Magnolia
¿Ar iu toquin tu mí? > ColumnasPor Carlos Vallejo
jueves 31 de mayo de 2007 22:29 COT
La vida de los otros me dejó con ganas de recordar esas películas ante las que te quedás sin palabras. Podría ser una trampa para pelear contra el afán y no escribir mucho. O podría ser la casualidad de que justo ayer, sin saber sobre qué escribir, vi de nuevo Magnolia. Que es una y que justamente habla, entre muchas cosas, sobre el azar: es algo que puede pasar. Entonces, entendiéndolo así, hay que decir que este filme es de Paul Thomas Anderson, uno de los directores gringos más talentosos desde que hace años, en el 97, hizo la genial Boogie Nights. Que dos años después haría esta maravilla de la que vamos a hablar y que habría de hacer en 2002 otra muy buena cosa que se llama Punch-Drunk Love y en la que, quién lo creyera, Adam Sandler se faja un papelazo.
La premisa de esta película, para contar lo mínimo de nuevo, es la de todos sus personajes, todos geniales y muy bien interpretados, todos agobiados por sus fracasos y frustraciones y, algunos, por los que seguramente vendrán. Así que esta vaina que escribo será sobre ellos, los dueños de esas historias que quizás se entrecrucen y quizás no y que son llevadas a la pantalla con un montaje perfecto.
Veremos a William H. Macy, el vendedor de carros que se mete en un embrollo terrible cuando secuestra a su esposa en Fargo, interpretando a un viejo fracasado que acaba de perder un insignificante trabajo y que conserva en la memoria el momento en el que muchos años atrás, siendo un niño, fue el ganador de un famoso programa para niños genios: “de niño era inteligente, ahora soy estúpido”. También veremos justamente a un niño genio que parece que le seguirá los pasos y que durante el programa en vivo te hará sufrir con un genial elemento de suspenso: sus ganas de orinar. Y al presentador del programa (Phillip Baker Hall), una gloria de la televisión que atraviesa un duro momento que ya descubriremos y cuyas culpas, que también veremos, son cargas muy pesadas. Pesadas también para su esposa, que tendrá que soportarlas. En este asunto tendrá que ver una sufrida joven cocainómana y un policía que se pasa de bueno y se pasa de solitario.
Phillip Seymor Hoffman, que hace uno de los mejores personajes de la sórdida Felicidad y que se ganó el Oscar por Capote, encarna esta vez al enfermero que cuida a al moribundo creador de este programa (Jason Robards, que actúa muy bien pero de quien creo no saber nada) y que, en ese punto límite entre la vida y la muerte, tiene lúcidos momentos cuando piensa en el pasado y en sus culpas. “Nunca permitas que te digan que no te arrepientas, nunca”, dirá en algún momento.
Su esposa, la del moribundo porque este enfermero es un solitario, es interpretada por Julianne Moore, sello de calidad en cuanto a personajes femeninos como por ejemplo los de Las horas y Short Cuts, y que permanece en un tensionante estado de nerviosismo y calmantes y antidepresivos y en la mirada tiene los indicios de estar bordeando la demencia. Como demente puede parecer el ahora demente Tom Cruise, sí, en su genial actuación, llena de matices y emociones al límite, la que más me gusta: es un excéntrico motivador machista que hace de sus conferencias un show, que tiene un libro que se llama Seduce & destroy y cuyo desarrollo en la película es fascinante. Ya vas a ver, aquí, la secuencia en la que se nos presenta a éste, Frank Mackey, y vas a saber, si no sabés, de qué hablo cuando digo que este tipo puede ser un gran actor.
Lo que viene después será algunos cruces entre algunos, grandes decisiones e indecisiones, la sensación de que “el pasado ha saldado sus cuentas con nosotros, pero nosotros no hemos podido acabar con él" y mágicas lluvias, no necesariamente de agua, que podrían cambiarlo todo cuando se piense que “sólo son cosas que pasan”. Y, antes de todo, cuando la película inicia, una fenomenal secuencia armada con algunas historias sobre el azar.
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mircoles 6 de junio de 2007, 13:04 COT
Además de tener algunos problemas de memoria cinematográfica, Magnolia la vi en una época de espectadora zoombie, así que no saqué provecho de ella en ningún aspecto.
Por lo que leí de tu buena crítica, el reparto es excelente teniendo en cuenta que dichos actores forman parte de algunas de mis películas favoritas que reseñaste.
Por ejemplo, recomiendo Punch-Drunk Love. Sandler hace un pequeño paréntesis en su carrera como actor comercial de películas como Click, en la que es más interesante ver al Chapulín con su chicharra paralizadora, para hacer un buen papel de simple hombre trabajador con algunos problemas de amor.
Veré Magnolia y te contaré. Las películas psicólogicas me encantan y esta al parecer tiene una carga bastante fuerte.
mircoles 6 de junio de 2007, 19:03 COT
Jajjajajajaja… la chicharra paralizadora sì es interesante.. jajajjajaja. Dale, pillala.
domingo 30 de diciembre de 2007, 19:14 COT
Este filme es una maravilla. Una de mis favoritas.