de lo políticamente correcto y lo gramaticalmente incorrecto
Columnas > en minúsculaPor pequeña padawan
mircoles 8 de noviembre de 2006 14:17 COT
cuando yo era pequeña, a los parapléjicos, cuadrapléjicos y demás se les llamaba inválidos. unos años después se volvieron minusválidos, después de lo cual pasaron a ser discapacitados y luego parcialmente impedidos. no sé en qué irán ahora, pero con una amiga que trabajaba en el comité de rehabilitación de antioquia solíamos bromear diciendo que, si seguían cambiando el término, íbamos a terminar volviendo a hablar de tullidos.
del mismo modo, en los últimos años mi abuela pasó de viejita a anciana, luego a de la tercera edad y ahora es un adulto mayor. ¿o es una adulta mayor? vaya uno a saber. el caso es que nadie la trata mejor ahora que se llama distinto, y entretanto esta manía de cambiar las palabras cada tercer día para poder referirse a lo mismo bordeando las susceptibilidades está acabando hasta con el castellano.
que me perdone florence, pero es una bestialidad eso de pretender volver los géneros del lenguaje un problema político. hay peleas muy urgentes para darse en términos de equidad como para quedarnos pataleando para que las comunicaciones estén dirigidas a “todos y todas” o, peor aún, a “tod@s”.
a mí me interesa que nadie me impida hacer nada porque soy niña, que me paguen lo mismo por el mismo trabajo y que reconozcan mis modos de andar el mundo como igualmente válidos (y en general así ha sido). pero, fíjese usted, también me interesa utilizar correctamente el idioma.
así que a aquel que le interese promover la equidad de género, que por favor trate con respeto a las mujeres que tiene alrededor, que evite y denuncie la violencia intrafamiliar, que no críe a sus hijos para menospreciar a sus compañeras, que examine sus propios clichés y los modifique en la medida de lo necesario. pero que no me venga a corregir mis escritos con el argumento pachuco del “lenguaje con perspectiva de género”, porque lo ahorco. sea del sexo que sea.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 14:40 COT
100% de acuerdo
mircoles 8 de noviembre de 2006, 15:41 COT
Me uno a la moción, aunque… ¿no debería ser equidad de sexo? 😉
mircoles 8 de noviembre de 2006, 16:12 COT
recomiendo esta entrada. complementa lo expresado en esta columna.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 16:18 COT
julián: el sexo es un hecho biológico. la palabra género, por otra parte, suele referirse al componente cultural de las diferencias sexuales (en especial en lo referido a la identidad, los roles, etc.), algo para lo cual no hay otra palabra en el castellano. saludos…
mircoles 8 de noviembre de 2006, 16:51 COT
En Costa Rica, por aquello de que en el lenguaje también tiene que haber igualdad, en todo lo que se escribe y se lee debe ponerse, ellos y ellas, los niños y las niñas, nosotros y nosotras… etc. de tal forma que al terminar uno de leerse un texto, le queda en la boca un arequipe de equidad gramatical, sin un vasito de agua a la vista.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 16:53 COT
Vaya, escribimos sobre lo mismo el mismo día. Sobra decir que estoy de acuerdo.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 17:02 COT
Totalmente de acuerdo. Mi opinión acerca del asunto está aquí.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 17:02 COT
no es tan casual, señorita olavia. me gustó su post y me recordó otras peleas que tenía atravesadas 🙂
un saludo…
mircoles 8 de noviembre de 2006, 17:07 COT
hola padawan, es cierto que críticas como las de florence crean antipatía hacia los temas de género, pero en general las feministas tienen razón cuando llaman la atención sobre la preeminencia que tiene el género masculino sobre el femenino a la hora de formar el plural. aparte de la “protesta” de género, aquí claramente hay un problema de precisión en el español, que probablemente se remonta a la distinción entre ellos acá y ellas allá, como en los colegios no mixtos. habría que inventar o emplear un nuevo pronombre que se refiriera a tod@s (como “they/their” en inglés; y, sin ánimo de disgustarla, la arroba es hasta ahora la mejor respuesta que se ha dado a este problema, aunque un texto lleno de arrobas es desesperante). la frase “los colombianos son en general violentos”, ¿incluye a las mujeres colombianas? ¿en qué proporción? ¿o a la realidad de que los que se dan balazos o agreden a la pareja son en su mayoría hombres? sería bueno que las críticas sugirieran alternativas en lugar de estar “denunciando” todo el tiempo este problema.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 17:51 COT
Muy buen post, escrito de manera deliciosa como siempre.
Este temita del lenguaje incluyente me parece de lo más cansón. La señora Florence y una que otra feminista recalcitrante serán las únicas que van a usarlo y ahora eso de usar la arroba para significar hombres y mujeres ¡no lo soporto! Por ahí hay un blog muy popular que usa la bendita técnica y por allá ni me arrimó.
Te tengo otro ejemplo de cambio de lenguaje a través del tiempo. Primero “gamín”; en los noventa “indigente” y ahora acá en Medellín se le dice “habitantes de la calle” ¿Cuál seguirá? Se escuchan las apuestas.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 18:22 COT
totalmente de acuerdo, con las dos. cansa eso de tener que escribir a todas y todos, niñas y niños, muchachas y muchachos… y sí, suena un poco hipócrita esa “corrección gramatical” cuando la situación de la mujer maltratada y discriminada en tantos ámbitos continúa, por encima o por debajo del agua, pero ahí está (aunque debo decir que afortunadamente tampoco la he sufrido)
y es que de “queridos todos” a “queridos y queridas todos y todas” me quedo con la primera, mucho más bella, y en realidad, no me siento para nada olvidada ni discriminada…
un abrazo!
mircoles 8 de noviembre de 2006, 20:50 COT
No es tan fácil ser miembra de Mujer y Género.
mircoles 8 de noviembre de 2006, 21:17 COT
Uy si padawan … casualmente hoy expresaba mi punto en otro lado sobre lo mismo. Pero como siempre, usted expresó la misma idea, pero mucho mejor.
Mejor no se pudo haber dicho.
jueves 9 de noviembre de 2006, 10:17 COT
daniel: yo en cambio creo que “todos” cumple en español la misma función que “they” en inglés. mi sensación es que no se necesita inventar alternativas a la estructura del castellano, sino a los problemas reales de inequidad. saludos…
jueves 9 de noviembre de 2006, 22:46 COT
totalmente de acuerdo. “LOS y LAS ahorco” debería decir.
jueves 9 de noviembre de 2006, 22:48 COT
y mujer debería decirse mujar.
viernes 10 de noviembre de 2006, 07:33 COT
Juglar: en Amherst, Mass. Las feministas de Smith College cambiaron el nombre de la mujer, eso de wo-man, era impensable. Y lo practican: una librería del pueblo se llama Womon.
sbado 11 de noviembre de 2006, 20:58 COT
Me identifico plemanemente contigo pequeña.
Un abrazo equinoXial!
domingo 12 de noviembre de 2006, 15:01 COT
Buenas tardes señorita Padawan, como siempre es un placer leerla a usted.
En cuanto a “suavizar las palabras” creo que eso es tan solo un síntoma del facilismo, la hipocresia y el egocentrismo que nos distingue a todos (no usaré “y a todas”, ahora digo por que). Es mas fácil sentir que estamos haciendo algo bueno (egocentrismo) que de verdad hacer algo para disminuir la exclusión (facilismo) que es en últimas la razón del cambio de palabras(aunque en realidad no sirva para un carajo). Yo personalmente prefiero que cuando sea mayor, las personas se refieran a mi como “el viejito” a “el adulto mayor”, así sentiré que me están llamando con cariño y no que me están rotulando en un sector de la sociedad.
¿Lenguaje de género? no creo que haya necesidad de ponerse con esas cosas, me parece a mi que el estar ya hablando de géneros implica cierto liberalismo ideológicamente hablando, y por ello admitimos el hecho de la existencia del individuo, siempre he pensado o me he mentalizado en que al usar “los” “ellos” “todos, estamos refiriendonos a los individuos, y si no pues también podría ser, los humanos o los seres, igual que pasa con LAS personas, no es un término femenino, es plural.
martes 14 de noviembre de 2006, 13:19 COT
Estoy de acuerdo en que la forma como hablamos es un reflejo de cómo pensamos y cambiar las palabras puede ser una forma de ayudarnos a asumir ese cambio necesario. Pero pienso que la cuestión está más en pensar en incluir más las perspectivas femeninas en nuestro discurso que en cambiar el idioma.
Yo le apostaría más a divulgar las formas ya existentes en nuestro idioma para manejar las ambigüedades en el manejo del género que proponer otras nuevas tan incómodas como la de la “@”. Por ejemplo, si vamos a hablar de “colombianos” sin incluir a las mujeres, basta con decir “hombres colombianos” porque hay peligro de ambiguedad. En casos donde no haya abigüedad, creo que podemos ser lo suficientemente maduros como para reconocer que nos está incluyendo tanto a mujeres como a hombres.
viernes 17 de noviembre de 2006, 12:45 COT
Hola,
Me he manifestado un par de veces sobre un tema relacionado: el uso de la “@” en las counicaciones escritas para significar inclusión de géneros, (http://jealbornoz.blogspot.com/2006/08/con-la-cabeza-como-un-turbante.html) de hecho hice una consulta a la academia colombiana de la Lengua donde recibí la siguiente respuesta:
Respetado señor Albornoz:
Doy respuesta a su consulta sobre el símbolo @ en las comunicaciones.
El Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, publicado en octubre de 2005, es muy claro al respecto:
2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos.
2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.; → 2.1), ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño .
Sin otro particular, me despido atentamente de usted,
CLEÓBULO SABOGAL CÁRDENAS
Jefe de Información y Divulgación
mircoles 13 de diciembre de 2006, 11:56 COT
Me gustaría consultar una duda idiomática.
¿Es correcto decir “la supuesta abogada…” o “el supuesto doctor”?…Cuando se duda o no existe certeza de que dichas personas desempeñen tales trabajos o tengan los títulos académicos pertinentes para ello.
Leo con frecuencia esto en los periódicos y no me acaba de sonar pero tal vez sí sea correcto.
Muchas gracias.
lunes 16 de abril de 2007, 17:56 COT
Personalmente no me parece correcto usar el simbolo(@)para referirse a mujeres y hombres.
Pensemos que no siempre lo que se escribe es de clara comprensión para todas las personas, máxime si éstas no conocen el trasfondo politico del asunto. Considero que con el uso del signo se invisibiliza a ambos generos y el texto resulta falto de estetica en su presentación. Por qué no referirnos entonces a alumnas y alumnos, a maestras y maestros, . Cual es el problema? recordemos que alguien a quien no se menciona, NO EXISTE!!!
domingo 7 de septiembre de 2008, 22:39 COT
Propio de un buen amante de las letras……