Me voy de equinoXio
Austral > Columnas Por: Julio Suárez Anturi18 dAmerica/Bogota Noviembre dAmerica/Bogota 2006 7:22 COT

Coincidencialmente, hacía poco había desarrollado una crónica sobre inquilinatos –“cité”– cuando me invitó Sentido Común a formar parte de equinoXio. Este proyecto se concibió como una casa –metáfora que, como ya lo he dicho, ya está rebasada–, y dentro de esa casa hay “inquilinos”.
¡Resultó ser una experiencia irrepetible!
Es equinoXio un proyecto que ha tenido un desarrollo rápido, y que puede tener tantos puntos de fuga en la perspectiva hacia el porvenir, como lo quieran sus inquilinos.
Además de proyecto editorial, propuesta blogosférica y punto de encuentro, equinoXio también es un grupo de personas, por naturaleza imperfectas, con fortalezas y debilidades.
Las fortalezas del resto de los inquilinos, estoy seguro que se enfilarán hacia la estrategia del proyecto, en una dialéctica que no se puede perder de vista.
El nombre de equinoXio –que ojalá con el tiempo se convierta en una marca reconocible masivamente– hace referencia a un sentido de igualdad, aunque sabemos que esto es más fácil de decir que de poner en práctica.
Con la consciencia de todo lo anterior, al menos la mía, equinoXio irrumpió en la blogosfera de Colombia hace muy poco, 6 meses y medio: el 8 de mayo.
En estos momentos ocupa una posición destacada en el ránking de Blogalaxia, lo cual para unos es toda una hazaña, y para otros un simple factor numérico que no debe distraer esfuerzos de la esencia del proyecto.
Tanto más meritorio esa escalada ante los ojos de los demás, por cuanto, en menos tiempo que 6 meses y medio, la blogosfera colombiana ha crecido 27,7 por ciento.
Ciertamente, el 25 de julio pasado, por tomar una fecha anotada, había 821 blogs registrados en Blogalaxia Hoy, el registro asciende un poco más de 1.049.
Las condiciones de competencia no son fáciles. Hay blogs excelentes, a los que se debe llegar con admiración. También, y no es un secreto ni una blasfemia, hay en la blogosfera una enorme cantidad de blogs que no motivan, no aportan: pareciera que no tienen una razón de ser.
Sin embargo, equinoXialmente tienen derecho de estar.
Esto que anoto ocurre no solamente en Colombia, cuyo universo blogosférico es bastante pequeño. Situación de habla mal del proceso de conectividad del país.
Su alarmante pequeñez, lo es en dos sentidos: en relación con otros países, y en cuanto consideramos la proporción de blogs frente al tamaño de la población.
Lo importante, creo yo, son las proteínas de las que hace gala la blogosfera colombiana.
La misma en la que navega equinoXio, con enjundia y fortaleza. Por eso, no dejo de estar orgulloso de haber sido parte de este milagro.
Sin embargo, hasta aquí llega mi participación. Me retiro.

Y lo hago muy a contrapelo de la imposible plurarquía. En un colectivo no puede existir un propietario, y de haberlo, jamás habrá plurarquia ni horizontalidad.
Y siento que fluyo mejor cuando la información y la toma de decisiones está equinoXialmente disponible, es compartida y aceptada.
Por eso, afortunadamente, para tomar esta decisión, fui, felizmente, autárquico.
Me sustraigo del porvenir del proyecto, al cual, desde luego, deseo todo lo mejor –todo lo que Dios y las circunstancias le permitan.
Ya me despedí de todos los inquilinos equinoXiales, los originales, y de cada uno de ellos recibí lo que tienen para dar.
En la historia de equinoXio ya está escrito, para siempre, que fui uno de quienes puso las bases del proyecto, y lo hice a lo largo de los primeros 6 meses y medio.
Esto significa, también, que esta columna, Austral, que procuraba salir los días 4 y 18 de cada mes, culmina, con la presente “entrada” (o post), su ciclo feliz.
Quienes deseen compartir sobre literatura, periodismo y vida, los espero, entonces, en Astrolabio.
Hasta pronto, pues.
Dios y las circunstancias, deciden ahora.
Abrazo.