HJCK, Bogotá en el mundo
Homo UrbanisPor Sentido Común
viernes 4 de noviembre de 2005 11:03 COT
Carta apócrifa de Álvaro Castaño Castillo a la opinión:
Aterrados por la baja pauta de publicidad, la que mantiene una emisora o la cierra, hace algún tiempo introdujimos cambios estructurales a la programación de la HJCK, dándole cabida a nuevos aires musicales. En aquel momento, muchos de quienes hoy se rasgan las vestiduras con nuestra salida del dial, criticaron ácidamente la decisión. Hoy, luego de dos años, los cambios lograron su objetivo, llegarle a más gente, aumentar la inmensa minoría. Pero no así se logró el aumento de la pauta ni un registro significativo en la medición del rating.
Ante el retiro de un importante anunciador y la amenaza de otros dos, nos vimos obligados a negociar nuestra frecuencia en FM y a repensar la emisora en cuanto al medio de emisión. Decidimos apostarle entonces a la Internet, con la seguridad de que ello implicaba un enorme reto, pero la magnífica oportunidad de globalizarnos.
En éste punto quiero resaltar que el grupo español Prisa, quien toma en arriendo la frecuencia de HJCK para lo que a bien tenga, es ajeno a cualquier tipo de presión indebida o engaño, toda vez que en las dos partes del negocio actuamos adultos responsables y autónomos. Se trata del mundo de los negocios, de nada más.
Recibo con especial afecto las recientes reacciones de solidaridad con la HJCK y espero que nos sigan sintonizando en Internet. No obstante me parece extravagante el punto al que están llegando algunos de nuestros defensores a ultranza, quienes ahora consideran nuestra empresa como patrimonio suyo. Ojalá contribuyeran entonces con la cancelación de las obligaciones contraídas por la emisora.
De materializarse el negocio, la HJCK desaparecerá de la frecuencia modulada y se podrá seguir sintonizando en Internet. Quienes gusten de nuestra programación podrán interactuar con ella y acceder a gran cantidad de información en línea que estará disponible, como no lo podía estar por radio.
Ahora que está en boga el tema de la llamada música culta, al respecto quiero resaltar tres cosas:
La primera es que escucharla puede resultar una experiencia sensitiva, un placer, una afición, un deleite, un goce, como sucede con la demás música, pero lo que no podemos es convertirla en paradigma, como si el simple hecho de escucharla infiriera cultura a la persona, como tampoco se puede creer que sea la cima de un top ten musical de géneros. Sería tanto como decir que el mejor paisaje es Bariloche, que la mejor fragancia es Chanel o que la francesa es la mejor cocina. Las comparaciones son odiosas y éstas denotan un desconocimiento del relativismo cultural.
La segunda, me inquieta que en este mundo cada vez más aldea, los bogotanos tengan un sentimiento algo generalizado sobre la pérdida paulatina de espacios culturales. Por centrarnos en el caso que nos ocupa, digamos que para escuchar cualquier tipo de música hoy, más que tener radio, victrola, tocadiscos, televisión, CD o iPod, simplemente se necesita tener ganas. La cultura es como el trabajo: no se encuentra, se busca.
No caigamos en la trampa de citar a la inmensa masa de habitantes de la ciudad que se encuentra en estado de pobreza, pobreza absoluta o indigencia, diciendo que ellos no tienen acceso a la cultura porque no es cierto. Lo que si es cierto es que su cultura es diferente a la de quien esto escribe y seguramente a la de quien me lee. Pero no es mejor ni menos buena. Con toda seguridad sus experiencias culturales están terriblemente limitadas con respecto a las nuestras y espero que algún día esto cambie para bien de todos, pero honestamente no creo que parte de la solución sea hacerles llegar las ondas de la HJCK. Por si acaso, ahí están las tres emisoras universitarias que transmiten música culta en frecuencia modulada y la Radio Difusora Nacional (temporalmente tomada por ReUribe para su permanente campaña).
Al referirnos al resto de ciudadanos en condiciones socio-económicas menos restringidas, digamos que tienen a su alcance muchos medios para acceder a la música culta, si ése es su interés. Conozco casos de personas muy humildes que rinden culto a Beethoven o a Mozart y tienen entre sus enseres libros y discos, la mayoría de segunda, que constituyen para ellos un verdadero tesoro. Son gente que puede comprarse una enciclopedia de música clásica por fascículos, un long play o CD económico en la 19, promociones constantes en la Panamericana o los magníficos “combos” de CD y libro de los clásicos que ofrece El Tiempo por $12.500. Son algunos pocos ejemplos de un mundo lleno de tentaciones para todos los estratos, donde el que decide es el consumidor. Querer es poder.
Por último, para que se comprenda el verdadero alcance y posibilidades de Internet, facilito seguidamente algunos pocos vínculos a páginas web especializadas en radio y música en línea, encontrados en pocos minutos de búsqueda, de las cuales destacaría beethoven.com. Éste es ni más ni menos el reto al que se enfrenta a partir de ya la emisora HJCK, con la que Glorita, los niños y yo nos proponemos situar ahora a Bogotá en el mundo, porque el mundo ya está en Bogotá hace rato.
Disfrútenlos!
http://www.beethoven.com/
http://www.abc.net.au/classic/
http://www.bbc.co.uk/music/
http://www.kdfc.com/new/newer_streaming_membership_action.cfm
http://www.classicfm.com/index.cfm?nodeId=35&sw=1024
http://www.wguc.org/
http://www.wgms.com/index.php?nid=6
http://www.wksu.org/listen/
http://theclassicalstation.org/internet.shtml
http://www.varelaenred.com.ar/radios%20online.htm
http://www.beethovenfm.cl/#Radio Beethoven
http://radio.about.com/gi/dynamic/offsite.htm?site=http%3A%2F%2Fclassicalwebcast.com%2F
Fotografía ACC: Colarte.arts.co
viernes 4 de noviembre de 2005, 11:29 COT
Hi I´m Chris. Greatings from Germany Bottrop !!
viernes 4 de noviembre de 2005, 12:32 COT
Esta Carta apócrifa, cambiándole algunas palabras, representa muy bien las explicaciones que se dan en Colombia, cuando el interés público cede ante el privado…
Nuevamente, lamentamos la mercantilización de la HJCK
viernes 4 de noviembre de 2005, 12:44 COT
Creo que no leíste bien la carta apócrifa. Entendé hombre, Anti Tabaco, la HJCK siempre ha sido mercantilista. Ése no es el problema, es solo el quit. ¿Alguna vez has tenido una empresa? Si la respuesta es negativa, entiendo que hables como un Quijote. Pero si la respuesta es positiva, no entiendo por qué no entiendes. Finalmente, si es de tanto interés público, ¿por qué crees que llegó a ése estado la emisora? Te sugiero abrir una colecta para recaudar fondos y apoyar a las que quedan en el dial. Verás cuanto recaudas.
Un saludo,
Guillermo
viernes 4 de noviembre de 2005, 13:24 COT
Pues, hombre la carta es lucida, la cultura como empresa y los cambios necesarios. Yo creo que el sentimiento general es, en esencia, nostalgia de no poder escucharle en radio.
viernes 4 de noviembre de 2005, 13:38 COT
Ups! (lúcida) no lucida
=)
sbado 5 de noviembre de 2005, 00:20 COT
Lo que me parece más triste del episodio es que, por un lado, “la cultura” ya no sea negocio y, segundo, que en vez de el mundo en Bogotá pongan esa vaina que van a poner. Es jarto, es como cuando quitaron el puré de papa en KFC.
sbado 5 de noviembre de 2005, 06:42 COT
Hombre Juglar, coincido con Giovanny en que el sentimiento generalizado es de nostalgia. Recuerdo que en la U organizamos una marcha para “impedir” que demolieran el edificio Dalí. Fuimos cuatro gatos, pero así hubieramos ido 1000 ahí estaría la horrorosa Terraza Pasteur. Los negocios se hacen con la chequera, no con el corazón. En el caso HJCK hay es que entender que ésta representa solo un canal de expresión de una pequeñísima faceta de la cultura humana y nunca la Cultura misma. Además, a diferencia del puré de papa de KFC, quienes queramos escuchar a Roberto Rodríguez Silva, lo podremos seguir haciendo.
martes 8 de noviembre de 2005, 08:47 COT
Hago eco de un aparte de la más reciente columna de la flaca Marianne Ponsford en El Espectador:
Hay que preguntarse dónde han estado las empresas colombianas que le cerraron la puerta a la HJCK, y a cuyos ejecutivos se les eriza la piel cuando les hablan de cultura. Dónde, los mecenas de la cultura de un país en el que sólo un puñado de empresas han apostado decididamente por el marketing cultural. La vergüenza es propia y no ajena. Hay que atacar a nuestros grandes medios masivos –Caracol TV y RCN– que con una mezquindad y una falta de inteligencia insólitas han arrasado con la programación cultural. Pero me temo que tampoco Paulo Laserna le gana en sex appeal a Polanco.
No lo pudo haber dicho mejor.
martes 8 de noviembre de 2005, 23:06 COT
Cuanta corriente botada con pose de intelectualato, para saber que la realidad es que la HJCK pasará a mejor vida: estará en Internet .
mircoles 16 de noviembre de 2005, 09:32 COT
Escribe muy bacano el man Castaño