Los deportistas del año y el fiasco de 2013
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
lunes 2 de diciembre de 2013 21:17 COT
Nunca antes había sido tan fácil, y a la vez tan difícil escoger a los personajes más destacados del deporte colombiano en los doce meses que están a punto de terminar. Fácil, porque, afortunadamente, los triunfos y logros de los deportistas colombianos fueron muchos, demasiados, y en casi todas las disciplinas en las que hubo un participante nacido en esta tierra la bandera colombiana estuvo siempre en los lugares de honor. Y difícil, porque además de cantidad, hubo calidad en las victorias de los nuestros, de modo que fue un partidero de cabeza el tener que ponderar a uno en detrimento del otro, sin caer en la injusticia.
Con base en el criterio de importancia del evento que otorgó el título, la dificultad en la obtención del mismo y la popularidad del deporte practicado por el ganador, el siguiente, en nuestro concepto, es el podio de los mejores deportistas de 2013.
1. Caterine Ibargüen, la nueva Negra grande de Colombia
Sin duda, ella fue una de las revelaciones del XIV Campeonato Mundial de Atletismo Moscú 2013. La longilínea saltadora nacida en Apartadó, Antioquia, ya había dado muestras de lo que era capaz, durante su participación en el Suramericano de Atletismo Buenos Aires 2011, donde ganó el oro; en los Panamericanos de Guadalajara, en los que consiguió el mismo metal; y en los Olímpicos de Londres 2012, que la vieron alzarse con la presea plateada. Su consagración definitiva se dio en el foso de arena del triple salto en la capital rusa. A medida que fue superando las fases preliminares, su favoritismo fue creciendo, y en la final apenas si tuvo resistencia de parte de sus más fuertes rivales, la local Ekaterina Koneva —quien perdió la opción de vencer a nuestra compatriota al fallar en el salto definitivo— y la ucraniana Olha Saladuha. De todas maneras, este trío de atletas hizo el uno, dos, tres en la modalidad de salto triple.
Por si esto fuera poco, luego vino su espectacular actuación en la Liga de Diamante, certamen compuesto por un circuito de 14 competencias atléticas celebradas en diferentes ciudades del mundo, en las que Ibargüen acumuló un puntaje suficiente para doblar el obtenido por Saladuha (28 contra 11) y ratificarse como la reina indiscutible del salto triple femenino en 2013.
2. Rigoberto Urán y Nairo Quintana
No fueron campeones absolutos de la clasificación general, pero se lograron parar en la foto final del podio de dos de las tres competiciones más importantes del mundo en cuanto a ciclismo de ruta se refiere. Urán fue subcampeón del Giro de Italia, primer colombiano que alcanza semejante posición y, además, primer pedalista latinoamericano en subirse al podio en toda la historia de esa carrera. El antioqueño, en opinión de los expertos, pudo haber sido incluso campeón si no hubiera desperdiciado tiempo valioso como gregario del líder del equipo Sky Procycling, el corredor británico Bradley Wiggins, que venía de ganar el Tour de Francia de 2012 y era el campeón reinante tanto a nivel olímpico como del mundial de ruta: Wiggins tuvo que retirarse prematuramente de la competencia en la duodécima etapa, cuando el tiempo perdido por Urán en favor suyo era demasiado. Sin embargo, el esfuerzo del ciclista antioqueño se vio reflejado en una victoria en el décimo tramo, entre Cordenons y Altopiano del Montasio. Con todo, el campeón, Vincenzo Nibali, lo superó por algo más de cuatro minutos en la clasificación general final.
Nairo Quintana, por su parte, volvió a poner el tricolor nacional en los Campos Elíseos de París, esta vez en la segunda posición del Tour de Francia, superando el tercer puesto de Fabio Parra, en 1988. El menudo pedalista boyacense recuperó también para Colombia la mítica camiseta blanca de pepas rojas que distingue al campeón de los premios de montaña y, de contera, consiguió también la casaca blanca que lo acredita como el mejor corredor novato de la competencia francesa en 2013. A Quintana también le pasó lo que a Urán: empezó como gregario y terminó como líder de su equipo, en este caso, ante el mal desempeño de Alejandro Valverde, la figura máxima hasta la etapa 13 del equipo Movistar. Cuando Valverde quedó sin opción de título, mucho antes de terminar la carrera, se hizo evidente que el sacrificio de Quintana había sido en vano, y que aquellos preciosos minutos y segundos perdidos bien podrían haber significado no un segundo lugar para Nairo sino el título. El bonus track de su actuación fue su primer lugar en la vigésima etapa, entre Annecy y Mont Semnoz, el 20 de julio. En la clasificación general, a Quintana también le ganó un británico, Christopher Froome, sacándole apenas cuatro minutos y fracción.
3. La selección Colombia de José Pékerman
Lo logró él. Lo lograron los jugadores. Lo logramos los casi 50 millones de colombianos que hicimos fuerza hasta el punto de la hernia en aquel dramático partido frente a Chile, el 11 de octubre, que nuestro equipo nacional perdía por 0-3 al término del primer tiempo. Parecían hacerse realidad los peores vaticinios de los pesimistas, y que otra vez íbamos a llegar a la última fecha dependiendo no sólo de un triunfo en Defensores del Chaco contra Paraguay sino de que no hubiera ningún resultado amañado en Montevideo, como había pasado en las eliminatorias para los mundiales de 2002 y 2006. Pero algo grandioso tuvo lugar en ese camerino durante el intermedio. Tal vez nunca sepamos lo que Pékerman les dijo a sus dirigidos, pero lo que sea que haya pasado en el vestuario del Metropolitano, amén de los cambios dispuestos por el entrenador argentino al servicio de la Federación Colombiana de Fútbol, ocasionó que el equipo saliera en la segunda parte con una disposición completamente distinta. Se produjo algo más allá de lo táctico. Fue una remontada con base en lo testicular. Los tres goles, de Teófilo Gutiérrez y Falcao García, combinados con la victoria de Ecuador en Quito contra Uruguay, nos dejaron automáticamente clasificados a Brasil 2014 y acabaron con más de una década y media de sequía mundialista.
El éxito del trabajo de José Néstor Pékerman pasa no solamente por el esquema propuesto dentro del terreno de juego, sino, sobre todo, por el trabajo mental. Como lo señalamos en su momento, el técnico rioplatense puso a pensar a sus jugadores de otra manera. Los convenció de sus capacidades y potenció sus virtudes. Les hizo ver sus defectos, pero a la vez les hizo caer en cuenta de que sus rivales también los tenían y que era en esas debilidades de los oponentes en donde más se tenía que atacar para hacerles daño. Los números de la selección Colombia al mando de Pékerman son contundentes: de los 30 puntos sumados al final por el cuadro cafetero, en los trece compromisos de eliminatoria que él dirigió se obtuvieron 26 unidades, luego de ocho triunfos, dos empates y tres derrotas (Leonel Álvarez ganó un partido, empató uno y perdió otro).
Por fin los menores de veintitantos años sabrán lo que es ver la camiseta colombiana (a pesar del horrible diseño que se inventaron los genios de Adidas) en un campeonato mundial de fútbol, y los que llevamos más años a cuestas tendremos la oportunidad de cambiar el magnífico recuerdo del empate in extremis con Alemania en Italia 90 por la imagen de una meritoria actuación del seleccionado tricolor, ojalá llegando a instancias avanzadas del torneo, como los cuartos de final, e incluso más. Colombia tiene los hombres, los nombres y el Director Técnico (así, con mayúscula) para ser protagonista en las canchas brasileñas.
El fiasco
Así como hubo ganadores, también los fracasos fueron bastante notorios, y uno de los más sonados fue el del América de Cali, que por segundo año consecutivo vio frustrado su intento de regresar a la primera división del fútbol profesional colombiano.
Hay que separar dos cosas: lo institucional y lo deportivo. Si miramos la gestión empresarial, lo conseguido por el presidente escarlata, Oreste Sangiovanni, es memorable. Luego de 16 años de ostracismo, el equipo de los Diablos Rojos salió de la tristemente célebre “Lista Clinton”, que tuvo maniatada a la Corporación Deportiva América durante todo ese tiempo, privándola de contar con las relaciones comerciales fundamentales para que el desempeño de la empresa fuera el adecuado. Con bombos y platillos se hizo el anuncio oficial, y las cosas empezaron a mejorar paulatinamente para la naciente América S. A., pues se firmó un contrato con la multinacional Adidas para que se hiciera cargo de la elaboración de la indumentaria del plantel durante los próximos cuatro años. También se acordó que Bavaria estuviera patrocinando la camiseta por lo que restaba de 2013, con posibilidad de extender dicho patrocinio si el equipo ascendía a la Primera A.
El panorama deportivo fue todo lo contrario. La nómina, según lo sostenido por los directivos, fue escogida por el propio técnico Diego Edison Umaña, pero fue muy inferior en cantidad, en calidad, y más que todo, en el rendimiento alcanzado, en comparación con la de 2012. Recapitulando, el equipo de Eduardo Lara, el año pasado, ganó el primer torneo y peleó el ascenso hasta el último momento, pues jugó la finalísima del año (que perdió por penales ante Alianza Petrolera) y luego cayó en el repechaje de la promoción ante el Cúcuta por diferencia de gol, con un global de 3-5 que favoreció al cuadro rojinegro. América 2012 acumuló 103 puntos (sumando el partido que ganó en la promoción) y contabilizó 92 goles, récord absoluto para la categoría. El América 2013 no clasificó a ninguna de las dos finales semestrales, y perdió la opción de clasificar a la promoción por reclasificación ganando un partido que le convenía perder. A pesar de los 87 puntos obtenidos, se quedó sin nada.
Salvo el portero uruguayo Alexis Viera, el relevo de jugadores debe ser total, pues quedó comprobado que ni los experimentados (Tavima, Hurtado, Arzuaga, Núñez y Arango), ni los jóvenes (Rivera, Cardoza, Ortiz, Peralta, García, Martínez y un largo etcétera), ni los brasileños de poca monta (Junior Paraiba, Wander Luiz y Flavio Carvalho —que dejó el equipo por amenazas de la hinchada—) se logró el objetivo de volver. La confirmación de la salida de Umaña, tras este rotundo fracaso, deja sembradas muchas dudas acerca de lo que será América en 2014, su tercera temporada en la segunda división, a la que siguen cayendo los equipos tradicionales de la A, como le tocó ahora al Deportes Quindío. Lo más grave es que la máxima categoría de nuestro campeonato se está peruanizando, porque llegará inevitablemente un nuevo equipo de la B (el ganador de la final entre Autónoma o Fortaleza) y si el Cúcuta Deportivo pierde la promoción contra el perdedor de esa finalísima, serán diez los conjuntos de segunda que llegan a primera y se quedan. Con antelación ya lo han hecho Equidad, Deportivo Pasto, Chicó, Patriotas, Alianza Petrolera, Envigado, Itagüí y Atlético Huila.