La renuncia de Rato reaviva el debate sobre el reparto de cargos entre EE.UU y Europa
Servicio Sudamericano de NoticiasPor Víctor Tapia Aravena
viernes 6 de julio de 2007 16:57 COT
Los dos grandes organismos económicos internacionales viven momentos convulsos. La salida de Rodrigo Rato del Fondo Monetario Internacional (FMI) se anunció en vísperas del relevo forzado en el Banco Mundial, donde Paul Wolfowitz cede este fin de semana la presidencia al estadounidense Robert Zoellick. Ambos organismos se encuentran sumidos en un amplio proceso de reforma; y la salida de Rato reaviva el debate sobre el reparto de los puestos de mando entre EE UU y Europa.
La agenda de trabajo para cambiar la estructura del FMI se lanzó en septiembre del año pasado en Singapur. Pero, nueve meses después, las intenciones no han desembocado en propuestas concretas, y los avances conseguidos hasta ahora, son más bien estériles, debido a las divisiones entre países ricos, medios y pobres. El FMI está bloqueado en la definición de la fórmula que se seguirá para actualizar el reparto de poder.
El propósito de este cambio estructural en el FMI es dar una mayor presencia a los países en desarrollo en las dos instituciones y una voz equivalente al peso político, cada vez mayor, que tienen en las decisiones que se adoptan en la escena internacional. Rato quiere presentar una fórmula precisa para realizar la distribución de las cuotas en la próxima reunión de otoño, su última cumbre como director gerente, tras la que dejará el cargo.
El abandono inesperado del ex vicepresidente económico español con el PP podría trastocar el calendario de la reforma y repercutir en las aspiraciones de Madrid en el Fondo. Rato espera, sin embargo, que su salida anime el debate entre los socios-accionistas y permita alcanzar un acuerdo lo antes posible.
Por su parte, el secretario del Tesoro de EE UU, Henry Paulson, fue el primero en alabar el esfuerzo del español, del que destacó su "visión y dedicación". Paulson afirmó que su estrategia aporta "una base para reformar el organismo" y lograr que el FMI siga siendo una institución "sólida y relevante".
A las dificultades para llegar a un acuerdo sobre la reforma del Fondo, se sumó hace tres meses la tensión que emergió en el Banco Mundial, por el controvertido aumento de sueldo concedido por Paul Wolfowitz a su novia, Saha Riza, también funcionaria del organismo. Los países en desarrollo llegaron a cuestionar abiertamente el derecho de la Casa Blanca a elegir al nuevo presidente.
Las nuevas directrices
Durante sus tres años al frente del FMI, Rato reforzó el sistema de vigilancia que el organismo hace sobre la situación económica de los países y afiló sus recomendaciones. La semana pasada, el FMI reescribió por primera vez en tres décadas las líneas directrices que regulan la política de cambio, para evitar abusos en el mercado mundial de divisas. A Rato le favoreció en su desempeño que la economía mundial avanzara sin sobresaltos en los mercados financieros.
Pero, esta bonanza económica tiene una contrapartida, y podría explicar los últimos acontecimientos que se están viviendo en ambas instituciones: la competencia creciente que tienen el FMI y el Banco frente a otros actores a la hora de financiar las políticas de desarrollo.
Estos nuevos rivales son grandes instituciones financieras privadas, fundaciones y países emergentes que movilizan fondos con más agilidad que los organismos multilaterales, que dependen de complejos pactos políticos.
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