“Hay que republicanizar la democracia”
Servicio Sudamericano de NoticiasPor María Evelina Ramírez
sbado 2 de junio de 2007 11:32 COT
En el marco del Foro de Ciudadanos organizado por el diario La Voz del interior de Córdoba (Argentina), el pasado miércoles (23) se presentó el politólogo Natalio Botana. Allí presentó su último libro Poder y Hegemonía. El régimen político después de la crisis. Según él este libro representa un "modesto llamado de atención" sobre la necesidad de repensar la nación y "republicanizar" la democracia.
Botana comenzó la conferencia haciendo un repaso de los hechos sucedidos en 2001 y 2002. Remarcó que por aquel entonces Argentina sufrió "tres crisis: una fiscal, una monetaria y otra de representación" y luego devino la recuperación económica. "Hoy la Argentina goza de la inédita situación de cinco años consecutivos de superávit fiscal", destacó el intelectual. Y agregó que tras estas crisis el país asiste una "paradoja de la hegemonía", una contradicción que se debate entre el poder y la debilidad.
"Los gobernantes quieren ser hegemónicos, es decir, pretenden mandar sin mayores recaudos institucionales, pero esas hegemonías tienen la característica de no durar (…) pretenden legitimidad y no duran", explicó Botana. Haciendo un breve repaso histórico recordó que "Argentina tiene una tradición hegemónica". De este modo mencionó brevemente: la hegemonía del orden conservador de 1880 a 1916, las etapas dominantes del radicalismo, del peronismo y las dictaduras militares que se alternaron a lo largo de la historia con gobiernos democráticos. Todas ellas con sus características particulares, pero que en su conjunto marcan una larga tradición en la historia Argentina.
Botana destacó que "hay un nuevo intento de construcción hegemónica en el país" y puntualizó sus seis características:
- La monarquía disfrazada de presidencialismo, a la cual llamó "la fatalidad bolivariana": consiste en la proyección de todo el sistema político, económico, social y cultural bajo la figura central del presidente. "Una suerte de sol bajo la constelación de poderes", graficó Botana y explicó: "La democracia electoral es vigorosa, pero eso converge en una supremacía muy fuerte de la hegemonía presidencial". "Padecemos principados democráticos", advirtió.
- La debilidad de los partidos políticos: "la crisis de 2001-2002 pulverizó a los partidos políticos", sentenció Botana. Sin embargo, en su lectura histórica reconoció una suerte de "tradición de desprecio a los partidos políticos" y recuerda que "todos los golpes militares se montaron sobre críticas" al funcionamiento de los partidos. "No hay democracia posible sin partidos políticos", enfatizó.
- La vigencia de partidos presidencialistas: es un fenómeno que deriva de la fragmentación de los partidos tradicionales. Consiste en la construcción de una nueva fuerza política, de un nuevo partido político en torno a la figura del presidente. "Es un partido construido bajo la égida del poder ejecutivo nacional", con su consecuente mezcla de dirigentes y corrientes políticas, explicó Botana.
- La falsificación del federalismo: el disertante reconoció la existencia de un "federalismo electoral", en el sentido de que en cada distrito (municipal y provincial) se desarrollan las elecciones correspondientes. Pero a nivel nacional, el federalismo está afectado por la desigualdad representativa y fiscal de las pequeñas provincias en desmedro de las más grandes. Por otra parte, Botana reconoce la existencia de "distritos pequeños sobre-representados políticamente en el Congreso y sobre-representados en el reparto de los recursos fiscales" y destaca que "no es casualidad" que los líderes hegemónicos más duraderos (Menem y Kirchner) provengan de esas provincias "pequeñas y sobre representadas". Asimismo hizo referencia a los impuestos no coparticipables que el Estado nacional se reserva para "repartir entre las provincias amigas y aquellas que no lo son tanto".
- Un Estado invertebrado: carece de instituciones de control vertical y horizontal. El resultado de ello es "la inseguridad y la corrupción". Para Botana, la inseguridad es resultado de la convergencia de dos fenómenos: la desigualdad y la falta de controles. "Aquí habría dos corrientes, yo me coloco en medio de las dos: aquella que dice resolvamos el problema de la desigualdad y todo vendrá por añadidura y aquella que sostiene reprimamos y todo vendrá por añadidura". En tanto, sobre la corrupción sostiene que es también derivado de la falta de control. "Quienes obran lo hacen sabiendo que no los van a sancionar", explica.
- La paradoja de la hegemonía: se debate entre el poder y la debilidad, la legitimidad y el agotamiento. "La hegemonía pretende ser poderosa, pero tiene raíces endebles y un tranco un poco corto", dice Botana y explica que la intrínseca debilidad de ésta hegemonía deriva del crecimiento del "poder de la calle". Admite que la crisis de 2001-2002 es resultado de la manifestación de éste poder y reconoce que "había antecedentes", que "venía generándose a través de genuinas reivindicaciones de justicia". De todos modos, el politólogo admite que éste poder ha crecido y que combinado con una estructura institucional débil, su injerencia se potencia.
"El poder de la calle pretende establecer una suerte de soberanía alternativa que consiste en que una fracción del pueblo, en general minoritaria se aboga la soberanía de actuar directamente sobre las autoridades", expresó el intelectual y citó como ejemplos la caída el gobierno de De la Rúa o la última dimisión del gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo.
De este modo, a juicio de Botana, "la toma del espacio público es fundamental para crear el clima, la atmósfera del veto. Se vetan las decisiones de los gobernantes y también la de los propios dirigentes sindicales. El espacio ya no es más público, sino que pertenece a un público particular", concluyó.
Al finalizar la exposición, Botana instó a la audiencia y por extensión a todos los argentinos echar las bases de una democracia republicana con instituciones fuertes que logren canalizar las demandas de la sociedad civil y con responsabilidades admitidas y cumplidas por cada ciudadano.
En este sentido, el politólogo dijo que es necesario construir una democracia institucional que haga de bisagra entre la democracia electoral (que existe en la realidad y es vigorosa) y la democracia de ciudadanos (que es el ideal republicano). "Lo que la Argentina requiere es un nuevo pacto fundador de la República. Hay que republicanizar la democracia", remarcó.
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