Advertencia: Analfabeta chateando
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
jueves 16 de septiembre de 2010 16:36 COT
A veces cuando chateo con alguien por MSN, leo muy rápido y saco conclusiones, luego respondo, mal, todo mal, porque más tarde, cuando tengo tiempo, me aburro de lo que estoy haciendo o decido perder el tiempo revisando los registros de las conversaciones pasadas, descubro que Sarah me preguntó por mi prima y yo le respondí pensando en la suya. Sospecho que mi imaginación se está enredando peligrosamente con mi realidad. Es mejor que deje mi costumbre multitarea porque me estoy saboteando desde adentro.
Hace un par de semanas comencé a ver con preocupación cómo mi disco duro se llenaba inexplicablemente. Había borrado todas las series de televisión vistas, pasado a mi unidad externa los documentos del año pasado y eliminado los archivos innecesarios de trabajos pasados, pero la imagen del espacio libre se hacía más y más pequeña.
Esculqué muchas carpetas de la unidad C, una por una, aún sin entender qué había adentro, decidida a descubrir qué ratón, termita o plaga similar estaba comiéndose mi computador. Tras un par de horas descubrí la razón, Digsby, el programa que uso para centralizar los servicios de mensajería a los cuales estoy afiliada, tiene una función que guarda automáticamente los registros de todas las conversaciones que mantengo. Esa bendita carpeta estaba llena de basura electrónica o eso creía.
La curiosidad me pudo y comencé a abrir una por una las carpetas de charlas tenidas hace meses. Estuve toda una tarde leyendo lo que me decían y lo que respondía, al final tenía una conclusión clara: yo no sé leer, no tengo comprensión de lectura.
Me he encontrado en la ducha pensando en lo ridículo que es aguantarle desplantes a un hombre inmaduro, para luego darme cuenta de que Silvia no está de novia con él sino que Andrea usaba esa situación para compararla con la relación que tiene ahora. En resumen, leer a la ligera y responder es equivalente a todo el esfuerzo mental que hace un hombre para responder algo coherente cuando su novia le pregunta si está gorda. No hay modo de responder bien, se responde por decir algo, para evitar el llamado de atención del otro, pero bien no se hace.
Luego de revisar esos archivos me siento insegura y chateo menos, pero cuando lo hago intento no hacer nada más al tiempo. No quiero tener problemas del tipo “anoche te dije en MSN que ya no estaba con Mario sino con Iván” cuando una amiga me presenta al novio y yo le llamo por el nombre incorrecto. De ahora en adelante pretendo tener toda mi atención centrada en lo que escriben los demás para evitar nuevas vergüenzas.
Realmente no sé cuánto tiempo vaya a necesitar para recuperar la confianza en el funcionamiento de mi cabeza, el hecho de no pronunciar palabra cada vez que chateo no ayuda, así es muy difícil separar la fantasía de la realidad, sólo sé que de ahora en adelante es mejor no tratar asuntos importantes por chat mientras se lo acaban de inventar.
Esta columna también está publicada en mi blog Licuc