Zona retro
Columnas > La política en taconesPor Pilar Ramírez
viernes 7 de marzo de 2008 11:19 COT
1987: Ilona Staller gana la representación parlamentaria del distrito italiano de Lazia con más de 20 mil votos. Sus banderas políticas fueron el pacifismo y la oposición a la energía nuclear y las armas atómicas. A esta actriz porno, mejor conocida como Cicciolina, su actividad cinematográfica no le impidió obtener la diputación.
2000: María de Lourdes Rojo e Incháustegui –María Rojo- es elegida jefa delegacional en Coyoacán por el PRD; desde entonces, su carrera política no se ha detenido. Ha sido diputada en la Asamblea Legislativa del DF y senadora desde 2006. Los cargos públicos y de representación popular los ha combinado con su carrera como actriz, incluso participó en el reality show Bailando por un sueño. “Mi carrera artística nadie la borra, aunque digan que soy una perredista naca” afirma con seguridad la actriz.
2002: En pleno gobierno del cambio, el diputado panista Pancho Cachondo, poco conocido como Francisco Solís Peón, apareció desnudo en la revista política Cambio. El legislador, también llamado diputéibol por su afición a visitar lugares no de dudosa, sino muy conocida reputación, en lugar de hoja de parra usó el logotipo de su partido. El folclórico personaje no tuvo la comprensión de sus correligionarios, que no supieron apreciar su autoestima (porque, para tomarse esas fotos, hay que tenerla bien puesta), les pareció políticamente incorrecto y terminaron echándolo del partido, quizá porque lastimó algunas convicciones morales. Aportó muchos y picosos episodios al anecdotario político.
2006: Las diputadas perredistas Lorena Villavicencio y Alejandra Barrales y Brenda Arenas de Alternativa posaron con atuendos provocativos para una revista masculina. No faltaron las críticas, los enjuiciamientos y la moralina, pero prácticamente nadie negó que las legisladoras podían competir con modelos y actrices profesionales.
2007: Tanja Derveaux, una joven y bella estudiante de mercadotecnia belga hizo un alto en sus estudios para presentarse como candidata al senado. Basó su campaña en una oferta de sexo oral a sus votantes, creó en su página de internet una lista en la que se podrían inscribir quienes quisieran disfrutar de las 40 mil blowjobs (felaciones) que tendría reservadas a sus electores (parafraseando los 20 mil jobs que ofrecía el primer ministro). Hubo varias versiones de carteles de campaña en los que Tanja aparecía desnuda y su portal se convirtió en uno de los más visitados, se dice que más que el de la Casa Blanca. Tanja obtuvo el 1,5 por ciento de la votación, con 4 mil 500 sufragios, los cuales no fueron suficientes para que ganara. No se sabe si esos votantes han acudido a reclamar el cumplimiento de las promesas de campaña. Resultó curiosa su candidatura, pero no escandalosa.
2008: Se difunde una secuencia de la película Chiles Jalapeños donde aparece semidesnuda la diputada local Dalia Pérez. La participación en la película ocurrió dos años antes de ser diputada, cuando se desempeñaba como actriz y conductora de televisión. La difusión de esta escena de la película produjo varios efectos en la zona retro de la política local y nacional.
Una anécdota que debió haber quedado en la sección de crítica cinematográfica se subió a la agenda política no sólo local, sino nacional, y se mantuvo artificialmente en ella, alimentada por el tratamiento de los medios; hecho propiciado y aprovechado para desplegar trabajo político partidista de muy escasa categoría. La figura pública como legisladora y como mujer fue la materia prima del uso político de un simple trabajo anterior –acorde con sus actividades profesionales de entonces-. Se desató una campaña en internet, prácticamente de linchamiento, que pedía la renuncia de la diputada, con correos electrónicos que iban acompañados del enlace a youtube en donde fueron colocadas las escenas supuestamente reprobables.
Un periódico en línea alimentó días y días el tema con declaraciones de personajes diversos y con la publicación de correos electrónicos que envían lectores. Aún las notas, de apariencia exclusivamente informativa, no dejaban de editorializar. En algunas notas se le llamó diputada teibolera, dejó de ser la actriz que hace un papel para endilgarle como adjetivo la caracterización. Tienen serios problemas para distinguir entre la realidad y la ficción.
La participación de Dalia Pérez en la película y su ingreso posterior a la vida política no es comparable con prácticamente ninguno de los ejemplos citados, pero se le enjuició con más severidad y el tratamiento que se le dio fue simple y llanamente sexista. Verdadera zona retro de la política en la que participaron con singular alegría tanto los políticos como los medios. Un apropiado obsequio ahora que está cercano el Día Internacional de la Mujer.
Lo paradójico de esta historia es que Dalia Pérez le ganó el protagónico a Irán Castillo y, como ha sucedido en otros casos, la campaña negativa parece haber resultado, por fortuna, contraproducente.
ramirez.pilar[arroba]gmail[punto]com