¡Tocando la puerta! …¿o ya entró?
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
lunes 9 de febrero de 2009 14:53 COT
Después de la caída de Lehman Brothers y la constante faena de desplomes en las bolsas alrededor del planeta, la crisis se superpuso sobre la posibilidad que el evento de las subprime en EUA no afectara el mundo. En ese momento, el gobierno nacional, haciendo alarde de su “sobresaliente” manejo económico en el último quinquenio, señaló abiertamente que nuestra economía estaba “blindada” contra cualquier incidencia de la crisis en la dinámica económica local. Es más, en una de sus tantas exposiciones, el gobierno, representado por la Dr. Carolina Rentería y el Dr. Oscar Iván Zuluaga, señaló que no existía la posibilidad que la crisis mundial golpeara a Colombia por los canales que usualmente llevan a que se desencadene este fenómeno en el país.
Dichos canales fueron la solvencia y liquidez del sistema financiero local, la dinámica comercial y el flujo de inversiones desde el exterior. Como siempre, se adujo que la Política de Defensa y Seguridad Democrática había logrado afianzar la confianza inversionista, impidiendo que, con una crisis de las magnitudes en ese momento dimensionadas, los flujos de inversión se contrajeran. De otra parte, las cifras de confianza y solidez del sector financiero nacional, la supuesta prudencia de los bancos y la anticipación de la Junta Directiva del Banco de la República a un eventual recalentamiento de la economía, llevaban a que se le atajara el camino a la crisis por el canal financiero. Finalmente, se expuso la situación comercial, en la que se mostró la dinámica de exportaciones nacionales y cómo esta se ha venido expandiendo a lo largo del último quinquenio.
Ahora bien, como se mencionó en un artículo publicado en la presente revista, y siguiendo artículos afines publicados en diarios como Portafolio y La República, e incluso, la prestigiosa y afamada revista The Economist, la crisis mundial resultó más grave de lo que se creía. La semana pasada se publicaron de manera masiva los pronósticos del FMI para el crecimiento de la economía mundial, según los cuales se espera un triste 0,5% en 2009, cifra muy inferior a la pronosticada hace un par de meses que era del orden de 2,2%. Este nuevo pronóstico de crecimiento ostenta el título de ser el más bajo desde la fundación del organismo internacional. De otra parte, los despidos masivos y las expectativas de depresión por todo el planeta, entre otros eventos, señalan el inminente escenario que le espera a la economía mundial.
Volviendo al tema colombiano, la crisis empezó a cometer estragos mucho antes que las autoridades lo percataran. Las cifras de crecimiento del sector industrial se descolgaron alrededor de 13%, un dato no visto desde hace una década. De la misma manera el nivel de empleo empezó a ceder, contando ahora con un poco más de 500.000 desempleados. Las expectativas de crecimiento de exportaciones también se vieron golpeadas. En 2008, supuestamente, las exportaciones nacionales pudieron situarse en el orden de los US$38.000 millones, contrastando de manera fuerte con las expectativas para 2009, que no llegan ni siquiera a los US$33.000 millones. La crisis está tocando la puerta anunciando que va a entrar, y como un virus dentro de un cuerpo inmuno-deprimido, para poder acabar con todo una vez lo logre.
El asunto es que la crisis mundial sí entrará por los canales anteriormente mencionados. En primer lugar, la confianza inversionista se la podría comparar como el invitado molesto cuya actitud es “indio comido, indio ido”. Parte de la inversión extranjera correspondía a inversiones de corto plazo; en muchas ocasiones, esta inversión se disfrazaba para poder saltarse los controles de las autoridades económicas locales. Ahora bien, por mucha Seguridad Democrática y por muchos “positivos mediáticos”, lo primero que hacen los flujos de inversión en medio de una crisis es salir apabullados a refugiarse en activos e inversiones seguras, las cuales no propiamente se consiguen en países en vías de desarrollo (un proceso similar a lo ocurrido a finales de la década de 1990). Es evidente entonces que los flujos de inversión extranjera se contraerán, golpeando la expansión de la demanda agregada local.
El sector financiero tendrá también un “coletazo”. En primer lugar, es posible que se experimente falta de liquidez por no tener una banca externa con la capacidad de préstamo a la banca local. De la misma manera, al contraerse los flujos de inversión, tanto extranjera como local, y un aumento inminente en el desempleo, la cartera morosa podría experimentar un crecimiento exacerbado, poniendo a tambalear la estabilidad y la solvencia del sistema financiero. Esto se está evidenciando con la masiva venta de cartera morosa presenciada en las primeras semanas del año en curso.
Finalmente las exportaciones. Este campo resulta delicado, pues más de la mitad de lo que vendemos al exterior son exportaciones denominadas como “tradicionales” enviadas precisamente al núcleo de la crisis: EUA y la Unión Europea. Las exportaciones no tradicionales también sufrirán una contracción, ya que éstas no sólo van a los países en mención, sino que gran parte se vende en Venezuela, otra nación que por su ostensible dependencia del petróleo va a sufrir con rigor los efectos de la crisis mundial.
Ahora, el gobierno anda ideando planes de choque “por siacas”, como si la crisis no estuviera en la puerta para entrar –¿o ya está acá?–. El plan de gasto en infraestructura, el cual asciende a 55 billones de pesos, podría ser útil si no estuviera tan mal planeado tanto en su financiación (en donde se estima un 60% de inversión privada) como en su ejecución (si el 80% de los planes de inversión de 2007 están rezagados, ¿cómo estarán los del supuesto gasto en infraestructura?). De la misma manera, el plan de choque expuesto la semana pasada por el Ministerio de la Protección Social está de la mano con el gasto e infraestructura, sólo que se buscaría una mayor vinculación de los cesantes con las cajas de compensación familiar y el SENA, supuestamente, para brindarles capacitación.
A modo de reflexión, el único escudo que hubiese podido “blindar” a Colombia de la crisis fue desechado por el gobierno de turno; en primer lugar, nunca se pensó una reforma financiera estructural la cual socializara el crédito y reactivara así los procesos productivos desde lo local. En segundo lugar, no se pensó una reforma financiera que desacumulara el mercado, sino que se siguió jugando a tener los servicios financieros más costosos del planeta. En tercer lugar, aprovechando la época de auge (se debe tener en cuenta que el crecimiento de 2006 y 2007 fue “promedio” al lado de otros países del continente), se debió conducir a la austeridad fiscal, cosa que impidieron los consejos comunales, el monumental gasto asistencialista y la Política de Defensa y Seguridad Democrática… como se advirtió en algún momento: ¡las guerras son caras!. El problema es: ¿se inflará la cuenta de cobro en un escenario de crisis mundial y desaceleración?
lunes 9 de febrero de 2009, 16:42 COT
El gobierno confía en que los dineros del Plan Colombia serán suficientes para sortear la crisis. Puesto que esos dineros van a parar a las cinco familias que siempre han gobernado el país entonces no hay razones para el pánico. El resto de los colombianos, después de todo, ya estamos acostumbrados a vivir sin gobierno y sin plata y en medio de la guerra.
domingo 14 de febrero de 2010, 01:33 COT
como esta senor julian estoy buscando a alguien que tiene su mismo nombre desria saber si es usted porfa escribame a mi correo
lunes 15 de febrero de 2010, 00:13 COT
Carlos,
¿A qué julián busca?¿qué características tiene?