Salario mínimo, empresas y trabajadores
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
jueves 13 de enero de 2011 13:33 COT
El presidente Santos, en una decisión inédita, acaba de subir al 4% el incremento del salario mínimo, modificando su decreto de hace pocas semanas de tan solo un 3,4%. Son muchas las consideraciones que se han hecho y pueden hacer sobre este acto. Los representantes de los trabajadores han alabado el hecho como una rectificación valiente, aunque consideran que ni aun así el poder de compra de los beneficiarios se mantiene siquiera al nivel del año anterior. Los empresarios, que en la mesa de negociación se habían cerrado en un mísero 3%, han dado opiniones dispares. Para los comerciantes es algo que los beneficia pues les incrementa sus ventas. El representante de los exportadores lo considera un obstáculo más para la supuesta “competitividad” en el mercado internacional (¿No deberían incrementar la calidad y la productividad?). Los ganaderos y agricultores dicen que de poco servirá si no se mejora la infraestructura del país tras los desastres de la ola invernal, pues sus productos se van a encarecer en el mercado. No se qué dirán los industriales y, más que nada, los banqueros, aunque me temo que de inmediato elevarán los costos de sus bienes y servicios muy por encima de ese porcentaje. Así lo habían hecho ya los trasportadores urbanos (taxis y buses) y seguro lo harán los de carga, como lo hizo el gobierno con los peajes y la gasolina.
¿Qué podemos pensar los demás? En primer lugar, que el Presidente Santos mostró sensibilidad y valentía al mismo tiempo. Rectificar de inmediato una decisión que apareció injusta al conocerse el verdadero incremento del costo de la vida del año pasado era de justicia, pero requería voluntad y decisión cambiar el decreto cuando nunca se había hecho. Ojalá todos los gobernantes rectificaran oportunamente sus decisiones, sobre todo cuando afectan a los más débiles. Igual sensibilidad y decisión ha mostrado frente a la terrible situación de los daños y de los damnificados de la pavorosa ola invernal. Decretar la emergencia económica y, con ella, la ampliación del impuesto al patrimonio y otras medidas similares, son decisiones que muestran sensibilidad social y que ojalá den la pauta para otras en la misma dirección en el futuro. A mí me han impactado las prioridades que ha expresado el señor Presidente: primero que todo, dar alimentación, techo, salud y educación a todos los damnificados; luego se resolverá lo demás. Igualmente, su convicción de que la crisis es una oportunidad, mucho más que un freno para su obra de gobierno. Ojalá todos los colombianos trabajáramos con esa meta.
No puedo terminar sin una reflexión. ¿Qué significa el salario mínimo actual para los trabajadores? Realmente muy poco. Todos los economistas reconocen que no cubre ni siquiera sus necesidades básicas. Es un salario que perpetúa la pobreza aun de los trabajadores formales, pues ninguno va a salir de ella con un ingreso que no alcanza a cubrir la canasta familiar. Mucho menos los informales, que son muchos más. Menos aún los desempleados.
Pero, ¿para los empresarios es una carga excesiva? Es lo que dicen. De hecho, cualquier aumento implica mucho más que el reajuste del salario en sí, debido a los parafiscales que representan alrededor de un 50% adicional. Pues bien: ¿no valdría la pena repensar estos? ¿No hay una duplicación en el seguro de salud, ARP y SOAT? ¿No representan un paternalismo trasnochado algunas de las instituciones intermediarias (Cajas de Compensación, Sena, etc.) cuando los trabajadores podrían manejar por sí mismos su salario? Es más. ¿Se justifica que una fami o microempresa tenga que pagar los mismos parafiscales que un mediana o grande? ¿No es esto lo que impide que se formalicen, para bien de todos?
sbado 15 de enero de 2011, 12:30 COT
Del 3.4 al 4% no es mucha la diferencia, es como que el presidente Santos quisiera aparentar eso, ser un santo. El salario es toda una humillación. Empleo si hay pero en la delincuencia organizada.