mago, con la improvisación que dejaba derrochar el talento. Hoy, con el Dunga práctico, simplificó su juego. Espera, arma la jugada, analiza los espacios, hace los pases precisos y en el último cuarto de cancha, mete la pelota en la red.

Paraguay no la ha tenido fácil. Este pequeño país ha crecido a la sombra de vecinos poderosos en todo, incluso en el fútbol. Nada menos que Brasil, Argentina y Uruguay que siempre le han puesto condiciones para vivir. ¿Qué puede hacer un enano en tierra de gigantes? Aprender a sobrevivir.

Las frases con las que comienzo este escrito se las dije a mi madre en una mañana lluviosa de hoy domingo 20 de junio, fecha de elecciones presidenciales en Colombia, momentos en que observábamos que una pareja de vecinos iba rumbo al puesto de votación, en el marco de una tranquila jornada de elecciones.