Crisis
Columnas > La política en taconesPor Pilar Ramírez
jueves 15 de enero de 2009 17:27 COT
"El que votó esperanzado
sigue del gancho colgado,
y el que votó indiferente,
cree que milagrosamente
se arreglará lo dañado"
Rubén Blades (Maestra vida)
Estamos tan habituados a los problemas económicos propios de un país en desarrollo que expresiones como "cuesta de enero" sea moneda de uso corriente todos los años. No importa cuál sea la situación del país, siempre hay cuesta de enero, ergo, siempre es difícil afrontar los gastos y la carestía de principios de año. A fuerza de usar la expresión ya no sabemos bien a qué se refiere.
¿Será que todo el comercio organizado se pone de acuerdo para subir sus precios en enero y por eso es más difícil adquirir los bienes necesarios para vivir? ¿Será que enero es como una cruda económica después de una embriaguez de gastos durante diciembre? ¿O será que después de disponer de más dinero el fin de año cuesta volver a acostumbrarse a las raciones monetarias de siempre? Esa multicitada cuesta de enero fue la que propició la institucionalización del pago del aguinaldo en dos partes, práctica que surgió para garantizar que los jefes de familia pudieran disponer de dinero el día de Reyes.
Hoy, con la crisis mundial como fondo, la cuesta de enero mexicana se está agudizando hasta parecer muro de rapel. Empleos perdidos en diciembre, líderes políticos cocinando programas económicos, una sociedad civil pasmada, que no atina a dar una respuesta organizada o a plantear exigencias, sindicatos silenciosos y programas en marcha, cuya efectividad todavía está por verse.
Mientras algunas medidas apuntan a paliar los efectos de la crisis, otras la profundizan. Se anuncia que los precios de la gasolina y el gas no sufrirán incrementos y que el segundo incluso tendrá una disminución del diez por ciento. A contrapelo, en el ayuntamiento de Xalapa, por ejemplo, se canceló el pago anual del agua, procedimiento provechoso para el consumidor porque el pago anticipado representaba un ahorro y también para la oficina gubernamental porque la recaudación fluía de mejor manera y obtenía recursos frescos. Como preámbulo, desde hace meses en muchos hogares de diverso nivel de ingreso, que hacían el pago anual, comenzó a llegar una leyenda en los recibos indicando que el consumo mensual era mayor que el correspondiente al pago anual. Para que tal afirmación fuese cierta hubiese sido necesario que se duplicara o triplicara el consumo cotidiano de agua.
Espero que el municipio tenga en cuenta que en mi casa habitan dos hijos varones, a los cuales está por dedicarles un programa Discovery Channel como ejemplo de sobrevivencia y funcionalidad sin baño de por medio, el cual esquivan cada vez que logran huir de la vigilancia materna, con lo que disminuye drásticamente el número de baños por mes. Si a lo anterior se le suman los jeans con un bonito decorado café en la parte inferior debido al uso prolongado, bien haría en presentar una reclamación de devolución. Creo, sin embargo, que esto no servirá para obtener la clemencia de la Comisión Municipal de Aguas. El cobro será mensual y, por lo visto, con un incremento importante. Adiós al ahorro por concepto de gas.
La caída del salario real es un hecho ante el aumento en un sinnúmero de productos, lo que hace que, antes de ponerse en marcha, ya se estén neutralizando algunas de las veinticinco medidas anunciadas por el gobierno federal para proteger el empleo y apoyar la economía familiar. Lo más sorprendente, sin embargo, con una breve revisión a los anuncios comerciales en medios impresos y electrónicos es cómo la crisis, antes de haber llegado del todo, ya está siendo utilizada como punto de venta.
Una importante cadena mueblera pone en la televisión un anuncio que invita a los consumidores a hacer frente a la crisis con un superprecio de… pantallas de planas. Exactamente lo que se requiere para paliar los efectos de una economía menguada.
Aparecen también mensajes tranquilizadores en boca de actores y actrices que invitan a tomar ésta como una más de las muchas crisis por las que hemos pasado y de las que siempre hemos salido adelante. ¿Será porque éste es un año de elecciones? Y así vamos sorteando la crisis, con encarecedores, diversión, mensajes de consuelo y el anuncio de un uso electoral del tropezón económico. Éstos son los verdaderos rudos que hacen parecer cursis a quienes imponen medidas anticrisis.