Yankees, welcome home

Al igual que cualquier telenovela que se respete, la de la base estadounidense de Manta (Ecuador) tiene un final feliz. Como se especuló a lo largo de varios meses luego de que el gobierno ecuatoriano le notificara a Estados Unidos que no habría renovación del contrato, sus operaciones se trasladarán a nuestro país, lo que presupone un nuevo conflicto con los vecinos y muchas suspicacias en lo interno.

Como los tiempos han cambiado, una base militar estadounidense sería impensable en la región, por lo que su instalación se presenta con su correspondiente disfraz, fraccionándola en varias, disimulada en bases colombianas. Hasta ahora son tres: Base Aérea Mayor General Alberto Pauwels Rodríguez (Malambo, Atlántico), Base de Palanquero (Puerto Salgar, Cundinamarca) y Base Capitán Luis Fernando Gómez Niño (Apiay, Meta), pero el propio gobierno de Colombia quiere que se agreguen dos más: Tolemaida (Tolima) y Fuerte Militar Larandia (Caquetá). Los estadounidenses serían 800 militares y 600 contratistas, con una inversión en diez años de US$5.000 millones.

La pregunta del millón

Los militares estadounidenses siempre han tenido presencia en nuestro país, reforzada desde el Plan Colombia que en su primera etapa se dedicó a perseguir al narcotráfico y luego —en la administración Bush— se le adicionó el terrorismo. ¿Por qué se necesita incrementar la presencia militar estadounidense en prácticamente todo el territorio nacional? Con el narcotráfico mantenido a raya y que ha diversificado su cultivo desplazándose a países cercanos, y una guerrilla que perdió control territorial, al parecer basta con la ayuda norteña que se tiene para combatirlos. Aquí es cuando aparecen las suspicacias.

Seguridad demo-estadounidense

Lo primero a mirar es la Seguridad democrática, que el presidente Álvaro Uribe Vélez quiere convertir en política de Estado. Con su reelección embolatada y el sucesor de sus entrañas, Juan Manuel Santos, con no muy claras perspectivas de triunfo al estar pisándole los talones Sergio Fajardo, Uribe necesita asegurar que su modelo de orden continúe en los próximos gobiernos. La presencia militar estadounidense garantiza durante diez años (prorrogables, por supuesto) el suficiente apoyo logístico, armado, financiero y tecnológico para seguir combatiendo a las FARC, máxime que han prometido información en tiempo real con operaciones autorizadas desde las bases, según lo manifiesta el propio gobierno. Con presencia en todo el país, el combate a las actividades subversivas va a ser más sostenible en el tiempo.

Control a los terroristas de escritorio

Pero con esta tecnología de punta a la mano, no sólo se podrá controlar a la subversión sino al que se catalogue como su aliado, es decir, a cualquiera que piense distinto al Gobierno. En otras palabras, la instalación de la base de Manta en Colombia se convierte en un ideal Plan B, ahora que el DAS sale de circulación en estos menesteres por sus delirantes “chuzadas”. El control a los enemigos del Gobierno se puede trasladar con facilidad a estas bases militares, que para el momento contarán con los mejores equipos de monitoreo del mundo manejados por expertos que se encontrarán lejos del mundanal ruido, es decir, de los controles civiles, aparte de la inmunidad misma que gozan los miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos en cualquier lugar donde se hallen, por convenios obligatorios con los Estados donde actúen.

Corre, conejo, corre

Como van las cosas, además, se le va a “poner conejo” al propio Congreso de los Estados Unidos que ha comenzado a reducir el presupuesto del Plan Colombia (para 2010 de 547 a 513 millones de dólares) con miras a su desmonte gradual, aparte de que su distribución ha variado para darle mayor énfasis a lo social. Con la base estadounidense, en la práctica al monto del Plan Colombia se le adicionan por los lados 5.000 millones de dólares más, repartidos en 10 años, lo que significa en promedio 500 millones de dólares anuales. Es decir, se dobla la ayuda militar a nuestro país, con el agravante de que los próximos gobiernos colombianos quedarán amarrados a ella.

El vecindario

En nuestro vecindario hay dos peligrosos contradictores no sólo de Álvaro Uribe sino del gobierno estadounidense, por lo que se presenta una oportunidad sin par de vigilarlos de cerca, con la posibilidad de brindar apoyo soterrado a sus opositores, de manera más directa, aparte de cumplir un papel disuasivo de cualquier intromisión en los asuntos internos de Colombia. Nuestra privilegiada posición geográfica nos hace actores de primer orden en el control de los enemigos de Estados Unidos.

Economía democrática

Al lado de la Seguridad democrática, se encuentra la Economía democrática, inversión extranjera a granel y sin condiciones, que por la crisis mundial ha mermado en los últimos meses, razón que ha llevado a Uribe a ofrecer gabelas de todo orden y a reunirse con empresarios en Estados Unidos para que se animen a traer sus capitales al país. Resulta un gran aliciente esta inversión militar de 500 millones dólares anuales a nuestra economía de guerra, es decir, estamos hablando de algo más de un billón de pesos colombianos al cambio actual (cercano a los $2.000 por dólar).

Favor con favor se paga

En un continente donde las boinas rojas no son bienvenidas, abrirles de par en par un país y encima situado en la mitad del continente funge como aparición de la Virgen que merece agradecimiento, por lo menos comercial. Este favor se convierte de suyo en un argumento a favor del TLC de Estados Unidos con Colombia para que los díscolos congresistas demócratas lo aprueben como la mejor ayuda a nuestra democracia agobiada y doliente. No es aventurado pensar que con tanta largueza, pronto los cuartos traseros de pollo gringo lleguen a Colombia detrás de los camuflados, donde se les recibirá con honores, pero sobre todo con un sonoro "welcome home" que resonará en toda la república.

Como se ve, con los gringos no se da puntada sin dedal.

Etiquetas: Apiay, Atlántico (departamento), bases militares estadounidenses en Colombia, Caquetá, Cundinamarca, Ecuador, Ejército Nacional de Colombia, ELN, Estados Unidos, FARC, Hugo Chávez Frías, imperialismo estadounidense, Israel de Sudamérica, Larandia, macartismo, mal de vereda, Malambo, Meta, militarismo, narcotráfico, patrioterismo, Plan Colombia, política, política colombiana, Puerto Salgar, Rafael Correa, Seguridad democrática, servilismo colombiano, terrorismo, Tolemaida, Tolima, traición a la patria, veintejulierismo, Venezuela

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