Ante el asesinato de un bebé ordenado por su propio padre en la población de Chía, región centro de Colombia, las reacciones de la gente no han tardado. Bueno es saber viva la sensibilidad social ante algo tan deplorable, pero nos sobresalta a muchos el tono violento y pendenciero en el que el común de las personas se han manifestado al respecto. Parecería ser que la principal preocupación radicara en que el infausto suceso quede vengado con igual o mayor sevicia a la empleada por los asesinos que perpetraron el atroz crimen del infante. Lincharlos o torturarlos son la petición común.
En un país donde demostradamente la vida vale tan poco y diariamente se llevan a cabo homicidios insólitos por causas inverosímiles, no debería sorprender el que se quiera oficializar la pena de muerte como castigo al criminal. "Si usted asesina, nosotros lo asesinamos", y al final todos estaremos untados de sangre hasta el cogote.
En una época de delación y recompensas como la que vivimos, y cuando se gobierna y administra justicia con
grandes incentivos hacia estas arcaicas prácticas, es imposible que la justicia dirija su acción al cuidado y sanación de la sociedad y sus miembros, como es el deber ser de esta. Nuestra justicia se torna a cambio en una espada de Damocles que se cierne amenazadora, aunque inoperante, sobre la testa de quienes infrinjan la ley y, claro, no tengan poder suficiente para burlar sus normas y hasta sus veredictos.
Quedamos sin palabras ante casos como el del pequeño de Chía, pero también sin mucha visión de futuro para un país que pierde cada día más sus valores fundamentales, en la interminable comedia del “yo soy bueno, los malos son otros. Matémoslos.”
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mircoles 1 de octubre de 2008, 01:38 COT
Clap, clap, clap.
mircoles 1 de octubre de 2008, 01:46 COT
Gracias por el aplauso y por favor abstenerse de meterle manopla al post.
mircoles 1 de octubre de 2008, 02:30 COT
prefiero la “muerte perpetua” a vivir en la Colombia de Uribe
mircoles 1 de octubre de 2008, 11:24 COT
Gracias por algo de sensatez
mircoles 1 de octubre de 2008, 14:05 COT
La cadena perpetua pese a no estar consignada la figura o concepto en el sistema penal vigente, en la practica existe.El limite de 60 años de prisión aplicable para el caso del crimen cometido con el menor Luis Sebastian conlleva la aplicación de esta máxima pena por tratarse del delito de secuestro y homicidio agravado, existiendo prohibición expresa de rebaja o cualesquier beneficio. Acaso 60 años de prisión no son suficientes como sanción?
Tiene razón el Presidente Uribe al señalar que en el Pais no hay cultura ni para la pena perpetua de prisión, ni spbre la pena de muerte. Por lo mismo lo que si resulta indignante es el oportunismo de muchos legisladores sobre este crimen, por fortuna no común, porque cada caso debe ser valorado en sus reales causas y consecuencias penales.
El tema desde luego obliga reflexionar para que en Colombia se defina una Politica Criminal con bases cientificas,eficaz y eficiente que combata y prevenga tantas conductas desviadas- delitos graves y permanentes- cometidos contra niños y niñas menores de edad, no solamente como en el caso que conmocionó al País, sino los provenientes de otros actores inmerzos en la Violencia que asota la Nación, de lesa humanidad y sobre los cuales se omite, eso sí, considerar otras alternativas de justicia penal.
Considero que la Sociedad Colombiana, es presa de pasiones vengativas de coyuntura, aprovechadas por los padres de la Patria para justificar el poder de definición penal, aislado del analisis de las causas que originan ciertos crimines en los desviados, más ahora cuando se sostiene que un 40% de la población padece enfermedades mentales, en tanto los crimenes graves, de lesa humanidad, siguen siendo ignorados, incluidosn los de cuello blanco y que esconden las cifras oscuras de la verdadera criminalidad.
mircoles 1 de octubre de 2008, 16:19 COT
Me parece muy inclusive la reflexión que hace el señor Paredes. Tal vez, hablando de esto con mi jefe español y de la vida durante la guerra y la postguerra, él con todo el conocimiento del mundo puede decir que somos un país violento en todo el sentido de la palabra, pero mucho, no sólo porque llevamos más de 60 años de violencia (tangible) sino porque en nuestras acciones diarias somos violentos, los gestos, la mirada, la expresión corporal, las palabras…y estoy segura que no es el estrés.
mircoles 1 de octubre de 2008, 17:50 COT
Hace poco comenté al respecto en un tema acá mismo en equinoXio y el debate con el autor, un abolicionista declarado, fue largo.
Hoy, ante los hechos espantosos cometidos por esa bestia de Chía (y que me perdonen las bestias por compararlas con ese criminal de la peor calaña), sigo en mi posición de que para crímenes tan abominables como el cometido por este tipejo, los de Garavito, el terrorismo y los de lesa humanidad, el castigo DEBE ser la muerte. La sociedad tiene derecho a librarse de estos individuos que no tienen posibilidad alguna de resocializarse, y que por el contrario, una vez fuera de prisión -en donde se vuelven más delincuentes y criminales de lo que eran al entrar-, salen a desquitarse de quienes los metieron allá.
Pero claro, ya estarán listos los lastimeros de oficio para decir que pobrecito el asesino, que hay que respetarle sus derechos, que hay que tener compasión humana, que hay que darle una nueva oportunidad… Pobrecita la víctima y su familia… ¿El asesino acaso ha respetado sus derechos? ¿Tuvo alguna compasión con su víctima? ¿Por qué le negó a su víctima la oportunidad de seguir viviendo, pero pide para sí mismo (o los lastimeros la piden por él) que le den otra oportunidad?
mircoles 1 de octubre de 2008, 23:23 COT
Tequendamia:
¿La Colombia de Uribe? Me parece que este no es el tema.
Astrid:
Gracias a usted.
Carlos Rafael Paredes y Bailarina:
Muy de acuerdo con ustedes, considero que el asunto es de fondo, no de forma: ir a las causas de tanta violencia. Y continuar la cadena de la muerte en nada ayuda a nuestra tradición y cotidianidad violentas. A mi modo de ver, la excesiva exposición en los medios del caso del niño Luís Santiago está rayando en lo violento. Muchas personas nos sentimos saturadas de información relacionada.
Rafa XII:
No se trata de “pobrecitiar” al asesino, solo de entender que no debemos responder con violencia y venganza a las acciones de la delincuencia. Los matones son ellos, se supone. Personalmente no creo que se vayan a impedir muchos crímenes por el hecho de que existan penas mayores.
mircoles 1 de octubre de 2008, 23:36 COT
SC,
Todo depende. Si al diablo de turno creado para distraer al pueblo de las maquinaciones paramilitares de Uribe se le ejecuta, entonces diría yo que se le saca de este país prisión llamado Colombia y desde ese punto de vista se le premia. No hay peor castigo para alguien que vivir en la Colombia de Uribe, el gran carcelero de la motosierra.
mircoles 1 de octubre de 2008, 23:40 COT
La pena de muerte se quiere implantar para eliminar a todos los que critican a Uribe y su banda de paramilitares y narcotraficante. Cierto?
jueves 2 de octubre de 2008, 00:23 COT
Anoche vi a Uribe en un enlace de Youtube, echando discurso contra el maltrato infantil en plena plaza de Chía y me dió risa porque mientras decía sus frasecitas sensibleras en paisa, casi que ahorcaba a una niñita que cogió como bandera para la foto, como suelen hacer los políticos. Le cuento que ya había pensado igual que usted sobre el verdadero objetivo de Uribe de aparecerse en Chía (siempre tiene uno oculto): distraer la atención de sus líos con la parapolítica. Ese es el presidente que nos merecemos.
jueves 2 de octubre de 2008, 08:23 COT
Pues si hasta yo misma reconozco que soy violenta, cuando tocan temas a los que soy susceptible reacciono de manera apasionada y sé que puedo lastimar. Volviendo a la reflexión del señor Paredes y a su párrafo final, pienso que efectivamente Colombia no está preparada para adoptar la pena de muerte, no sólo por su violencia sino por el estado tan corrupto que somos..o sea, ¿se imaginan uds cómo seríamos con pena de muerte? Como dijo don SC lo primero es un cambio de fondo y para eso todavía nos falta muuucho, pero mucho, eso sí, teniendo en cuenta que ese cambio de fondo también va a costar lágrimas, sudor y sangre
jueves 2 de octubre de 2008, 08:31 COT
Motosierra Uribe dejó morir de hambre a varios niños en el Chocó y la costa porque eran negritos y ahora se presenta como el abanderado del cuidado infantil. Ese es Uribe, más repugnante que un cruce entre babosa y cucaracha.
jueves 2 de octubre de 2008, 08:47 COT
Ese cambiecito se debe dar dentro de cada uno de nosotros y es la verdadera paz, la que no necesita de pañuelos agitados al viento ni marchas monumentales hacia ninguna parte.