De los tantos desaciertos…
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
lunes 26 de abril de 2010 0:21 COT
La verdad, haciendo una breve evaluación del último gobierno, no se puede asegurar el avance en materia política, económica y social en los últimos 8 años. La crítica es la siguiente: pese a que las carreteras se encuentran plagadas de militares y se les ha hecho una pompa mediática a las bajas de un puñado de rebeldes, en otros planos, que también son importantes, el país tuvo un retroceso evidente. En primer lugar, en materia política y administrativa, pese a que desde la promulgación de la Constitución Política de 1991 se buscó la autonomía de poderes e incluso, la participación democrática y participativa, el exceso de presidencialismo y los monstruos burocráticos han opacado todo el esfuerzo de los constituyentes para sacar a Colombia de su condición de “República Bananera”… ¡Y ni hablar de la “recentralización política y administrativa” en la cual se ha encaminado el actual gobierno!
De otra parte, en el plano social, hoy vemos una nación más resquebrajada, cuya polarización política ha logrado que gente tan “derechosa” como Mockus o Fajardo terminen en la diestra pública como "comunistas" por no comulgar con el gobierno de turno. De la misma manera, el esfuerzo en materia bélica ha desplazado recursos necesarios para el desarrollo social y cultural, llevando a engañar a la opinión pública con que los $80.000 pesos mensuales a las familias desplazadas y los albergues abarrotados con reinsertados resultan ser una política social formidable.
En el plano económico, la cosa no podría ser peor: seguimos con el nivel de desempleo más alto del continente junto con el hecho de mantenerse por encima del 14%, un punto porcentual por encima de la tasa registrada para el mes de agosto de 2002. El nivel relativo de inversión directa sigue siendo modesto, nada comparado con el incremento en puntos del PIB en el gasto militar, asunto que ha mantenido a Colombia siempre en los primeros lugares del grupo de países que más gasto relativo tiene en defensa. En el plano fiscal, el país sigue mirando cómo hacer para bajar el déficit primario, el cual se ha mantenido los últimos 8 años por las mismas cifras, junto con una deuda bruta cercana al 50%. ¡Y ni hablar de la incapacidad de mantener un sistema de salud medianamente decente!
En fin, de todos los desaciertos, cabe resultar uno que en 2002 tuvo tal impacto, que en algunos sectores aducían que iba ser una lucha frontal contra “la burocracia y corrupción”: la supresión de ministerios. Así pues, se fusionó el Ministerio de Justicia con el Ministerio del Interior, de la misma manera que se hizo con el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Salud (hoy Ministerio de la Protección Social). De otra parte, el Ministerio de Desarrollo se fusionó con el Ministerio de Medio Ambiente.
Era claro que la intención del gobierno era escatimar gastos. No obstante, los “pesitos” que la administración se ahorró por fusionar estos ministerios, se despilfarraron en una entidad como la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional, en la cual se gasta más de 500.000 millones ppor costos de funcionamiento y que, además, ha mantenido una política pública peligrosamente asistencialista hacia la población más necesitada. El hecho de estar pagando $80.000 pesos mensuales e incluir 2,5 millones de familias a vivir de los subsidios del Estado no sólo ha erradicado de raíz la cultura de la “autoproducción” en Colombia, sino que también ha aplazado la formulación y ejecución de una política pública eficaz que dé una solución estructural al problema de la pobreza en Colombia. ¡Y ni hablar de las prácticas “politiqueras” y “electoreras” que surgen de tener una cantidad de gente pendiente de dichos subsidios! Como el hecho de persuadir a millares de personas beneficiarias para “hacer bulto” en una manifestación de cierto candidato presidencial en Bucaramanga.
Ahora, entrado en vigencia el Sistema Penal Acusatorio junto con todos los retos que hay en materia judicial, el Ministerio del Interior y de Justicia ha sido totalmente inoperante, llevando a senadores como Vargas Lleras a proponer de nuevo la constitución del Ministerio de Justicia. Además, con un problema estructural en el sistema de salud, hoy se está proponiendo la restauración del Ministerio de Salud, una cartera especializada y enfocada única y exclusivamente a los problemas del sector.
Con esto, cabe concluir que la solución planteada en 2002 no sólo fue un explaye total de populismo “economicista” sino que, en vez de al menos reducir el peso fiscal para las arcas públicas, lo que ha generado es unas carteras totalmente inoperantes por la cantidad de funciones asignadas. Así pues, cabe preguntarse: ¿Será que el nuevo mandatario de los colombianos, guardará y echará llave los clamores “economicistas” y tratará de asumir los costos asignando los recursos a donde debe ser? Por tanto, la reflexión final es que los colombianos no pueden seguir eligiendo más de lo mismo. Es necesario reorganizar todo el despelote de los últimos 8 años con propuestas innovadoras y que en serio beneficien a la comunidad. Obviamente, quien tenga esa virtud, debe ser una persona que al menos pueda proponer algo más profundo y no tan “populachero” como extender o quitar la hora zanahoria…
lunes 26 de abril de 2010, 05:50 COT
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Pese a que las carreteras se encuentran plagadas de militares y se les ha hecho una pompa mediática a las bajas de un puñado de rebeldes, en otros planos también importantes el país tuvo un retroceso evidente….
martes 27 de abril de 2010, 16:41 COT
Que tal el nivel de desempleo y la inseguridad? Qué nos importatan unos guerrilleros pudriendose en la selva? Al ciudadano común y corriente lo único que le importa es que haya empleo para él y para sus hijos cuando éstos crezcan, que no le roben la billetera a la vuelta de la esquina ,ni le roben el carro a mano armada cuando para en un semáforo en rojo, que no le violen las hijas cuando estas salen de la escuela.
jueves 29 de abril de 2010, 18:13 COT
Corrupción, inseguridad y desempleo.
La frase de “trabajar, trabajar y trabajar”, que eternizará al Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, es ahora un lamento no sólo de 1500 personas cuando COMFAMA les pidió a todos sus empleados, incluyendo antiguos, aceptar la vinculación con CARULLA y, una vez allí, fueron despedidos mil quinientos de ellos, que hoy claman por solidaridad moral y económica para ellos y sus familias., sino de los más de tres millones de desempleados de un país con tendencias deprimentes en materia laboral y con encuestas que indican que aumentará el número de habitantes sin garantías laborales y sin oportunidades. Así las cosas será decir: ¿dónde trabajar, donde trabajar, dónde trabajar?
Un balance no alentador porque además nos quiere dejar de herencia, una mala herencia por cierto, a Juan Manuel Santos.