Auspiciosa década BRIC
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
lunes 3 de enero de 2011 8:18 COT
Hoy concluye la primera década del siglo XXI, como quien dice, del 10% del mismo. También se podría pensar que termina la primera década del tercer milenio, lo que representaría solo un 1% de este. Si lo último no nos permite una proyección fiable para un tiempo tan largo, lo primero si lo puede hacer para los años y décadas por venir del presente siglo. Por eso me atrevo a llamarla década auspiciosa. Aunque mucho más por lo que ha representado.
Creo que jamás en la historia ha habido una reconfiguración geopolítica tan trascendental y tan positiva como la de estos diez años. Hace cinco siglos se dio la integración del viejo mundo con el nuevo, al llegar los europeos a América, pero tendrían que pasar tres siglos de coloniaje para que tuviera un verdadero sentido. Hace dos siglos, la Revolución Francesa sacudió desde sus cimientos a Europa y propició la independencia de todo nuestro continente, pero la auténtica trasformación que implicaba demoró casi un siglo en aclimatarse. En cambio, en estos diez años el vuelco ha sido total y sin duda va a ser irreversible. Diría que se sintetiza en esas cuatro letras: BRIC, Brasil, Rusia, India, China, países emergentes que han tomado el relevo a todos los imperios que los han antecedido, en especial al binomio angloamericano, que se derrumba estrepitosamente. Quizás pocos recuerdan dos hechos, casi impensables, que fueron premonitorios: al expirar el siglo XX los EUA entregaban el Canal de Panamá a sus verdaderos dueños, mientras Inglaterra tenía que abandonar la joya de la Corona, la hermosa ciudad de Hong Kong, y devolvérsela a China.
Es más. No se trata solo de cuatro países, bien grandes y poblados, por supuesto. El ámbito es mucho más amplio. Piénsese en todo el sureste asiático y, en parte, algunos países musulmanes de Asia y África, al igual que toda América Latina, donde se respira un aire fresco como nunca había habido. Aun en África los avances son notables, como lo vimos en el mundial de fútbol. Con todo, el influjo va mucho más allá, en la política, la economía y la cultura. Muy pronto se impondrá, sin duda, un reajuste a fondo de instituciones ya anacrónicas como el Consejo de Seguridad de la ONU, para adecuarse a un mundo mucho más plural.
Hace solo 20 años, tras el colapso de la Unión Soviética, se creyó falsamente que un capitalismo especulativo y arrasador (el neoliberalismo), junto con el poder soberbio del Pentágono, dominaría el mundo. Crearon las fantasmagorías del “Fin de la Historia” y de la “Lucha de civilizaciones”, para enfrentar un Occidente opulento y derrochador, supuestamente judeocristiano, contra el Islam, dueño casi absoluto del petróleo que ambicionaban. Pero vino el 11 de setiembre y la insensata guerra a Afganistán e Irak, cual de las dos más ruinosa.
Mañana comienza una nueva década y las posibilidades de avance son muy alentadoras. Dígalo tan solo el inmenso número de pobres en China e India, pero también en otros países, que van siendo incorporados a una nueva y entusiasta clase media, con ambición y grandes posibilidades de cultura y superación. Las predicciones catastróficas se van derrumbando como castillos de naipe, a medida que se van imponiendo cambios de mentalidad, impulsados por las tecnologías, pero mucho más por unos pueblos cada vez más conscientes de su dignidad y de sus propias capacidades, y por unos gobiernos más responsables y dignos. Que lo digan, en nuestra América Hispana, la pléyade de mujeres que van asumiendo altísimas responsabilidades, aun la presidencia de sus naciones.
A todos mis lectores les deseo un nuevo año, pleno de bendiciones de lo Alto, de paz y de prosperidad.
Texto publicado originalmente el 31 de diciembre de 2010 en El Mundo de Medellín
mircoles 12 de enero de 2011, 07:32 COT
Celebro con este columnista la caída dramática del imperio anglosajón y el ascenso de la diversidad de los BRICS (no olvidar a Sudáfrica), con el alivio que este hecho representa para los países pequeños y ya cansados de la sofocante dictadura norteamericana y su política de contención. Gracias a la competencia de estas nuevas superpotencias por los recursos naturales, los países del mundo por primera vez en 3 siglos tienen la oportunidad de escoger con quien comerciar, oportunidad que siempre les había sido negada por la dupla Britano-Americana y antes de ésta el imperio español.