¡Somos geniales!
Viernes 18 de Abril de 2008 3:25 COTPoco después de haber sido elegido presidente, Lázaro Cárdenas andaba por su tierra cuando se le acercó un campesino muy humilde que le gritaba: “Tatita, tatita, no dejes que te hagan estatuas, no dejes que te callen”. La petición encerraba una verdad grande y sabia. A veces, la mejor manera de callar a alguien es haciéndole un estatua, un homenaje o dedicándole un día.