En reciente sentencia la Corte Suprema de Justicia estableció que copiar sin ánimo de lucro no es delito, dio alcance a “ánimo de lucro” al vincularlo con una escala económica, reconoció la importancia de las excepciones y su aplicabilidad en el entorno penal, dijo que solamente “usar” un software no es delito y lo ilustró todo con el ejemplo de descargas de música disponible en internet. ¡Una sentencia para analizar!

Los invito a analizar los antecedentes y la decisión del Parlamento Europeo de esta semana. Este organismo ha decidido instar a sus Estados Miembros a no tomar medidas extremas en relación con la posibilidad de suspender la conexión a Internet de los usuarios que puedan estar violando el derecho de autor.

Copyleft (Foto: Fabricio Caiazza / Flickr, licencia CC-NC-BY-SA)

En la era digital, con múltiples posibilidades de acceder a la información, con opciones legales para que el autor decida como gestiona sus derechos de autor y para que descarguemos música en Internet, para que la reutilicemos y compartamos, ¿se justifica que el Estado sólo proteja el derecho tradicional de autor, dejando de lado las opciones que se han desarrollado en su entorno, y reforzando presión de criminalización sobre cualquier conducta que no se ajuste a sus estrictas normas? Es tiempo que todos nos movilicemos para que los políticos miren por encima del pasado, discutan la nueva realidad de la era digital y las múltiples posibilidades de compartir el conocimiento.

Medelink demostró que en una comunidad altamente permeada por la tecnología hay “creadores” y no solo “consumidores”, que la música electrónica está circulando amplia y mundialmente por circuitos que no coinciden con los tradicionales y que son usuarios de contenidos libres en forma constante.

Frente a la certeza de que la mitad de las descargas en BitTorrent son de programas de TV y a una evidente crisis de la televisión pública, la de Noruega ha empezado a experimentar canales de distribución nuevos como Bit Torrent; con ello enfrenta mitos sobre su “legalidad” y temores de la posible “pérdida de control”.

La industria cultural prefiere echarles la culpa de su crisis a las descargas ilegales sin siquiera considerar o estudiar el impacto de la amplia posibilidad de elección en Internet. Guillermo Santos cae en esa lógica, con una “aclaración” que no es correcta, es imprecisa e incluso parece fuera de lugar.

El movimiento apoyando la idea del “Acceso Abierto” evidencia que la era digital en el medio académico exige reafirmar prácticas sociales propias de la actividad docente, comprometerse con ellas y en esa vía levantar barreras legales que están vinculadas con la imposición del modelo legal de derecho de autor diseñado esencialmente por la industria del entretenimiento en este medio, buen ejemplo para analizar y fomentar.

Durante meses nadie pudo explicarle a Maria de Jesús (de modo que ella entendiera) lo que tenía que hacer, a nadie se le ocurrió reemplazar tal exigencia análoga con la imagen digital que tenían en el sistema, nadie pudo por meses superar esa barrera para atender a una persona mayor y enferma que, todos vieron, tenía derecho a ese servicio.

Les ofrezco mi visión e ideas sobre la revuelta en la blogosfera colombiana de esta semana por el uso que en El País (diario de Cali) hicieron de una foto de Flickr que su autora había licenciado con Creative Commons AtribuciónNoComercialNoDerivadas Genérica. La foto fue incluída en una de las revistas del diario (publicación con fines comerciales), editada (es decir, fue modificada) con el fin, según el diario en su carta de excusas, de contextualizar la información relacionada con una exposición fotográfica. Los invito a analizar lo sucedido y a que pensemos en propuestas para potenciar las opciones jurídicas tan necesarias en la idea de “compartir” que potencia la red.

¿Te has detenido a pensar últimamente sobre el papel de las bibliotecas y los libros impresos en tu vida? ¿Te has dejado llevar por la euforia de un mundo digital? Yo también casi caigo en la trampa pero bastó ir al encuentro de bibliotecarios colombianos para aterrizar mis nostalgias por los libros impresos.