Pasatiempo: Odiar
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
jueves 12 de agosto de 2010 16:51 COT
Conozco personas a quienes les apasiona encontrar motivos de odio verdadero y profundo, seres a los que la sola posibilidad de lanzar sus ataques contra un blanco jugoso y distraído les hace brillar los ojos, individuos que salivan de sólo pensar en los chismes que podrán esparcir acerca de alguien, más aún si tendrán la oportunidad de crearlos.
Generalmente noto la existencia de estos personajes cuando se sueltan, cuando sienten la confianza suficiente para dejar fluir sus agresiones abiertas o escondidas. En otras ocasiones los reconozco porque me corresponde ser el objetivo a destruir.
Aunque no soy coleccionista profesional de agravios y quejas, me sé muy capaz de revivir todo tipo de recuerdos, basada en las emociones que me produjeron las experiencias que los imprimieron en mi cabeza, por eso recuerdo con bastante claridad las veces que recibí críticas, fundadas o no, con toda la intención de herirme. Han llegado de variados lugares, desde bienintencionados amigos preocupados por mi eterna adolescencia, hasta de enemigos hechos a la ligera y sin ganas.
Lentamente estoy aprendiendo que no debo tomar decisiones ni evaluar situaciones estando cansada. La falta de sueño es equivalente al exceso de alcohol en la sangre, todo se ve distinto, más grave, más iluminado o más bonito de forma intercalada, por lo que prefiero dormir bien, esperar a que se retiren los efectos del guayabo (también conocido como resaca) antes de emprender las sendas elegidas. Sin embargo soy consciente de que no todos actúan así.
Algunos individuos tienen unas vidas tan aburridas y miserables, tan monótonas que han asesinado su imaginación, al punto que sólo pueden tener emociones fuertes siguiendo con las pautas que traen desde antes. Están aquellos que olvidaron (sí, para colmo perdieron la memoria también) otras formas de diversión distintas a lanzar críticas destructivas y empollar huevos de resentimiento. Se sienten conformes y menos incómodos sentándose en sus nidos de espinas para producir veneno hacia otros. Pueden pasar meses, años, incluso décadas y ellos seguirán esperando el momento en que sus objetivos caigan en desgracia, para anunciar a su audiencia que se ha quebrado la cáscara, que el engendro ha salido para permitirles gozar con la desgracia ajena, sin embargo esto no siempre ocurre.
Hay épocas durante las cuales las personas tienen los problemas de siempre: pierden el trabajo, se enferman, sufren robos, deben realizar reparaciones locativas y demás, para luego volver a emplearse, montar un negocio, recuperar la salud, irse de compras o disfrutar de la remodelación, con lo cual cometen un grave error, intentan ser felices, en algunos casos lo logran. El odiador aficionado sentirá como una traición personal que alguien más, alguien que no sea el, obtenga beneficios con esfuerzo, aun cuando no desee lo conseguido por otro, porque este ejemplar siente como una ofensa dirigida expresamente hacia el, cualquier suceso positivo que le ocurra a los demás.
Me estaría declarando mentirosa si negara que por temporadas el exceso de problemas y la falta de optimismo me han tentado a ejercer este pasatiempo, sin embargo con los años he aprendido que el tiempo y energía que pierdo odiando a otros, podría invertirlo provocándoles yo misma las desgracias o creando éxitos propios que les permitan a los odiadores amargarse solos.
He descubierto que el último método es más divertido y productivo, por eso prefiero reírme con frecuencia, hasta de mis errores, antes que desgastarme eligiendo gestos, palabras y medios para responder ofensas ajenas, que sólo me quitan espacio para llegar a los lugares donde realmente deseo estar. Esta es la forma que he elegido para amordazar a los odiadores.
Esta columna también está publicada en mi blog Licuc
jueves 12 de agosto de 2010, 21:29 COT
De odios está colmado el autor intelectual del atentado ocurrido en el día de hoy, mediante el cual se expresó elocuente y fehacientemente contra la dinámica cambiante de las costumbres zurriágueras.
Aún no me desperté muy bien cuando la noticia me hizo volver a la realidad procedente de ese paraíso que se confunde entre lo onírico y el destello tenue de alba lluviosa que no asomaba decididamente.
Y en esa confusión por elegir entre los dos paraísos que se cruzaban, ya hilaba la hipótesis loca de que ese acto terrorista es el detonante de la campaña por la alcaldía de la ciudad destruida por nules y otras catervas “desgirasolizadoras” y “despetrificadoras”
Odios bien llevados y muy dentro, dañinos y que se confunden con el bullicio de incertidumbres bien diseñadas por los aúlicos dispuestos para evocar la pesadilla 80´s, “hecho en Medellín” con todo y más odio…
jueves 12 de agosto de 2010, 22:53 COT
Esos son los pirotécnicos que Uribe había preparado para su salida. Por eso escapó del pais para buscar refugio en el norte.
mircoles 18 de agosto de 2010, 09:32 COT
K.D. interesante tono el de tu comentario. Es agradable encontrar gente que sabe estar inconforme evadiendo la supuesta necesidad de atacar, basada en la ignorancia.
Me hiciste dar ganas de leer otro libro de Laura Restrepo. Me gustó como criticó el comportamiento de ciertos grupos sociales durante el auge del narcotráfico en los 80.
jueves 19 de agosto de 2010, 14:13 COT
Enanos fuimos frente al descomunal engendró resultante de la contemporización de muchos y más sectores de la sociedad con el narco opulento y filantrópico, dueño del sentimiento de una hinchada gritando un gol o asesinando a un árbitro torcido. A esa entraña dominan como a jurado de miss colombia puesto por raymundos y sastres maricos.
Enanos de tracto continuado y remozado somos, ahora en versión de bolsillo sin cargador o audífono, venerándolos, condecorándolos, eligiéndolos, distinguiéndolos, subsidiándolos agroseguramente e impunizandolos de despojos a labriegos servidos en goulash como cierto negativo, paispropietariolizados con escrituras de notarios paridos del concubinato yidistico en macabro coito que engendros de orgias más, arrullan tanto idiota que engrosa urnas, encuestas, contratos, sentencias, leguleyadas y decretos de acuerdos o tratados monos canonizables de vaticanos lideres de abominaciones a bordo de jopitos de bebé para arzobisparce tal cual narcoparlamentario sesionando en la picota…
Adoro tu nota…y lo mio no son odios…
jueves 2 de septiembre de 2010, 17:02 COT
Nadie menciona que Uribe le escupió a toda la nación y en especial a Bogotá su odio por lo latino. No ha habido en la historia de Colombia un ser mas abominable que ese.