Usar cuentos populares para revivir la experiencia
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
martes 12 de diciembre de 2006 0:03 COT
(Publicado originalmente el 20 de octubre de 2006)
Masamoto Nasu (Kyōji Yamashita / © Mainichi Shimbun)
“Los hibakusha”, dice Masamoto Nasu, “tienden a decir: ‘si no pasaras por eso tú mismo posiblemente no puedas entender’. Pero si eso es verdad, entonces no hay esperanza de llegarles a otros, ¿verdad? Es como construir una cerca alrededor de ti mismo”.
Nasu, de 64 años, es un escritor de libros infantiles. Es mejor conocido por la serie Zukkoke Sanningumi (“El trío gracioso”), popular entre los niños de primaria.
Oriundo de Hiroshima (ahora vive en Hōfu, prefectura de Yamaguchi), Nasu tenía tres años en la época del bombardeo atómico. No resultó malherido y no recuerda mucho, pero está bastante imbuido en los valores de la “Constitución de la Paz” y en mayo de 2005 fundó el Club del Artículo 9 de Yamaguchi, pasando gran parte de su tiempo desde entonces en el circuito de la lectura. Su escritura, en novelas como Yane ura no tooi tabi (“Un viaje distante bajo el techo”), que imagina a un Japón victorioso de la Guerra del Pacífico, y Orizuru no kodomotachi (“Los niños de la grulla de papel”), con la bomba atómica como tema, lleva un mensaje marcadamente pacifista.
Masamoto Nasu habla en una entrevista en diciembre de 2004. (Susumu Yamamoto / © Mainichi Shimbun)
En medio de una ola creciente de nacionalismo, “pienso que no nos estamos aproximando a los jóvenes de la manera correcta”, afirma Nasu. “Cuando les hablamos sobre nuestras experiencias durante la guerra, siempre es en el tono de un sermón moralizante. Es comunicación de una vía”.
Eso es una vergüenza para él, dice.
El 15 de octubre, el Presidente del Consejo de Investigación Política del (oficialista) Partido Liberal Democrático Shōichi Nakagawa sugirió que el desarrollo de armas nucleares podía ser una opción para Japón.
Nasu da un gran suspiro. “Japón”, dice, “está en posición de llamar al mundo para eliminar las armas nucleares precisamente porque su ejército no ha matado a ningún ciudadano de ningún país desde la Segunda Guerra Mundial. Si Japón mismo se alza en armas nucleares, ¿serán ellas capaces de proteger la nación? No lo creo”.
No tiene ganas de abandonar la causa. Suponga, me sugiere, que convirtamos las experiencias de los hibakusha en cuentos populares. Les guste o no, los hibakusha están envejeciendo, pero los cuentos populares hacen comprender el punto a cualquier persona. No tienes que haber pasado personalmente por los acontecimientos que registran para entenderlos. Los cuentos populares pueden cambiar con los tiempos, dice. Los hibakusha son morales, pero los cuentos populares cobran vida sin importar quién los relate.
“La experiencia de los hibakusha se está desvaneciendo”, prosigue Nasu. “Las distorsiones avanzan lentamente. Lo importante es transmitir la experiencia hacia el futuro. Si puede contarse a fin de conmover a quien lo escuche, tanto mejor. Lo que debemos hacer es liberar la experiencia de los hibakusha desde el hibakusha particular y así ampliar su llamado”.
Esto es importante para mí como periodista. Sinceramente espero poder hacer una contribución para mantener viva la experiencia de los hibakusha.
Por Rika Sumida, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez
© 2006 THE MAINICHI NEWSPAPERS. All rights reserved. Reproduced under permission (Todos los derechos reservados. Reproducido con autorización).
MAINICHI DAILY NEWS http://mdn.mainichi-msn.co.jp/
martes 12 de diciembre de 2006, 12:07 COT
Es curioso, Julián, que, por ejemplo, en las naciones árabes donde reina el fundamentalismo, ahora se esté negando el holocausto judío. Se aprovechan de que la memoria guardada con celo por los que sufrieron el espantoso genocidio de sus seres queridos, muere con ellos. Lo propio está pasando en Japón, y esta serie de artículos nos lo describe prolijamente a través de sus protagonistas.
El genocidio atómico se diluye en la memoria de las nuevas generaciones, pero gracias a la labor de los hibakusha, su recuerdo retorna con vigor. El esfuerzo de Nasu a través de los cuentos, es un trabajo encomiable. Cuando su voz desaparezca, quedará este testimonio como un llamado de atención sobre el por qué estos crímenes son una vergüenza para la humanidad y jamás deben repetirse.
sbado 19 de mayo de 2007, 00:02 COT
[…] es acerca de la guerra que no lo tiene, ¿lo tendrá? El escritor de libros infantiles Masamoto Nasu, de 64 años, medita en su arte en su casa de Hōfu, prefectura de Yamaguchi. […]