El Gobierno peruano intenta frenar los saqueos y espera ayuda internacional
Servicio Sudamericano de NoticiasPor Víctor Tapia Aravena
martes 21 de agosto de 2007 23:41 COT
Tres días después del terremoto que sacudió el sur de Perú y que dejó al menos medio millar de muertos, 1.500 heridos y decenas de miles de damnificados; la primera ayuda internacional llega por fin a Pisco, la zona más afectada por el sismo. El Gobierno reforzó la presencia militar y policial para evitar los saqueos, mientras día a día crece el riesgo de epidemias en la ciudad, plagada de cadáveres.
El presidente peruano, Alan García, pidió calma a la población y aseguró que la policía le informó de varios robos de alimentos en las carreteras y que desde Lima ya se enviaron más patrullas policiales "que tienen la orden de actuar con más severidad para quienes estén robando", según expresó.
"Estamos duplicando el número de las Fuerzas Armadas, esperamos llegar al número de mil efectivos", declaró el ministro de Defensa, Allan Wagner, también desde Pisco. Actualmente hay unos 400 soldados en la zona junto a otros 600 policías.
En cuanto al peligro de epidemias en la zona, García descartó cualquier posibilidad en ese sentido ya que, según ha manifestado, los cadáveres se están recogiendo rápidamente en las tres ciudades más afectadas, además de Pisco, Ica y Chincha.
"Antes, durante largo tiempo, se dejaba los restos un poco bajo los escombros, pero ahora se ha logrado rápidamente eso y está eliminada la posibilidad de una epidemia, que es lo importante", señaló el presidente en declaraciones a la agencia Andina.
La ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, admitió sin embargo, que la ayuda es insuficiente y aseguró que los robos y saqueos seguirán siendo un problema.
Últimos sobrevivientes
En medio del horror, un bebé de 10 meses fue rescatado con vida de la iglesia de San Clemente, que se derrumbó por el temblor.
El bebé logró sobrevivir siete horas después del terremoto de magnitud 8 en la escala de Richter, cuando fue rescatado por un vecino de Pisco, Rómulo Palomino, según informó la agencia estatal Andina.
"Pensé que estaba muerto, lo levanté con cuidado y noté que su corazón latía. Lo limpié y ahí empezó a estornudar y lloró", contó Palomino tras explicar que halló al pequeño inconsciente y completamente cubierto de polvo.
Palomino había acudido con su hijo a la iglesia de San Clemente, donde quedaron sepultados centenares de feligreses, al ser informado de que sus padres estaban en el templo en el momento del temblor. "En siete horas hallé y saqué a más de 20 cadáveres cuando me encontré con el niño", explicó emocionado Palomino, quien considera un "milagro" que hubiera sobrevivido tantas horas respirando polvo.
Mientras tanto, atrincherados junto a las ruinas de las que fueron sus casas y en alerta para evitar los robos y saqueos, los habitantes de Pisco recibieron la primera ayuda desde que se produjo la catástrofe.
Cientos de personas dejaban sus constantes rezos para abalanzarse sobre los camiones que repartían agua, víveres y medicamentos, tanto del Gobierno de Perú como del exterior, y que continúan entrando por el pequeño aeropuerto militar de la localidad costera.
Gracias a esta conexión han llegado al epicentro de la tragedia 400 toneladas de material de emergencias procedentes de Venezuela, Canadá, Bolivia, Colombia, Suiza o España.
La secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, aseguró que la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) "sigue en guardia" para proporcionar ayuda en todo lo que "haga falta". El primer equipo de técnicos desplazado por la AECI, compuesto por especialistas en tareas de ayuda de emergencia y personal sanitario especializado en medicina de catástrofes, ya comenzó a llegar a Perú.
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