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Colombia - Cargada el 07.09.2017 00:04:43 COT 

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España raspa la olla para clasificar

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

26 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 8:46 COT

Clasificó España. La furia roja, que a estas alturas no es más que una algarabía rosada, clasificó sí, pero ganándole a un Chile que le brindó en bandeja de plata el triunfo. Clasificó pero sin mostrar la casta de los campeones: claridad en las jugadas, organización, contundencia, serenidad y seguridad; apenas con destellos de su inmediato pasado que dejó refundido en su tierra.

El favorito, que a estas alturas ya no lo es tanto, hoy mostró un juego preocupante. No se enfrentó a un equipo cerrado como Suiza que le brindó todos los espacios para que pudiera solazarse con sus toques. Esta vez tuvo al frente un equipo con un juego similar, que lo anuló por grandes pasajes del partido. Esta España, salvo que redescubra su magia, no va a llegar lejos.
 
Hasta el primer gol, regalado por Chile, España fue un equipo desconcertado, que no atinaba a organizarse. Chile, lo encimó todo el tiempo, impidiendo que se organizara y a trompicones detenía los avances peligrosos de los australes que, como lo dijo Bielsa, no iban a salir a especular sino a hacer su fútbol ofensivo de siempre.
 
Después de crear un corto circuito en el medio campo español, los chilenos descollaron por muchos lados. Alexis Sánchez con su técnica los puso en aprietos. Igual Valdivia que enfrentaba con éxito los intentos defensivos, mientras Beausejour y González complicaban la zaga española con sus rápidos desbordes, alimentados por Isla y Estrada. Chile mandaba y tenía cómo ganar el partido. España, apenas balbuceaba.
 
Pero…
 
El gol que le cambia la historia al partido es de esas pifias que quedarán en la retina de este mundial como la pelota que se le escapara a Green, el arquero inglés. Instantes absurdos que revuelcan un universo pensado y logrado, un ruido que rompe la armonía.
 
Claudio Bravo sale de su arco cuando ve que por la izquierda recibe Torres un pase largo de Xavi Alonso a espaldas de los zagueros. Su intención es cortar el avance (el fantasma de Higuita contra Milla en el 90, reaparece) pero en vez de despejar el balón a las bandas, termina colocándoselo a Villa en los pies que, con el arco desguarnecido, le basta con darle el impulso necesario para que recorra los 40 metros.
 
Una mediocre España que no había hecho nada por el partido, que en estos primeros 25 minutos no había hecho otra cosa que sobreaguar la arremetida de Chile, se encuentra de pronto con este regalo. Chile acusa el golpe y aunque no renuncia a su juego ofensivo, su brusquedad a la hora de marcar le ocasiona varias tarjetas amarillas.
 
Con pronóstico reservado transcurren los siguientes minutos hasta ese segundo instante en el que todo lo que está mal, empeora. Estrada empuja por detrás al “Niño” Torres sin intención mayor, apenas un roce normal que da para tiro libre, pero el árbitro ve otra cosa y con una segunda amarilla lo saca del partido.
 
Mientras el “Niño” Torres cae, la historia se completa con el segundo gol español. Una mala entrega de Jara saliendo de su campo da ocasión a un excelente pasaje en el que el juego colectivo español se muestra en toda su dimensión, de izquierda a derecha, toques precisos y profundos, rompiendo la defensa chilena, hasta llegar a Iniesta que convierte el segundo.
 
Dos goles en contra, un hombre expulsado, el desastre para cualquier equipo y para Chile, peor. Si en el otro juego Suiza le mete un solo gol a Honduras, los australes salen del mundial. Pero Bielsa vuelve a barajar para suplir las falencias y salir a ganar el partido en el segundo tiempo.
 
Ingresa a Millar y Paredes y el primero responde a la confianza con un estupendo gol que se cuela por entre la defensa, roza a Piqué y descontrola a Casillas que impotente lo ve pasar al fondo de la red. Chile sigue vivo y dispuesto a luchar su clasificación.
 
España necesita recobrar el partido y Del Bosque saca a Fernando Torres que pese a su voluntad aún no encuentra el ritmo de competencia y entra a Fábregas para que maneje el balón en medio campo. Se necesita la pausa, controlar a los chilenos, alejarlos de su arco.
 
Cambia el esquema y Villa queda en punta, bajándole el ritmo al partido, que por el lado de Chile también se ralentiza. El cansancio es mayúsculo hasta el punto de que Alexis Sánchez sale del campo, agotado. Los últimos minutos se limitan a un toque intrascendente de España. Ambos saben que con este resultado están clasificados.
 
En el otro partido, la modesta Honduras ratifica a Chile mostrando que el horizonte suizo se limita a saberse defender. Clasificó España sufriendo, a calzas prietas, pero por lo mostrado, esta vez tampoco será. Los sudamericanos vinieron a devorarse Europa.
 
– – –
Partido disputado en el estadio Loftus Versfeld de Pretoria ante 41.958 espectadores
 
Chile
Bravo, Medel, Ponce, Jara, Vidal, Isla, Estrada, Beausejour, Alexis Sánchez (Orellana, m.65), Valdivia (Paredes, m.46) y Mark González (Millar, m.46).
 
España
 
Iker Casillas, Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Javi Martínez, m.73), Iniesta, Xavi, Villa y Torres (Cesc, m.55).
 
Goles:  Villa (m.24), Iniesta (m.37), Millar (m.47).
 
Árbitro: Marco Rodríguez (MEX). Expulsó a Estrada en el minuto 37 por hacer una falta sin balón a Torres. Amonestó a Medel (m.15), Ponce (m.19), Estrada (m.21)

Italia salió por la puerta de atrás

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

25 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 18:27 COT

Cuando se armaron los grupos para el Mundial de Sudáfrica, Italia se dio por bien servida. Tenía enfrente al esforzado Paraguay que seguramente la acompañaría en su clasificación como segundo del grupo. Los otros dos, Eslovaquia y Nueva Zelanda, debutantes, le servirían como entrenamiento.

Pero la Copa de Sudáfrica estaba llena de sorpresas y éste grupo daría una de las mayores. ¿Alguien se imaginó que Nueva Zelanda saldría invicta de su grupo? Ninguno de sus jugadores actúan en ligas de primer nivel y dos de ellos no tienen club. Sin embargo, casi le ganan al campeón en su primer partido. Un penalti discutible a favor de Italia les robó su primer triunfo.
 
Un primer aviso de que Italia no andaba bien, pero tropiezos tiene cualquiera y sólo era cuestión de ajustar líneas y afinar tácticas, para enfrentar a Paraguay, rival difícil por lo esforzado.
 
Pero el partido mostró lo mismo. El equipo italiano no era el mismo de cuatro años atrás. Errático, torpe a la hora de definir, incomunicado por dentro. Sólo conservaba el don de salvarse con la campana. Un error de Justo Villar permitió un empate inmerecido.
 
Las dudas en el enfrentamiento con Eslovaquia persistían. Descartado que Paraguay le ganaría a Nueva Zelanda, Italia dependía de sí sola para pasar a la segunda ronda, aunque Eslovaquia ya había demostrado su dureza frente a Paraguay, pese a su derrota.
 
El partido comenzó cerrado, cada quien cuidándose en extremo, esperando el error del contrario. Italia, como sucedió en los anteriores partidos, cometió el suyo. De Rossi hizo un pase errado cerca de los predios de Marchetti y Juraj Kukla, volante de Eslovaquia, lo aprovechó y se lo sirvió a Robert Vitek. Con este tiro raso, comenzó el Viacrucis italiano.
 
Fabio Pirlo para enriquecer las escasas ideas en el medio campo, y Fabio Quagliarella para llevarlas a cabo, fueron los cambios que propuso Marcello Lippi para enderezar el camino. Quagliarella le respondió con un disparo con sello de gol que un defensa, Martin Skrtel, sacó de la raya.
 
Italia toma la iniciativa y comienza a apretar a Eslovaquia pero Hamsik aprovecha el rebote de un tiro de esquina para centrar al área donde espera Vittek que la mete sin dificultad, mientras Chiellini llega tarde al cierre. Minuto 73 y el campeón tiene ya el tiquete de vuelta a casa.
 
Pero, a diferencia de Francia, los últimos minutos vieron a Italia luchar por su clasificación. Y como tras veces, cerca del abismo, logró recomponer el camino. Al minuto 81 Di Natale aprovecha un rechazo defectuoso dentro del área y anota el descuento. Bastaba un gol más para clasificarse. Toda Italia se volcó en busca del segundo tanto, pero Kamil Kopunek, a un minuto del final sorprendió a la defensa italiana mal parada y colocó el 3 – 1 que sentenciaba el partido.
 
Italia no se rindió y cuando ya corría el tiempo de reposición, Di Natale anotó desde fuera del área. La arremetida duró hasta el último segundo pese a que Eslovaquia trató de enfriar el partido con dos cambios y jugadas parsimoniosas.
 
Esta vez los hados no funcionaron como en otras ocasiones. Jamás sabremos si la decisión de Lippi de no contar con Del Piero, Totti, Cassano y Giuseppe Rossi contribuyó a esta salida vergonzosa del mundial. Lo cierto es que Italia se marchó a casa a restañar las heridas.
 
Sólo regresar a otro mundial y recuperar el cetro le permitirá quitarse el baldón de mediocridad de Sudáfrica. Pero para la historia, la que les gusta tanto recordar a los grandes del fútbol, queda esta derrota, más amarga pues terminó en el último lugar del grupo, por debajo de los imberbes neozelandeses.
 
Para esta escuadra fallida no queda más que recordar a Andrea de Chirico: “Taci e riposa: qui si spegne il canto” (Calla y reposa: que aquí se acaba el canto)

– – –
 
Partido disputado en el estadio Ellis Park de Johannesburgo ante 53.412 espectadores. 
 
Eslovaquia
 
Mucha, Pekarik, Skrtel, Durica, Zabavnik, Strba (Kopunek, m.87), Kukca, Stoch, Jendresik (Petras, m.90+), Hamsik y Vittek (Sestak, m.90+).

Italia

 
Marchetti, Zambrotta, Chiellini, Cannavaro, Criscito (Maggio, m.46), Pepe, De Rossi, Montolivo (Pirlo, m.55), Gatusso
(Quagliarella, m.46), Ianquinta y Di Natale.

Goles: Vittek (m.25), Vittek (m.73), Di Natale, (m.81) Kopunek (m.89), Quagliarella (m. 90).

Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). Amonestó por Eslovaquia a Strba, Mucha, Pekarik y Vittek y por Italia a Cannavaro, Pepe, Quagliarella y Chiellini.

Paraguay clasificó a octavos de final como líder de su grupo

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

24 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 18:36 COT

Mientras Italia era humillada por Eslovaquia, Paraguay confirmaba con el empate ante Nueva Zelanda que esta Copa, la de Sudáfrica, se siente a Sudamérica, con su polca uniéndose a la murga uruguaya y el tango porteño, como tercer clasificado a octavos de final de la región, liderando su grupo.

Queda pendiente la tarea de Chile y Brasil para que la orquesta no desafine. Así que en Sudáfrica se puede cantar con el paraguayo Carlos Noguera: “Despiértate hermano ya llega la aurora / recoge tus cosas ven junto a mi / es largo el camino pero andando juntos / verás compañero que todo es mejor”
 
El partido fue especial pero no por lo que se jugó, mortalmente aburrido, sino por sus consecuencias. Para los guaraníes motivo de orgullo, pues con ésta son cuatro veces que pasan la primera ronda. La selección del 86, la del 98 y la de 2002 eran referencia para el tato Martino de que no podía ser inferior a la historia.
 
Pero el logro es aún mayor. Haber pasado como primero de su grupo le da una ventaja de entrada. Si no lo hubiera hecho, Holanda sería su próximo rival, mientras que su lugar de privilegio lo lleva a enfrentarse a Japón que por primera vez pasa a esta fase con sobrados merecimientos.
 
Que haya sido lo mejor se verá en su momento porque los nipones demostraron ante Dinamarca ser veloces, incansables e incisivos. Hubo minutos intensos en que los daneses se desdibujaron ante la avalancha oriental. Partido interesante el que se verá porque Paraguay no lo es menos. Duelo de guerreros.
 
También el encuentro significó algo importante para Nueva Zelanda, que en Sudáfrica conoció la magia de asistir a un Campeonato Mundial de fútbol por primera vez. Pese a su inexperiencia copera, se marcha sin haber conocido la derrota. Quizás por eso, al término del encuentro, las sonrisas los acompañaron al vestuario.
 
Volviendo al partido se veía la impotencia de Paraguay que no podía pasar de la media cancha y la incapacidad de Nueva Zelanda que menos se arriesgaba a penetrar en el campo adversario. Durante mucho rato la pelota iba y venía sin ton ni son, dejándole a la suerte su destino.
 
Paraguay lo intentó por las bandas y en esto hay que reconocer que Haedo Valdés se la jugó por la izquierda. Hubo momentos especiales en los que trató de escabullirse de la férrea marca de los neozelandeses. Notable por el empeño, por el deseo de hacerlo mejor, pero estéril por los resultados.

Lo curioso del asunto es que el empate no le servía a Nueva Zelanda, pues en el otro partido Eslovaquia le estaba ganando a Italia. Un solo gol de Nueva Zelanda la clasificaría y de paso sacaba a Paraguay del mundial. Pero su pasividad fue tal que intentó pocas jugadas de riesgo, siendo su mejor momento los últimos minutos, reacción tardía ante una disciplinada zaga paraguaya.
 
Lo de Paraguay es explicable pero peligroso. Salir a buscar la victoria, para asegurar el primer lugar del grupo, podría abrirle espacios a Nueva Zelanda para contragolpear y en vez de una victoria no sólo sufrirían una derrota, sino el boleto a casa.
 
Pero nunca se sabe. Estar sobre el filo de la navaja es quedar sujeto a imponderables. Le pasó a Eslovenia. Jugó al empate con Inglaterra y para terminar el encuentro estaba clasificada. Pero un gol de Estados Unidos en los últimos segundos a Argelia, la dejó por fuera.
 
Un dilema nada agradable. Por fortuna, el poco interés de Nueva Zelanda por atacar convencieron al Tata Martino de salir a buscar la victoria y recompuso el equipo con la entrada de Lucas Barrios por Óscar Cardozo y de Édgar Benítez por Haedo Valdés, dándole mayor movilidad en ataque.
 
Barrios, apenas entrado al partido provocó una situación peligrosa, luego lo haría Benítez en el minuto 75, la más clara opción de gol de todo el partido, negada por Paston, el arquero neozelandés y se uniría a la fiesta Roque Santa Cruz, pero Paston estaba en su día.
 
Paraguay ya está entre los mejores 16 equipos de fútbol del planeta y si hace bien la tarea con Japón, podrá ganar en un mundial su segundo partido y de paso quedar en la élite de los ocho consagrados. No la tiene fácil, pero tampoco sus rivales.
 
El que pierda se va y a Paraguay le sobran razones para seguir, empezando por su convencimiento de que “Cuando en la quimera se forja la idea, el canto que nace se hace pensamiento” como lo canta Maneco Galeano, uno de los suyos. Ahí nacen las victorias.
 
– – –
 
Encuentro de la tercera jornada del grupo F del Mundial de Sudáfrica disputado en el estadio Peter Mokaba de Polokwane ante 34.850 espectadores.
 
Paraguay
Justo Villar; Denis Caniza, Julio Cáceres, Paulo Da Silva, Claudio Morel; Cristian Riveros, Víctor Cáceres, Enrique Vera; Nelson Valdez (Edgar Benítez, m.67), Roque Santa Cruz, Óscar Cardozo (Lucas Barrios, m.66)
 
Nueva Zelanda
 
Mark Paston; Winston Reid, Ryan Nelsen, Ivan Vicelich, Tommy Smith; Leo Bertos, Simon Elliot, Tony Lochhead; Rory Fallon (Chris Wood, m.69), Chris Killen (Jeremy Brockie, m.79) y Shane Smeltz.
 
Árbitro: Yuichi Nishimura (JAP), amonestó a los paraguayos Víctor Cáceres y Roque Santa Cruz y al neozelandés Nelsen.

Alemania sufrió su clasificación ante Ghana

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

24 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 0:17 COT

Hace no tanto, se les llamaba a estos rubios venidos de los valles del Rin y del Danubio, los "tanques alemanes". Gigantes que manejaban bien el balón, pero que también hacían ver (y sufrir) su presencia física. Verdaderas moles, como lo fueron en su tiempo los germanos, dolor de cabeza de los Césares. Pueblo indómito que diezmó legiones como en la legendaria batalla del bosque de Teoturgo, igual lo hace hoy en el fútbol, aplastando rivales.

Colombia, con la selección de ensueño del 90, pudo controlarlos a punta de juego preciosista, pelota a ras de piso y creatividad compulsiva. Fuimos los únicos que no pudieron vencer y aún hoy recordamos el pase del Pibe Valderrama y la carrera hacia la historia de Freddy Rincón para marcar el gol del empate en un tiro cruzado desde la derecha.
 
Pero ésta, la del mundial de Sudáfrica, es otra Alemania. La colección de bíceps y pectorales, de rubios cortados con cincel y mirada adusta, quedó atrás. Hoy nos enfrentamos a una selección, por decirlo de alguna manera “ligera” por la contextura que se observa, delgados y ágiles como Özil. El paso marcial ha cedido ante el juego relajado, a veces alegre, un poco irresponsable. Los arios abrieron sus puertas y se mezclaron. La selección alemana refleja la colección de culturas y etnias que enriquecen y diversifican su juego.
 
Hay de todo. Turcos de segunda generación como Mesut Özil, brasileños nacionalizados como Cacau, de Bosnia-Herzegovina como Marko Marin, de abuelos granadinos (España) como Mario Gómez García o polacos como Piotr Trochowski, Lukas Podolski y Miroslav Klose, o Jerome Boateng de ascendencia ghanesa. Con esta selección multiracial consiguieron un deslumbrante triunfo ante Australia, tropezaron con Serbia y sufrieron con Ghana.
 
Tan irregular en su composición lo ha sido con su juego. Cuestión de acople, de temperamentos o simplemente la transición a una selección diferente. El tiempo dirá qué tanto bien le hizo la diversidad, aunque las mezclas siempre son buenas. Por ahora, pese a su juventud y a las diferencias culturales entre sus integrantes, conserva intacta la mentalidad ganadora e infunden el respeto de siempre, ganado en incontables títulos, incluyendo tres copas del mundo y siete finales. Un palmarés envidiable.
 
El partido con Ghana fue muy especial porque por primera vez en mucho tiempo, Alemania corría el peligro de quedar eliminada en primera ronda, evento que no ha sucedido desde 1930. A Ghana le bastaba el empate y a Serbia un gol contra la débil Australia, para que Alemania sufriera la misma humillación de Francia. Un desastre que pendió como espada de Damocles a lo largo de un encuentro que no podía resolver a su favor.
 
Las estrellas negras, que no tenían mucho que perder, no salieron a buscar el empate sino a aprovecharse de las necesidades de los alemanes para armar su propia fiesta. Cómo corren estos africanos. Ágiles como los antílopes de Mole, llegaron con relativa facilidad a los predios de Neuer algunas veces, pero aparte de asomarse, mostrar los dientes y no nos digamos mentiras, asustar, todo quedaba en mera intención, 
 
Con Schweinsteiger sin brillo, Podolski, como en el partido con Serbia, impreciso, y Ghana, sin su conductor Essien, los equipos invadían terrenos ajenos, en un partido de ida y vuelta, con pocas ocasiones de peligro, salvo dos que pudieron haber cambiado la historia. El mano a mano de Özil con Kigson en el minuto 25, ganado por el portero ghanés que ahogó el grito de gol de los alemanes. Un minuto después, Gyan tuvo su propia oportunidad, pero la intervención providencial de Lahm sacó su cabezazo de la misma raya.
 
En el segundo tiempo los alemanes entraron más pausados lo que redundó en una mayor organización que trataba de mantener a raya a las estrellas negras, acercándose a su área. El tanto que tranquilizó nervios y conciencias llegó con un tiro de media distancia de Özil, arriba del palo derecho del arquero. Un gol de oro que vale una clasificación. En el otro partido, mientras tanto, Australia completaba la buena suerte de los germanos con dos anotaciones que sepultaron a Serbia.
 
El final tuvo sus ratos tranquilos, pero también de angustia en algunos pasajes provocados por Ghana que no se resignaba a perder, pese a que, con los resultados de los dos partidos tenía la clasificación asegurada. Por momentos tuvo la manija del encuentro, pero su ansiedad, su falta de tino o su inexperiencia, reducían sus ataques a tan solo buenas intenciones.
 
La ronda de clasificaciones avanza y desde ya, con los primeros resultados, llegan los clásicos de siempre. El primero, Alemania – Inglaterra. El verdadero mundial está por comenzar.
 
– –
Partido de la última jornada del grupo D disputado en el estadio Soccer City ante 83.371 espectadores.
 
Ghana
 
Kingson; Pantsil, Mensah, Jonathan, Sarpei; Annan, Kevin Prince Boateng, Asamoah; Tagoe (Muntari, min 64), Ayew (Adiyiah min. 90), Gyan (Amoah, min. 82)
 
Alemania

Neuer; Jerome Boateng (Jansen min.72), Friedrich, Mertesacker, Lahm; Khedira, Schweinsteiger (Kroos, min 81); Müller (Trochowski min. 67), Oezil, Podolski; Cacau.
 
Goles: Oezil, de media distancia (min. 61).
 
Árbitro: Carlos Simón (BRA), amonestó a Ayew (min. 40) y a Müller (min. 43).

Chile trabó el engranaje suizo

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

23 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 13:06 COT

Todo se daña en esta vida hasta los relojes y más si funcionan a la antigua con engranajes, el uno dependiendo del otro. Si uno sólo falla, el mecanismo se para. A Suiza, le duró 559 minutos el tic tac perfecto. Cada jugador en escena cumplió bien su tarea, copando espacios, encimando contrarios, destruyendo jugadas, un muro sólido de contención destinado a cansar, desesperar y motivar el descuido. España lo padeció y Chile era el segundo en fila para consolidar el récord de la valla invicta.

¿Es válido jugar de esa manera? ¿Jugar a no dejar jugar? Válido sí, pero extraño en una Suiza que tiene a Roger Federer, uno de los mejores tenistas de la historia, que nos acostumbró a sus jugadas de fantasía, un exquisito banquete de creatividad, alegría, delicadeza y energía, resumen de lo que ha sido Suiza, cuya naturaleza desigual, da pie para que la imaginación se desborde en cada rincón, jamás igual, pero armónico en sus diferencias, que en Suiza se han multiplicado con la inmigración, creando una maravillosa amalgama de culturas.
 
Pero el fútbol suizo es la excepción. Pobre de solemnidad, está condenado a repetirse en cada partido. Un fútbol difícil, agreste, traicionero, a veces inofensivo de lo simple que es, pero otras letal como las avalanchas que de cuando en vez arrasan con los aventureros. España lo sufrió y descendió al infierno colocándole el baldón de nueva frustración porque aparte de ser incansable contra el muro suizo, se descuidó un momento.
 
Alpinista avisado no muere escalando. Y Chile es un alumno juicioso. No ha tenido un fútbol ganador en una región de campeones mundiales. Produce talentos, es luchador, tiene un juego alegre, pero es lo que se diría una selección de media tabla, y por eso debe esforzarse al máximo para obtener resultados. Con Suiza no cambió su juego ofensivo que lo llevó por buen camino en las eliminatorias. La cuestión era el cómo practicarlo con Suiza.
 
Lo primero que hizo fue atacar, pero dejando atrás un cerrojo que impidiera los desbordes suizos. Así comenzó un juego de sumo singular, restringido al medio campo, ambos pujando, con leve ventaja para los suizos que fueron llevando a los chilenos a su campo, pero pasándose de revoluciones con la tosquedad de su marca. El resultado se vio al minuto 31 con la expulsión de Behrami por una falta descalificadora contra Vidal.
 
A partir de ese momento, se terminaron las tímidas apariciones de Suiza en predios chilenos buscando encajar con el solitario N'Kufo que arriba esperaba un descuido para anotar. Así terminó el primer tiempo y comenzó el segundo con un Chile que descubrió el secreto. No es con pelota a ras de piso, como tampoco por arriba como se ataca a Suiza, sino dándoles de su propia medicina, velocidad que genere sorpresa, con Alexis Sanchez y Beauseyour proyectándose por las bandas.
 
De todas formas, la segunda mitad avanzó para Chile sin concretar pese a que se comenzó a llegar con posibilidades de anotar y ya tenían en su cuenta un gol anulado por fuera de lugar. La angustia comenzó a correr para ambos y aunque Suiza seguía con aplicación el libreto, la sorpresa arruinaba les causaba desconcierto con los yerros consiguientes.
 
Apenas a un cuarto de hora del final, el asalto tuvo éxito. Un pase de Valdivia a Paredes y de éste a Mark González para que de cabezazo vulnerara la red suiza. Un invicto al que se le puso fin y un justo premio al esfuerzo. El viejo cuento de la gota de agua sobre la piedra, renació para dicha de los australes y castigo para el fútbol cicatero.
 
Un sudamericano más que se une a la fiesta. La Copa tiene sabor a tierra nueva, a esfuerzo, a dedicación, al nuevo vino que se recrea como el maravilloso Carmènére, que encontró en Chile su nuevo hogar para regresar al mundo, renovado. Este mundial sabe a Nuevo Mundo, como nunca antes.
 
La cueca chilena le impuso su ritmo, con tubas y bombos a las trompas de los Alpes.
 
– – –
Partido de la segunda jornada del Grupo H del Mundial de Sudáfrica 2010 disputado en el estadio Nelson Mandela Bay ante 34.872 espectadores.
 
Chile
 
Bravo; Jara, Medel, Ponce, Isla, Carmona, Vidal (Mark González, min.46), Matías Fernández (Paredes, min.64), Alexis Sánchez, Suazo (Valdivia, min.46) y Beausejour.
 
Suiza
 
Benaglio; Lichtsteiner, Von Bergen, Grichting, Ziegler, Inler, Huggel, Behrami, Gelson Fernandes (Bunjaku, min.76), Frei (Barnetta, min.42) y N'Kufo (Derdiyok, min.68).
 
Gol: Mark González (min.75).
 
Árbitro: Khalil Ghamdi (KSA). Mostró cartulina amarilla a Suazo (min.2), N'Kufo (min.18), Carmona (min.22), Ponce (min.25), Barnetta (min.48), Matías Fernández (min.60), Inler (min.60), Medel (min.61) y Valdivia (min.90+2) y expulsó con roja directa a Behrami (min.31).

Portugal fusiló a Corea del Norte

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Por: Marsares

22 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 8:42 COT

Increíble. Quien sólo haya visto el primer tiempo de este partido, se negaría a creer el resultado final a favor de Portugal que va camino de convertirse en el más abultado de este mundial. Corea del Norte no sólo se plantó de igual a igual a los lusitanos, sino que en los primeros veinticinco minutos pudo haber empezado a ganar. Rápidos, con el alma transitando en los pies, como en 1966 cuando sorprendieron al equipo de Eusebio, llegaron aplicados a la portería de un Portugal que en los comienzos del partido lucía inquieto.

Aparte de eso, Corea del Norte necesitaba ganar después de perder con Brasil, todo hay que decirlo, honrosamente, con un gol tardío que mostró, pese a sus limitaciones, que no había venido como un invitado de piedra. Con un flojo Portugal al frente que tuvo suerte de no hundirse con Costa se Marfil, explicable que su entrenador asegurara antes del partido que contra Portugal no se iban a encerrar atrás, como efectivamente sucedió.
 
Por eso, el solitario gol de Meireles con habilitación de Tiago (reemplazo de Deco) que ponía en ventaja a Portugal en el primer tiempo, lucía como un excesivo premio a un equipo que poco había hecho para merecerlo. Un empate, o quizás un Corea ganador, hubieran sido mejor reflejo de lo ocurrido. Si su país hubiera podido verlo, habría sentido orgullo por este equipo venido de la nada, capaz de enfrentar encopetadas selecciones con dignidad y decoro. ¿Qué pasó?
 
La ansiedad pudo más que la paciencia, virtud de los orientales, pero no cuando en casa se les exigen resultados con tinte político. Con tamaña exigencia se fueron de cacería y se les olvidó cerrarle la puerta al lobo. Fueron tan aplicados en sus desbordes, tan ordenados en sus ataques, que subieron las líneas, apostándole al todo o nada y Portugal no hizo otra cosa que aprovechar lo que le ponían en bandeja de plata. Ni más faltaba.
 
Con el gol en contra, lo que antes había sido orden se convirtió en atolondramiento buscando remontar un resultado a cualquier costo para no causarle un disgusto al supremo líder. Explicable que la estantería se viniera abajo al comenzar el segundo tiempo. Como el cordero pascual, pusieron la yugular al filo de la navaja y comenzó el desangre en el minuto 53.
 
Los cambios hechos por Queiroz para este partido comenzaron a justificarse con creces. Simao que ya había reemplazado a Danny en el partido contra Costa de Marfil esta vez fue titular y el encargado de abrir el paquete de regalos con el segundo gol. Luego vendría el tercero, obra de Almeida, reemplazo de Liedson, y el cuarto de Tiago que ya se estaba erigiendo en la figura de la cancha, confirmándolo con la última anotación del partido, un séptimo gol que le dio cristiana sepultura a su empequeñecido rival.
 
El quinto fue de Liedson a quien Queiroz colocó de nuevo en el campo en vez de Almeida y el sexto de Cristiano Ronaldo, extraño por su factura y extraordinario para él mismo y el propio Portugal que veían terminarse el hechizo de 16 meses que lo mantuvo alejado de los goles. El balón se lo llevó encima del cuello por un segundo, antes de bajarlo cerca a la raya y con un zapatazo, hundirlo en el arco. Claro está que antes había asistido a sus compañeros con jugadas brillantes como el pase a Tiago para el cuarto de la noche.
 
De este marcador se hablará por mucho tiempo, pero no refleja al verdadero Portugal. Fue un partido extraño, absurdo, pues ni los lusitanos son tanto, ni Corea del Norte tan poco. Las palmas, los gritos, incluso las vuvuzelas que sonaron más fuerte porque eso quería la tribuna, goles a granel, ocultan a un Portugal que muestra incapacidad ofensiva cuando un equipo se le planta bien en el campo. Corea lo desnudó en los primeros veinticinco minutos del partido, como antes, Costa de Marfil. Ahora viene Brasil y será otro cuento.
 
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Partido disputado en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo ante unos 63.000 espectadores.
 
Portugal
 
Eduardo; Miguel, Ricardo Carvalho, Bruno Alves, Coentrao; Pedro Mendes, Meireles (Miguel Veloso, min. 70), Tiago, Cristiano Ronaldo, Simao (Duda, min. 74) y Hugo Almeida (Liedson, min. 77).

Corea del Norte

 
Myong Guk Ri; Jong Hyok Cha (Song Chol, min. 75), Chol Jin Pak, Jun Il Ri, Kwang Chon Ri, Yun Nam Ji; Yong Jo Hong, Nam Chol Pak (Kwang Chon Ri, min. 59), Yong Hak An, In Guk Mun (Yong Jun Kim, min 59); y Tae-Se Jong.

Goles: Raúl Meireles (m.29); 2-0, Simao (m.53); Hugo Almeida (m.56); Tiago (m.60 y m89); Liedson (m.81). Cristiano Ronaldo (m.85)


Árbitro: Pablo Pozo (Chile) mostró tarjeta amarilla a Chol Jin Pak (min. 32), Pedro Mendes (min. 38), Hugo Almeida (min. 70).

Brasil dejó a Costa de Marfil en el camino

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Por: Marsares

21 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 23:16 COT

Brasil sigue haciendo lo de siempre desde que apareció en la historia del fútbol, ganar. No importa cómo. Antes lo hacía con jugadas de mago, con la improvisación que dejaba derrochar el talento. Hoy, con el Dunga práctico, simplificó su juego. Espera, arma la jugada, analiza los espacios, hace los pases precisos y en el último cuarto de cancha, mete la pelota en la red.

Es tacaño con el espectáculo, pero efectivo en el juego. No encanta, pero igual gana. A veces se acuerda de la historia, al fin y al cabo el jogo bonito lo lleva en los genes y como lo hizo Robinho en el partido contra Corea del Norte, da pinceladas que saben al viejo Brasil donde cada estrella tenía su lugar propio en el cielo. Pero son solo eso, destellos, que incluso no se ven bien, no cuadran como tampoco lo haría un violín acompasando un reaggeton.
 
Cuatro zagueros, tres volantes, un media punta (Kaká) y dos delanteros (Robinho y Luis Fabiano) conforman un esquema letal que arma un muro de contención de siete con los tres volantes cuando no tienen el balón, incluso de ocho, porque Kaká baja a taponar espacios, y al medio campo retrocede Robinho dejando en punta a Luis Fabiano, como el oportunista que con un pase preciso puede acabar con el contrario.
 
Pero si tiene el balón, uno de los laterales sale (Maicon o Bastos) y quedan tres defendiendo, un volante delante de ellos (Melo) mientras al ataque se unen los otros dos (Silva y Elano) con Kaká enlazando hacia los dos delanteros (Robinho y Luis Fabiano), una máquina precisa, efectiva, que fabrica y hace los goles, con eficacia, rapidez y claro, talento que se manifiesta a la hora de anotar.
 
Contra Costa de Marfil, que entró respetando más de lo debido, hizo lo que a pocos les gusta, esperar, organizarse, cuidar los espacios, ir moviendo las fichas para desacomodar al contrario, en los que se van minutos interminables, que desesperan al hincha, ansioso de una avalancha de goles y genialidades. Insultos para Dunga, pero igual Brasil gana.
 
El primer gol no es para tallarlo en mármol, pero sirve como ejemplo en una clase de fútbol de cómo aprovechar los espacios. Kaká ve la grieta y le hace el pase preciso a Luis Fabiano que arriba pugna entre Siaka, Kolo Toure y Tiene. Un bisturí filoso que rasga el campo, apenas detectable por Boubakar Barry un instante antes de consumarse el desastre en forma de cañonazo que pasa por encima de su cabeza. Un primer gol que le duele a los marfileños por lo demoledor.
 
Pero aún faltaban más. Cinco minutos después de iniciarse el segundo tiempo, llega un instante mágico que detiene el tiempo de tanto saborearlo. Con la chispa heredada de generaciones, Luis Fabiano se inventa en el área un gol de carnaval, ondulante como las garotas de su tierra. El balón lo pone de sombrero dos veces al abismado Sokora que apenas acierta a deslumbrarse, mientras lo ve pasar y luego descender por el brazo de su dueño para arrugar por segunda vez el corazón de los marfileños. Un gol que lleva como sello la mano de Dios.
 
Brasil despierta, y la tribuna africana, desconfiada ante los desaires sufridos a diestra y siniestra por los que le apuestan al nada por el todo, encuentra que la diversión anda de la mano de sus descendientes y no de sus coterráneos. Esta vez Elano se unió a la fiesta. Kaká, que para fortuna del fútbol está de vuelta, es el autor intelectual y con Kolo Toure como policía -inefectivo, a decir verdad- la coloca donde los oportunistas hacen su agosto. A Elano le bastó el empujón.
 
Tres son compañía para que comience la fiesta, por eso Didier Drogba, sin invitación, se cuela para tirársela… o por lo menos para aguarla. Apenas diez minutos le quedan al partido y con Yaya Touré como cómplice que corre por la izquierda y le levanta un centro, la estrella del Chelsea la acaricia con la cabeza para mostrarle a Brasil que los invencibles no existen.
 
Un buen partido pero sin derecho a postre, porque al final se agrió. Los marfileños reemplazaron con patadas la alegría de jugar al fútbol y el propio Elano sufrió en su tobillo los taches de la torpeza convertida en agresión. Después Kaká caería en la trampa de la provocación y dos tarjetas amarillas consecutivas premiaron la zancadilla de la impotencia. Su expulsión deja un sabor a cicatería, a puñalada artera, a un África que con el paso de los partidos se desdibuja, sumida en el estancamiento. Su magia se desdibujó cuando decidieron ir a Europa a pulir su estilo y ahora paga las consecuencias.
 
Brasil ganó y Costa de Marfil pudiera haberlo hecho mejor. Pero respetó demasiado al principio, y luego se envalentonó escupiendo para arriba.
 
– – –
 
Partido de la segunda jornada del Grupo G disputado en el estadio Soccer City, de Johannesburgo.
 
Alineaciones
 
Brasil
 
Julio César; Maicon, Lúcio, Juan, Michel Bastos;Gilberto Silva, Felipe Melo, Elano (m.67, Daniel Alves); Kaká; Robinho (m.90, Ramires) y Luis Fabiano.
Entrenador: Dunga.
 
Costa de Marfil
 
Boubacar Barry; Guy Demel, Kolo Touré, Didier, Zokora, Siaka Tiene; Emanuel Eboue (m.72, Romaric), Yaya Touré, Ismael Tioté; Aruna Dindane (m.54, Gervinho), Salomón Kalou (m.68, Kader Keita), Didier Drogba. 
Entrenador
: Sven-Göran Eriksson.
   
Goles: Por Brasil: Luis Fabiano (m.24 y 50); Elano (m.62). Por Costa de Marfil: Drogba (m.79).
    
Árbitro: Stephane Lannoy (Francia) expulsó a Kaká (m.80) y amonestó a Tiene, Keita, Kaká y Tiote.

Paraguay borró a Eslovaquia

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

20 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 22:50 COT

Paraguay no la ha tenido fácil. Este pequeño país ha crecido a la sombra de vecinos poderosos en todo, incluso en el fútbol. Nada menos que Brasil, Argentina y Uruguay que siempre le han puesto condiciones para vivir. ¿Qué puede hacer un pequeño en tierra de gigantes? Aprender a sobrevivir. No le queda de otra. Y para sobrevivir le toca esforzarse el doble en todo, incluso en el fútbol pues, para colmo de males, sus tres vecinos que han descollado en muchas cosas, también lo han hecho en el fútbol hasta el punto de haber sido los tres, campeones mundiales.

Sin genios que le faciliten la vida (imagínense crecer al pie de las tierras que dan Maradonas y Pelés) , en el fútbol le ha tocado descollar a punta de corazón, de disciplina, de empeño, en Colombia diríamos de verraquera. Por eso los paraguayos cuando saltan a una cancha, se ponen el overol y suplen sus carencias con entusiasmo. El partido contra Eslovaquia es un buen ejemplo. Disputaron cada centímetro de terreno, como si en ello se les fuera la vida, pero es que lo llevan en los genes.
 
Hace mucho le tocó hacerlo contra sus tres vecinos, unidos y apoyados por el Imperio Británico, lo que se conoce como la guerra de la Triple Alianza. Pese a la diferencia, el contubernio de los tres no la tuvo fácil. Ganaron, sí, pero Paraguay se defendió con garras y colmillos hasta el último momento. Aterrador. En esa guerra perdió el ochenta por ciento de su población adulta masculina. Más cerca, en la guerra del Chaco contra Bolivia, también sus pérdidas fueron inmensas.
 
Ahí se cocinó la “garra” paraguaya. Nadie les ha regalado nunca nada y saben que para conseguir algo deben esforzarse el doble. Son guerreros del fútbol y a eso le apuestan en cada encuentro. Por eso, desde el primer minuto, se le fueron encima a los eslovacos. Los apiñaron en su campo, disputándoles el balón hombre a hombre, para luego desprenderse con él amarrado, camino a la red. 
 
El partido en ocasiones se tornaba monótono porque no es agradable ver jugar a un solo equipo. Los monólogos ahuyentan el espectáculo, pero no hay tampoco que culpar a Eslovaquia. Su fútbol es simple. Velocidad, desborde por los costados, centros fatídicos y alguien que patee o cabecee. Altos, fuertes y rápidos y ahí concluye todo. Una gambeta, un quiebre de cintura, una finta, son tan exóticos es esos parajes como el mate o la dulzura del idioma guaraní que encanta los oídos.
 
¿Habrá visto Anelka este partido? ¿Le habrán enseñado estos paraguayos lo que es sentir la responsabilidad de defender su tierra, su gente, su cultura, su manera de ver la vida, la lucha constante de cada día por llegar al siguiente? Es increíble. Tanto fue el asedio a los eslovacos que la única llegada con peligro que tuvieron fue al minuto 92, exigiendo al portero guaraní. Lo demás, unos pocos tímidos intentos que más que cualquier cosa, era para recordar que también ellos andaban por ahí, así fuera escondidos entre los paraguayos.
 
La fiesta la comienzan Roque Santacruz y Riveros y por la izquierda Nelson Valdez. También Barrios hace de las suyas. Todos a una como en Fuenteovejuna, ponen su cuota, y es por el lado de Barrios que llega la primera anotación. Un pase magnífico a Enrique Vera y éste, sin mayor problema con la pierna derecha mete el balón para que al otro lado del océano, se la gocen a punta de arpa y guitarra.
 
 
Pudieron ser más en este primer tiempo, pero erraron por apresurados, por enredados o por ansiosos, bueno y también porque los eslovacos no son mancos y ante la impotencia la guerra de los taches y las zancadillas comienza a hacer su agosto. A Durica lo amonestan por pegarle por detrás a Riveros. Y lo propio sufre Vera que devuelve los favores. Un segundo gol se le niega a Roque Santacruz cuando el balón iba camino de la red. El arquero, vencido, desde el piso estiró la pierna y apenas con la punta lo desvió hacia la linea de meta.
 
El segundo tiempo no cambia el libreto aunque se nota algo más sueltos a los eslovacos. Por lo menos se les ve aparecer e incluso en algunos pasajes del partido Paraguay le cede el balón, pero no es por mucho tiempo. Avanzado el segundo tiempo entra Óscar Cardozo. Buena noticia porque se nota que su lesión ha evolucionado bien y en los próximos partidos se le tendrá en cuenta.
 
A estas alturas, Eslovaquia está tan encerrado en su campo que la primera línea de defensa son los propios delanteros paraguayos que bloquean las salidas, hasta que llega el segundo gol, después de un entrevero en la portería eslovaca. Varios quieren pegarle, rechazar, la pelota parece sin dueño, hasta que Cristian Riveros con un zapatazo potente la introduce por el lado izquierdo del portero. Ahí termina todo, salvo el remate peligroso de Weis en el tiempo de reposición.
 
Paraguay hizo bien la tarea. No sólo camina con pie derecho sino que, como van las cosas, puede terminar de primero en su grupo. Otro latinoamericano más que demuestra que se puede ganar jugando a eso, a ganar, con fútbol ofensivo y alegre. Mientras en Latinoamérica se ríe, en Europa se está volviendo costumbre el llanto y el crujir de dientes.
 
– – –
 
Partido correspondiente a la segunda jornada del Grupo F disputado en el Estadio Mangaung, Free State, de Bloemfontein. Baja asistencia
 
Alineaciones
 
Eslovaquia
 
Jan Mucha; Jan Durica, Kornel Salata (m.81 Miroslav Stoch), Martin Skrtel, Peter Pekarik; Vladimir Weiss jr, Marek Hamsik, Zdenko Srtba, Stanislav Sestak (m.69 Filip Holosko); Jan Kozak; Robert Vittek. Director técnico. Vladimir Weiss.
 
Paraguay
 
Justo Villar; Claudio Morel, Antolin Alcaraz, Paulo Da Silva, Carlos Bonet; Cristian Riveros, Víctor Cáceres, Enrique Vera (m.84 Edgar Barreto); Nelson Valdez (m.67 Aureliano Torres), Roque Santa Cruz y Lucas Barrios (m.80 Oscar Cardozo). Director técnico. Gerardo Martino.
 
Goles: Enrique Vera (m.26), Cristian Riveros (m.83)
 
Árbitro: Eddy Maillet (SEY) que amonestó a los eslovacos Durica (m.42), Sestak (m.47) y Weiss (m.81) al paraguayo Vera (m.45)

Argentina se devoró a Corea del Sur

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

20 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 0:47 COT

Se salió con la suya Maradona, sí, hay que reconocerlo. Hizo la selección a su imagen y semejanza, con corazón más que con cabeza, a punta de rencillas y favoritismos, y los resultados se le dan, hasta el punto que ya ocupa con merecimientos el rango de favorita para llevarse la Copa a casa.

En la rueda de prensa posterior a este partido Maradona dijo que su equipo era de fieras y, por lo menos en lo que se refiere a este partido, eso fueron, verdaderas fieras que salieron a devorarse a Corea del Sur que pese a que no bajó los brazos, trató de neutralizar a Messi, apeló al juego brusco y contragolpeó, una vez con éxito, al final salió apabullado.
 
Cada partido es una historia diferente. Ante Nigeria se mostró el atolondramiento de no poder anotar, pese a las llegadas y claro, si de culpables hay que hablar, el arquero Enyeama es el que debe ir en la portada. Pero contra Corea del Sur era otro cuento. Los orientales se paran bien, aprovechan los espacios, controlan quitando balones o golpeando espinillas, y son irrespetuosos, al punto que si te descuidas, te meten un gol y no se emocionan más de lo necesario. Además son previsivos. Por eso trataron de meter a Messi en un cuarto oscuro. Sin Messi metiendo goles, hay vida y mientras hay vida hay esperanza.
 
En algo acertaron, encerraron al Messi goleador pero destaparon al Messi armador y, además, se les apareció el Messi suertudo. Tres personalidades distintas y un solo crack verdadero. Aunque él no lo confirma, Nuestra Señora de Luján parece que le concede sus favores. La Patrona de Argentina metió la mano en el partido, lo que desdice mucho de su imparcialidad divina, pero es que así son en el reino del Río de la Plata, cargaditos.y ella, bueno, que su hijo la perdone por gritar a estas alturas: ¡Dios es argentino!. Messi cobra un tiro de esquina, la pelota rebota en el cuerpo de Park Chu-Young y al fondo de la red. Mejor sí es posible.
 
La desazón en el banco coreano también tenía connotaciones especiales. El entrenador Huh Jung Moo es un viejo conocido de Maradona. Ambos se sufrieron en el mundial del 86, el uno tratando de controlarlo a patada limpia y el Pelusa esquivando al que ya tenía el mote de Jindogae, nombre de una raza de perro cazador de su tierra, por su juego duro, torpe, brusco, rozando el límite del reglamento. 24 años después, este duelo se repite como entrenadores, de nuevo con derrota para el coreano.
 
A pesar de todas las previsiones Messi, a su manera pone su cuota para hacerles morder el polvo a los coreanos. Pero no es el único. Aparte de Tévez, que si fuera por sudor, entrega y carrerones, habría salido premiado con goles, está Maxi Rodríguez encarando y organizando. En una de esas, le hace un pase a Burdisso que le cambia la trayectoria para que Higuaín con un cabezazo anote el segundo.
 
Hasta ahí mejor no podía ser, pero Corea del Sur no se echó a la pena y al finalizar el primer tiempo confirmó lo que había descubierto Nigeria, Argentina es débil atrás. Un error de Demichelis que no rechaza con propiedad le sirve en bandeja a Park Chu-Young para decretar el descuento. Arriba un vendaval y atrás… no es que sean una coladera, pero vacilan, se equivocan, se les cruzan los cables. ¡Qué vaina! Argentina es atacable y a los coreanos les renace la esperanza.
 
Pero atacar implicaba abrir espacios y Corea dejó boquetes aprovechados por Messi que en una descolgada por la izquierda, trató de marcar en diagonal con rechazo del portero. Messi insistió y el palo se interpuso pero se la colocó en los pies a Higuaín que no hizo otra cosa que desviarla con suavidad a la portería. Tercer gol que sentenciaba el partido. Faltaba uno más. Un nuevo contragolpe de Messi en sociedad con Agüero que había entrado por Tévez, le permitió a Higuaín lucirse con el tercero en su cuenta personal.
 
Tres son compañía. Higuaín a quien pocos quieren y solo la terquedad de Maradona lo tiene en la titular, mostró que si ha podido hacerlo en el Real Madrid, no tiene por qué ser distinto en la selección, aparte de la presión que tiene con un Milito esperando que se le escurra su voracidad para quitarle el puesto.
 
Argentina lo hizo bien, descubrió a un Messi armador, a un Higuaín que responde con goles a la confianza del Pelusa, y a una defensa que tiene que fortalecerse. Es cierto que la euforia tapa los defectos, pero mirando hacia adelante, Argentina va a encontrarse con rivales de mucho más peso que lo van a poner en problemas si no se ajusta en la zaga.
 
Pero serán nuevas historias. La de ahora es de triunfo y para eso están los triunfos, para gozárselos.
 
– – –
 
Partido disputado en el Soccer City de Johannesburgo ante 82.174 espectadores.
 
Alineaciones
 
Argentina 
 
Romero; Jonás Gutiérrez, Martín Demichelis, Walter Samuel (Nicolás Burdisso, m.23), Gabriel Heinze; Javier Mascherano, Maxi Rodríguez, Ángel Di María; Lionel Messi, Carlos Tévez (Sergio Agüero, m.75), Gonzalo Higuaín (Mario Bolatti, m.83) 
Corea del Sur
 
Jung Sung-Ryong; Oh Beom Seok, Cho Yong Hyung, Lee Jung Soo, Lee Young Pyo; Ki Sung Yueng (Kim Nam Il, m.46), Kim Jung Woo; Lee Chung Yong, Park Ji Sung, Yeom Ki Hun; Park Chu Young (Lee Dong Gook, m.81) 

Goles: 1-0, m.17: Park Chu Yueng en propia puerta tras una falta sacada por Messi; 2-0, m.33: Higuaín de cabeza; 2-1, m.45: Lee Chung Yong; 3-1, m.76: Higuaín; 4-1, m.80: Higuaín 

Árbitro: Frank de Bleeckere (BEL), amonestó a los surcoreanos Yeom Ki Hun y Lee Chung Yong y a los argentinos Jonás Gutiérrez, Javier Mascherano y Gabriel Heinze.

México se tomó La Bastilla

Estancias > Primera plana
Por: Marsares

19 dAmerica/Bogota Junio dAmerica/Bogota 2010 18:44 COT

Refrescante. No es que se haya visto un gran partido, ni tampoco grandes estrellas, de esas que con un solo movimiento son capaces de desafinar una orquesta. Pero México ganó con un fútbol alegre, a veces desordenado, algo irresponsable, untado de tequila que es lo mismo que decir, jugando al zigzag, un poco atropellado y por qué no decirlo, con mucha verraquera. Y Francia perdió porque extravió la magia, porque se olvidó del fútbol, porque no basta sumar estrellas para crear el cielo, hay que acomodarlas para que aprendan a caminar juntas, sin zancadillas de por medio.

¿De qué sirve tener un entrenador al que ya despidieron? Aquí comenzó la debacle para Francia. No se puede confiar en quien nadie confía y es cuando aparece el irrespeto porque se pierde la autoridad. Dicen que Anelka lo insultó en el intermedio de este partido y Domenech, para remendar su autoridad, lo sacó del partido al comenzar el segundo tiempo. Anelka desmiente el rumor, pero lo cierto es que en la cancha, cada quien anduvo por su lado. Apenas intentos solitarios de golondrinas tratando de espantar el invierno sudafricano.
 
Diferente este verde que te quiero verde, que pasó vergüenzas contra Sudáfrica en su debut, pero que hoy se desquitó a lo México lindo y querido. Dicen sus seguidores que esperan al menos que juegue cinco partidos. En un Mundial que ha resultado el más democrático de todos, el sueño es posible. No hay oligarcas encopetados ni peones traídos para rellenar el espectáculo. Casi todos juegan más o menos a lo mismo, a no perder, que es lo mismo que a no dejar jugar, quitando balones y atropellando espinillas. Un Mundial muy nivelado, pero por lo bajo. Esto no le resta méritos a México que hizo lo suyo: corrió la cancha, fue mejor hombre a hombre que los franceses y le puso ají jalapeño al encuentro.
 
Esta vez Adelita no se fue con otro, vino con la selección como siempre lo han hecho las mujeres con sus machotes mexicanos, al pie del cañón y por primera vez con sus voces le cantaron a Francia lo que nunca habían podido hacer: “te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiero te detengo…” Por primera vez, desde que se inició el mundial, las vuvuzelas fueron calladas por los mariachis. No era para menos, 80 años esperando por un triunfo, no es de poca monta.
 
No fueron goles épicos pero siempre serán recordados. Muchos años atrás, los conservadores mexicanos se tendieron ante Napoleón II a ofrecerle la corona del segundo imperio mexicano. Hoy, un chicharito, apenas un mocoso como se diría en otros lados, proveniente de la Sub 17 campeona mundial, a espaldas de los zagueros franceses, en una cámara lenta insufrible y humillante, sólo ante el arquero, lo eludió por su derecha y sin nadie que lo estorbara, la mandó para la red. Una viveza del muchacho y una vergüenza para Francia, parada viendo su Arco de la derrota.
 
El segundo gol tampoco será recordado en la historia de los mundiales, pero si en cada mexicano, como por este lado lo hacemos con el de Freddy Rincón que le empató a Alemania en un partido épico, después de un pase del Pibe Valderrama. Pero esa es otra historia. Este, el mexicano, tiene dos valías. Una, la de sellar la suerte del partido. La otra, la de ser cobrado por un viejo que es emblema de México, Cuauthémoc Blanco, nombre de emperador y de señor de la cancha. Un penalti que lo coloca en las estadísticas como el mexicano que ha anotado en tres mundiales.
 
Los nuevos y los históricos, juntos, sellando la suerte de Rivery y su corte de egos lastimados, con un Tierry Henry en el banco, rumiando su suplencia. Nada más para destacar, salvo una bella mexicana en la tribuna. Con sus cabellos al viento y su rostro adornado con la pintura ritual de esta religión que también tiene su propio cielo e infierno y un purgatorio destinado a las almas en pena que pudiendo haberlo tenido todo, apenas les alcanzó la vida para dilapidarlo. Los franceses se retiraron abucheados y la bella mexicana abrió los brazos, aspiró el aire frío de Sudáfrica y como las de Pancho Villa y Emiliano Zapata, gritó: ¡Viva México, carajo!
 
– – –
 
Juego disputado en el estadio Peter Mokaba de Polokwane ante 35.370 aficionados. Temperatura cercana a los cero grados.
 
Alineaciones
 
Francia
 
Hugo Lloris, Bakary Sagna, William Gallas, Eric Abidal, Patrice Evra; Florent Malouda, Jeremy Toulalan, Abou Diaby, Sidney Govou (m.70, Mathieu Valbuena), Franck Ribery y Nicolás Anelka (m.46: Pierre Cignac). DT. Raymond Domenech.

México
 
Óscar Pérez, Francisco Rodríguez, Carlos Salcido, Rafael Márquez, Ricardo Osorio, Héctor Moreno, Gerardo Torrado, Efraín Juárez, Giovani dos Santos, Guillermo Franco y Carlos Vela (m.31: Pablo Barrera). DT. Javier Aguirre.

Goles: Javier Hernández (m.64); Cuauhtémoc Blanco de penalti(m.79).

Árbitro: Khalil Al Ghamdi (Arabia Saudita). Amonestó a Toulalan (m.45) de Francia y a los mexicanos Franco (m.4) Juárez (m.48), Rodríguez (m.82).

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