Smallville
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 29 de junio de 2011 0:01 COT
Luego de 10 años de duración de esta exitosa serie, me es muy difícil adelantar un análisis detallado de la misma ya que ha corrido mucha agua bajo el puente. Tan solo podré resaltar aquellos aspectos que me parecieron más importantes y que definitivamente marcaron una nueva perspectiva acerca de la adaptación del cómic a la TV.
(¿habrá que decir que es de Alex Ross?)
Quienes han seguido la serie fielmente, o quienes un buen día se engancharon con ella, es más, quienes la abandonaron y de vez en cuando le dan un repaso, recordarán que durante una buena parte de la trama todo se remitía a un poderoso triángulo amoroso entre Clark, Lex y Lana (¡Kristin Kreuk, amor platónico!). Quizás fuera este estilo juvenil de relaciones truncadas lo que le diera un primer empuje para gusto del grueso público. En resumen, durante buena parte de las primeras 4 temporadas se relegaba mucho del potencial argumental de Superman en procura de mantener la atención del espectador en este singular tinglado romántico, aunque se deslizaban ya algunos personajes icónicos en la saga de Superman, como por ejemplo Pete Ross, gran amigo de Clark, una versión de Kripto, el perro kriptoniano, y otro villano notable en la saga: Morgan Edge.
(Insisto… ¿debo decir quién lo dibujó?)
Más que nada estas primeras temporadas les rendían homenaje continuo a las películas originales y a sus protagonistas: nótese que la actriz que interpreta a Martha Kent fue Lana Lang en Superman III y en algunos capítulos aparece Margot Kidder (Luisa en las películas), la voz de Jor-el pertenece al actor Terence Stamp, que interpretó al General Zod en Superman II, además de la inclusión-homenaje más que merecida de Christopher Reeve. Incluso se llegó a homenajear a Los Dukes de Hazzard, cuyo protagonista aparece como Jonathan Kent.
Pero como todo recurso tiende a agotarse, llegaba el momento de darle un segundo aire a la historia y poco a poco se empezó a reconfigurar la relación de los tres protagonistas. Me atrevería a decir que casi como un golpe de suerte alguna vez apareció cierto personaje que remontó la trama en la línea de gusto de los fans más cercanos a los cómics. Me refiero a la incursión en un capítulo de Victor Stone (aka Cyborg), personaje que en el cómic forma parte de los Jóvenes Titanes, y la aparición fugaz de un despistado Perry White.
Comenzar a involucrar a Clark con otros héroes del Universo DC empezó a extender el potencial de la trama y de esta manera salir del atolladero amoroso que se volvía demasiado trillado. Poco a poco la galería de héroes comenzó a poblar el argumento de Smallville, a saber: la aparición de Luisa Lane (Erica Durance, que me roba el aliento a cada rato), Sam Lane, Jimmy Olsen (el tío del original, pero eso se explica mucho después), Aquaman, Impulse (no confundir con Flash, aunque es su nieto venido del futuro) y en especial la constante de Oliver Queen (Flecha Verde), hasta llegar a la sexta temporada con unos capítulos magistrales de la serie, en especial el titulado “Justice”, que pone en el tapete el germen de lo que sería la futura Liga de la Justicia.
Paralelo a esto se comienza a explotar la nutrida galería de villanos de Superman y es destacable la aparición de dos que fueron muy bien manejados y adaptados a la trama, me refiero a Brainiac y Bizarro, quienes aquí aparecen más estrechamente vinculados a la herencia kriptoniana que en sus versiones originales del cómic.
Con esta nueva ola creciente era menester ubicar guías o mentores más fuertes en el camino de Clark, y es entonces que se vincula a la trama a Martian Manhunter y la acertada idea de integrar a Supergirl (con la actuación de la absurdamente hermosa Laura Vandervoort ¡a quien amo en silencio!), a la vez que se atisba otro de los grandes villanos de Superman: el General Zod.
Los conflictos se vuelven más frecuentes y el derroche efectista es cada vez más necesario y arriesgado, los personajes secundarios adquieren cada vez mayor peso y madurez, incluso el personaje de Chloe Sullivan (creado ex profeso para la serie) se vincula de modo definitivo en la trama y deja sentadas las bases de lo que el buen conocedor de la saga de la Liga de la Justicia reconoce muy bien como la base de operaciones definitiva: la Watchtower.
El conflicto Clark-Lex no era tan grande como el conflicto evidente Welling-Rosenbaum y pese al poder actoral que sentaba el segundo con su impecable caracterización de Lex, decidió renunciar a su rol, lo que llevó a una sacudida que era difícil de sostener: ¿cómo matar a Lex sin matarlo?
Sospecho que más de un guionista terminó en crisis para reconfigurar la trama sin Lex, fue entonces necesario plantear un Lex que se mantuviera omnipresente aunque Rosenbaum ya no estuviera allí para encarnarlo. La salida, sin ser totalmente convincente, se convirtió sin querer en otro aire para la serie.
De nuevo un toque femenino se incorpora con el personaje de Tess Mercer (Cassidy Freeman, ¡quien me mata con su mirada de gato!), que en el cómic siempre ha sido una especie de guardaespaldas de Lex y que acá asume un rol de herencia poderoso del imperio Luthor. Entonces la trama continúa evolucionando y trayendo más personajes del cómic durante la que he dado en llamar “la temporada Doomsday”. Aquí tenemos un paso genial en la evolución del personaje de Superman en la que el único enemigo que será capaz de matarlo (por un tiempo) tiene su origen de nuevo íntimamente asociado a Kripton. Dos nuevas heroínas entran en la trama, Zatanna y Canario Negro (de la mano de otras dos mujeres roba-aliento cuyos nombres se me escapan), y la villana más sexy de la saga de Superman: Lady Máxima.
Por no citar un capítulo de antología con los tres fundadores de la Legión de Superhéroes del futuro (Astro, Saturna y Relámpago) que viajan al pasado para conocer a su inspirador Clark Kent/Superman, evento tomado fiel al cómic, que también da pie para que se plantee el origen de otro legionario que surge de los restos de un villano: Brainiac 5.
De la novena temporada se descuelgan unas sorpresas muy interesantes, quizás sea la más rica en la inclusión de personajes y complejidad de tramas: tenemos una versión más joven del general Zod venida a la tierra en la mítica “ciudad” u orbe de Kandor, un montón de problemáticos kriptonianos, la increíble versión más joven del mismo Jor-el, ¡los gemelos fantásticos!, los villanos Metallo, Parásito, Plastique, Roulette y Banshee, la recuperación de la veterana JSA (a saber: Hawkman, Sandman, Star Spangled Kid, Dr Fate), la aparición del grupo Jaque Mate, dirigido no por Maxwell Lord (villano a ultranza de la JLA) sino por la agente del gobierno Amanda Waller (que sale más en la serie animada JLA Unlimited)… etc, etc.
Llegando al inevitable final, debo decir que no he visto toda la última temporada completa. Los primeros capítulos nos traen a uno de los más grandes villanos de la saga de Superman y del mismo Universo DC: el temible Darkseid y sus macabros colaboradores, Desaad y Abuelita Buena con sus Furias, junto con Deathstroke Terminator y el regreso de Supergirl (¡aleluya!). Algunos otros capítulos me han parecido algo de relleno y pues en últimas lo que había por contar está más que contado, es más, el regreso de Lex como un clon vendría a zanjar de una vez el problema de su sentida ausencia y de paso vincularlo con la trama original del cómic, en la cual Lex Luthor ya se ha clonado varias veces.
Dejo aquí este ejercicio para que el lector lo complete cuando vea el último capítulo de Smallville, que de seguro yo veré encerrado en un ala psiquiátrica de máxima seguridad… buenas noches y esperemos que se cumpla la profecía gráfica que creó el maestro Alex Ross hace 4 años: si alguien en verdad merece llevar la capa de Superman al cine es Tom Welling.
martes 5 de julio de 2011, 20:53 COT
Ay, Erica Durance (suspiro)…