¿Y qué hay de la compensación para nosotros?
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
jueves 31 de mayo de 2007 0:01 COT
(Publicado originalmente el 17 de mayo de 2007)
Sunao Tsuboi sigue clamando por el desarme nuclear luego de regresar de Argelia. (Yūsuke Komatsu / © Mainichi Shimbun)
En los años 60 del siglo pasado, Francia llevó a cabo 13 pruebas nucleares subterráneas en Argelia, al norte de África. Los ensayos tuvieron lugar en la región de In Ekker, a cinco horas en avión y en carro desde Argel, la capital.
Sunao Tsuboi, de 82 años, presidente de la Hiroshima-ken Hidankyō (la asociación de víctimas de la bomba atómica en la prefectura de Hiroshima), estuvo en el sitio mismo de las pruebas. Hizo el recorrido –uno bastante arduo– en febrero de 2007. Antes de partir, se sometió a un examen médico. Consideró el certificado médico que le dio el doctor como un amuleto de buena suerte. Lo llevó consigo.
En medio del desierto del Sahara la vista se extiende al horizonte. Los vientos cálidos soplan bajo un sol abrasador. En la entrada al túnel que lleva al sitio de los ensayos, de repente sonó un radiómetro. “Sentí como si el corazón se me hubiera detenido”, recuerda Tsuboi. Los rayos gamma estaban presentes en concentraciones de hasta 1.000 veces por encima de los niveles naturales.
Tsuboi estuvo en Argelia como el invitado de un foro internacional acerca del daño ocasionado por las armas nucleares. Los lugareños se quejan de problemas de salud como resultado de los ensayos. El gobierno francés niega cualquier conexión. Nunca ha hecho una investigación seria ni ha concedido compensación alguna. Los habitantes del lugar tenían sus esperanzas puestas en el foro.
“La fuerza de las personas trabajando juntas es porque todas comparten los mismos sentimientos”, había dicho Tsuboi antes de salir de Japón. Sus palabras me habían impresionado profundamente. No había duda de confirmar esa idea que él había comprometido su cuerpo de 82 años a los rigores del viaje.
Ante unas de 300 personas, Tsuboi contó sus propias experiencias como una víctima de la bomba atómica. “Los hibakusha deben ser compensados”, declaró. “Los hibakusha japoneses ofrecen su total cooperación”.
Le dieron una entusiasta ovación y muchos vinieron hacia él, deseosos de estrecharle la mano. “Estoy muy feliz de haber podido conocerlos”, dice Tsuboi.
Durante cuatro días después de su regreso a Japón estuvo en terapia intravenosa, pues había perdido 2 kilos y medio. Pero está complacido por la respuesta que despertó en Argelia. Hará cualquier cosa que pueda, con cualquier sacrificio personal, para ampliar el círculo de aquellos comprometidos con la abolición de las armas nucleares. Él siente que es su misión de vida.
Por Mizuki Osawa, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez
© 2007 THE MAINICHI NEWSPAPERS. All rights reserved. Reproduced under permission (Todos los derechos reservados. Reproducido con autorización).
MAINICHI DAILY NEWS http://mdn.mainichi-msn.co.jp/
sbado 14 de julio de 2007, 00:03 COT
Soy una admiradora de la forma de ser de los japoneses, y debo decir que al leer el anterior articulo me ha hecho pensar mucho y recordar que muchas personas continuan sufriendo los efectos de estos hechos aborrecibles, y solidarizo desde lo mas profundo de mi corazon con aquellas personas que han sufrido por la falta de alma de quienes son capaces de concebir la guerra como un medio de defenssa de sus territorios y aborrezco totalmente estas pruebas nucleares que no hacen mas que reafirmar la falta de humanidad de aquellas naciones que creen ser mejores que otras por poseer ciertos elementos tan nocivos.