Cualquier regulación que busque restringir el acceso (es el caso de la Ley Lleras) a Internet y a lo que allí circula compromete otros derechos fundamentales de los ciudadanos; por tanto debe ser mirada con lupa y restringirse lo más posible para evitar daños mayores. Digo todo esto, aunque afirme también que no cabe duda que a los autores y titulares que soportan su actividad económica en el derecho de autor les asiste un interés legítimo en conseguir medidas más efectivas para evitar la violación de sus derechos en el entorno digital, pero debemos hacerlo como mínimo conciliando y logrando equilibrios entre los diferentes intereses.

Juan Gabriel Gómez publicó una entrada en su blog en donde relata como su decisión de donar US$75 a Wikileaks fue frustrada por su banco con dilaciones que luego, ante su insistencia, revelaron la verdadera razón: “lleva implícito un riesgo de carácter reputacional para nuestra organización”.

Les propongo que revisemos las prácticas de los jóvenes hoy y volvamos a preguntarnos: ¿Qué entendemos nosotros por leer hoy?

El Estado colombiano está comprometido con una visión lineal de “producto-consumo” en la propiedad intelectual que vuelve a ser presentada en una entrevista de la nueva cabeza de la Dirección Nacional de Derecho de Autor, en la que apuntala las próximas acciones de Colombia en favor del ACTA y de legislaciones en contra de descargas P2P.

Aunque no tengo mucho que decir en una discusión en la que se piense en “los libros electrónicos vs. los libros de papel”, creo que ese tipo de discusiones se ocupan de una porción muy pequeña del análisis, por eso propongo ampliarla.

Cuando anunció votar por el Partido Pirata, Lars Gustafsson mostró otra cara del “polarizado” conflicto sobre derecho de autor y reveló que el asunto de fondo va más allá de gente que “no quiere pagar por lo que consume”. En medio de esta refriega política y mediática es notable que Hiperbarrio-Colombia haya superado, en la categoría “comunidades digitales”, la propuesta del Partido Pirata. Llegó la hora de dejar de subestimar la importancia e influencia de “comunidades digitales” como HiperBarrio.

¿Se puede hablar hoy de industria musical descalificando o ignorando las opciones de licenciamiento abierto que crecen y se desarrollan en ambientes digitales? es la pregunta que quedó pendiente en el seminario de la Cámara de Comercio de Bogotá y la Dirección Nacional de Derecho de Autor.

El profesor de filosofía argentino Horacio Potel arriesga hasta 6 años de prisión por haber creado un sitio en honor del filósofo francés Derrida y tener en él sus textos en español. La editorial Minuit ha iniciado un proceso a través de la Cámara Argentina del Libro por violación al derecho de autor en relación con una de las obras que fuera publicada por ella.

Con mucha emoción recibí una invitación para participar en un taller sobre propiedad intelectual en la ciudad de Trivandrum al sur de la India, digo emoción pues no solamente lo interpreté como un reconocimiento a mi trabajo sino por la oportunidad de experimentar un verdadero cambio cultural, los invito a revivir un par de experiencias relacionadas con una mirada de género, con algunas de las anécdotas que viví como mujer para compartir su cotidianidad.

Esta es la tercera y última parte del recuento de la conferencia que dí en el marco de la Semana del Cine Colombiano en octubre pasado. En esta oportunidad acompáñenme a reflexionar sobre el tema del acceso al audiovisual pensándolos especialmente en los procesos de aprendizaje de los jóvenes en entornos informales (aunque algo digo del proceso formal) y los dejo con algunas conclusiones.