Palabras de paz
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
viernes 19 de agosto de 2011 21:06 COT
Aunque a un Presidente demócrata, culto y refinado como Santos le queda difícil abandonar del todo el lenguaje que tuvo que utilizar cuando fue Ministro de Defensa de su antecesor, como sucedió en parte de su mensaje desde Chile, con todo, el verdadero sentido de su pensamiento y voluntad está en las palabras de paz que expresó allí el pasado martes, motu proprio, sin que ningún periodista se lo preguntara: “el Estado está dispuesto a abrir la puerta de un posible diálogo a quienes quieran dejar el terrorismo y reintegrarse a la vida civil". Era su respuesta al mensaje de la guerrilla pocos días atrás.
Hace algunos meses escribí en esta misma columna que la paz es un derecho y un deber de todos los colombianos, reconocido por la Constitución, y que tanto los subversivos como el propio Gobierno, y con él toda la sociedad colombiana, debían trabajar por conseguirla. Hoy parece que ambas partes dan indicios de quererlo intentar. Sé que algunos pensarán que las palabras se las lleva el viento y nada más. Están equivocados. Las palabras, lo saben los sabios, pero lo entiende hasta el más ignorante, tienen un significado, representan una realidad. Es muy distinto decir que está abierta la puerta al diálogo con los que “quieran dejar el terrorismo”, a lo que antes se decía que “no se puede negociar con terroristas”. Abrir una puerta que estaba absolutamente cerrada es un avance asombroso que hace que todo el pueblo colombiano pueda respirar más tranquilo, vibrar con nuevos sentimientos, ver más cerca el cumplimiento de un anhelo de muchas décadas, si no de toda una vida.
El Presidente afirma que “el Estado está dispuesto a abrir la puerta de un posible diálogo”. En plata blanca, esto significa que reconoce en la guerrilla un posible interlocutor para la paz. Ya no son “unos terroristas, unos bandidos, unos criminales” que tienen que ser perseguidos por la justicia y condenados como tales, si no es que hay que “exterminarlos”, como alguna vez dijo el anterior Presidente en un momento de ofuscación. Es que el Estado, que no es solo el Presidente, tiene ya muchos caminos nuevos abiertos para una negociación de paz aceptable de parte y parte. Hoy existen multitud de experiencias de negociaciones promisorias, internas y de otros países, como la negociación con el M-19 y otras agrupaciones similares, o las de países como El Salvador, y hasta las realizadas por EUA con Vietnam, Irak, Afganistán, etc., o la de Inglaterra con el IRA del norte de Irlanda. También otra rama trascendental del Estado ha abierto caminos nuevos como la justicia alternativa, el beneficio de oportunidad y similares, lo mismo que el Congreso puede legislar para casos de especial relevancia, y ni siquiera se puede descartar un reconocimiento del estado de beligerancia a una guerrilla que siempre ha luchado por unos principios, así algunos medios como el secuestro y el narcotráfico para desarrollar su lucha los hayan desvirtuado casi por completo. Que Dios ilumine a uno y otros, para bien de Colombia y de todo el Continente.