Dionet
Ética en InternetPor Marsares
mircoles 3 de mayo de 2006 0:24 COT
Hablar de Internet es como hablar de Dios. Es un ser inmaterial que todo lo puede porque todo lo sabe. Hecho a imagen y semejanza del hombre, posee al igual que nuestra especie, sus grandes defectos y sus grandes cualidades.
Puede convertirse en la mejor ayuda como sucedió con el tsunami que arrasó el pacífico sur. o transformarse en una herramienta eficaz para la democracia, como lo sabe Corea, donde su alta conectividad permite a los ciudadanos reaccionar de inmediato ante medidas gubernamentales que los afecten.
Pero también puede constituirse en la peor desgracia y para muestra tenemos la pornografía infantil que se ha esparcido como nunca gracias a la red, o las estafas en línea que se apropian de identidades y patrimonios, más rápido que la ley que las persigue.
Omnisciente y omnipresente
Como cualquier dios que se respete, el que hoy gobierna nuestras vidas está en todas partes. Un cajero electrónico, el pago en un supermercado, el registro de antecedentes, un simple correo, cualquier actividad cotidiana nos lo muestra.
Sólo faltaba que nos acompañara a todas partes. El Wi Max lo ha hecho posible. Ya no se necesitan cables. En un parque, en cualquier acera, en el salón de belleza, incluso en los templos de las divinidades de antaño, lo llevamos consigo.
Le consultamos nuestros problemas, nos permite hablar con nuestros amigos, nos acompaña, nos alegra y, ladinamente, como antaño lo hicieron sus ancestros, nos hace creer que somos los reyes de la creación, porque gracias al nuevo misal, nuestro PC, todo lo tenemos a nuestro alcance.
Los fieles
Como el predicamento de Jesucristo, también dionet nos recuerda en todo momento que "muchos son los llamados y pocos los escogidos". El los selecciona, empezando por sus oficiantes, dueños de sus secretos y artífices de que dionet sea el mejor.
Luego están sus fieles, que han conquistado este título porque tienen el nivel de conocimiento que se requiere para entenderlo y el dinero que les permite llevarle sus ofrendas, porque dionet, como todo dios que se respete, es insaciable.
Los demás, los de la periferia, simplemente no pueden llegar a él. Los bolsillos desocupados no son buena carta de presentación. Tampoco el bajo nivel cultural. Por eso deben agachar la cabeza y simplemente permitir, como siempre, que en los pasillos del poder gobiernen sin ellos.
La doctrina
Pero un dios no puede existir sin una doctrina que la fe de sus seguidores la convierta en dogmas como confiabilidad, veracidad y autenticidad. Todo lo que él proporciona, viene bautizado con ellos. Es su marca de fábrica.
¿Existe el beneficio de la duda? Casi imposible. Demasiados datos para confrontarlos, de ahí que solo la fe es la única razón que tiene el usuario para dar por verídico el pequeño espacio del templo que llegue a conocer.
Los pecadores
Pero no todos los guardianes del templo se dedican a la oración. Muchos lo aprovechan en su propio beneficio. Unos lo hacen para bien, otros disfrazan los postulados, manipulan sus datos, falsifican sus resultados.
Pero estos nuevos pecadores tienen mayores facilidades que los antiguos. El carácter hipertextual de dionet les permite integrar todo tipo y tamaño de contenidos, mezclando lo cierto y lo falso de tal manera, que la verdad quede secuestrada sin que nadie lo note.
Aquí todo es posible. Lo cuestionable pero legal; lo veraz pero ilegal; lo cuestionable sumado a lo ilegal. ¿A quién creerle? A todos, porque acá la fe es lo único que importa.
Este es el reino de la nueva realidad y las nuevas ganancias.
Y también un nuevo invasor de conciencias. Dionet se adentra en uno, tan eficazmente, que va en camino de convertirse en el mejor de los dioses, porque a cada quien le habla en su propio lenguaje.
Google, uno de sus más influyentes cardenales, es el ejemplo. "Yo lo sé todo y quiero compartirlo con ustedes", nos dice a diario. ¿El precio? La visita le permitirá esculcarnos para traernos de vuelta una publicidad hecha a nuestra medida.
¿Cómo construir una escala de valores en este caótico universo de todos pero de ninguno? Por fuerza debemos partir de lo que tenemos, es decir, de nosotros mismos y nuestras formas de comunicación.
Una opción es empezar por lo que universalmente se conoce como los derechos de la comunicación: libertad de expresión y opinión, libertad y equidad en el acceso a la información y, autonomía y la propia responsabilidad.
Por ahora el purgatorio
¿Pero es aplicable en la red? Aunque el escepticismo cunde cuando se habla de estos temas, hay que hacerlo empezando por lo más simple, a través de una autorregulación en nuestras comunicaciones privadas virtuales.
En este reducido ámbito, la aplicación de normas éticas y las sanciones correspondientes suelen tener algún grado de efectividad, aunque muchas veces conspiren el anonimato y el carácter pasajero de las relaciones que allí se entablan.
También en los foros, sobre todo académicos, puede la semilla caer en tierra fértil. Allí, los intercambios de información y el análisis consiguiente, con posibilidad de verificación y cuestionamiento, convierten en indispensable el respeto y, por ende, la credibilidad gana amplio terreno.
De igual manera, en el ámbito periodístico, como se practicará en equinoXio, la aplicación de las máximas que lo rigen da lugar a nuevos avances. Así, encuentran razón de ser, la orientación a la verdad y la crítica, la responsabilidad en la búsqueda y el análisis de la información, y el respeto a la vida privada de las personas.
El paraíso terrenal
¿Hay esperanza? Por supuesto que sí. También en esta religión hay posibilidad de llegar al paraíso, sólo que como todos los paraísos, el camino es difícil, tortuoso, plagado de piedras y tentaciones.
La ventaja es que dependemos de nosotros mismos y de la persistencia en la aplicación de nuestros valores para que dionet sea manejable, como todos los dioses que en el mundo han sido.
mircoles 3 de mayo de 2006, 12:23 COT
Debo admitir que el título de este post está muy bien escogido, aunque YO no compararía a el Internet con Dios. Sin embargo no hay que dudar que en la época actual (que ya deberían quitarle ese nombre de contemporánea) eso que llamamos “era digital y electrónica” ha pasado a ser parte importante de nuestras vidas, si el sistema colapsa todo colapsa y es la catástrofe mundial, me alarma el nivel de dependencia al que hemos llegado, pero lo más alarmante es que ha sido tan vertiginoso que el ser humano no ha tenido el tiempo para sentarse a reflexionar sobre los “nuevos valores” que deberían estar involucrados con esto del Internet, por ejemplo en el caso de la pornografía infantil………cómo deben ser las actitudes de los padres?. O ¿hasta qué punto nos volvemos flojos y cómodos con toda la información a mano como en Google, y no nos tomamos el tiempo de decantarla, asimilarla, analizarla?. Lo más grave de esto es el manejo de la información ya que esta da mucho PODER y con Internet está servida en bandeja de plata y en su cama.
lunes 8 de mayo de 2006, 16:04 COT
Bailarina:
Es cierto, la tecnología va tan rápido construyendo un enrevesado mundo virtual, que va dejando regada en el camino la escala de valores que ha construido nuestra civilización. Hoy, el poder está del lado del que posea y maneje mejor la información. Pero hay que dar los primeros pasos construyendo una ética personal que apliquemos rigurosamente en la blogosfera.
Gracias por el aporte y la visita.
lunes 15 de mayo de 2006, 23:57 COT
[…] Conclusiones Convite > Ética en Internet Por: Marsares15 de mayo de 2006 No sé por qué, leyendo los escritos remitidos a nuestro primer convite, me vino a la memoria Mad Max. Una civilización caótica, sin nada más que el deseo primitivo de sobrevivir. Y esto es Internet: anárquica, sin reglas, muchos de cuyos habitantes sólo siguen una norma: primero estoy yo, los demás no importan. No obstante, grupos humanos, como en la sorprendente película australiana, construyen nuevas comunidades virtuales, dándose las reglas que les permitirán fortalecerse. Como en la realidad, pese al individualismo de los habitantes de la red, la única posibilidad de crecer y desarrollarse, es a través de estos grupos virtuales. Y esto es precisamente lo que destaca Administraciones en red, el blog vasco, que participó en el debate: una nueva ética parte de la creación de comunidades hacker, con identidad de principios y objetivos. Habitantes que no abandonan su individualidad, pero que hacen del servicio a los demás, el principio que rige su vida, respetando la libertad de expresión, la privacidad y los estilos de vida de cada quien. Pero acá no hay reglas estrictas, aplicables como una receta a todos por igual. Y Mauricio llama la atención sobre esto. Nuestra diversidad cultural impide uniformar al planeta con rígidas normas. Lo fundamental es que cada quien, de acuerdo con el contexto cultural en el que viva, desarrolle su propias reglas de comportamiento, partiendo de la autorregulación como lo indica Marsares. Pero claro, primero hay que partir de nosotros mismos, como acertadamente lo señala Julián . De lo contrario, si uno cosa somos y otra lo que mostramos, esta falta de coherencia nos derrotará en la red. Solamente, en la medida que seamos uno solo en nuestras palabras y nuestros hechos, podremos llevarlos a la práctica en la red. Pero, por supuesto, esta coherencia debe basarse en un elemento fundamental para vivir en comunidad: la sana convivencia, como lo señala Julio, que se refleja en el respeto por las ideas ajenas y la propia humildad que desecha ser dueños de la verdad, como lo asevera Alvaro. Si partimos de ahí, la construcción de un sitio para la reflexión, el diálogo y la comprensión, comienza a ser posible. Entonces, como lo señala la Rana Berden, teniendo claridad en lo que se busca, sencillez en el lenguaje y ofreciendo a nuestros visitantes pluralidad de puntos de vista, la concordia comienza a ser un hecho. Y si, además, como Carolina lo afirma, el respeto hacia los demás, hacia sus obras, citándolos cuando las usemos, lo llevamos a la práctica, quizás el caos, por lo menos en nuestro entorno comienza a retroceder. Enriquecedor este primer convite de blogs. Las ponencias fueron esclarecedoras y muestran que la preocupación por una ética propia del mundo virtual es una necesidad, que en muchos lados se comienza a desarrollar y que solo de nosotros mismos depende que sea una realidad y no una simple excepción. | […]