Un encuentro utópico
Crónicas Utópicas > EstanciasPor Marsares
sbado 25 de noviembre de 2006 11:54 COT
Su llamada la recibí anoche y por su tono percibí que era el mismo de siempre, un poco serio, también alegre, pero sarcástico la mayor parte de las veces.. “Supe que llegó hace poco tiempo al país, pero hasta ayer averigüé su teléfono”, me dijo en tono irónico y me propuso que nos viéramos en el sitio de siempre, en la Plazoleta del Rosario donde el gobierno distrital instala carpas para que los vendedores ambulantes tengan su feria por unos días y el alcalde siga con su conciencia tranquila. Llega de improviso y de inmediato pide un café bien cargado. “No dormí bien anoche”, me explica, mientras se acomoda en la silla.
Mucho tiempo sin verlo y salvo los años que se le han instalado en sus párpados y una frente cada vez más amplia, sigue igual. Curiosos son los amigos, no importa el tiempo que pase pero basta un encuentro así, a destiempo, para que un par de frases nos pongan en sintonía. Muchos los temas pero se empieza por el inevitable, el amor. Su divorcio no me sorprende aunque si el destino de ella; casada con un diplomático, viviendo en el exterior las mieles de los cocteles y las frases almibaradas. Cuando le digo lo que pienso se ríe, y con un apunte de los que siempre tiene a flor de labios, me asegura que ella es una anécdota más. ¿Por qué será que no le creo?
Inevitable hablar de política si somos dos colombianos que tenemos toda una tarde por delante para arreglar el país. “¿Caminamos un rato?” Mientras digerimos el país, recorremos los viejos lugares cuando ambos trabajábamos en la Procuraduría, la de Jiménez Gómez y el escándalo del Grupo Grancolombiano estaba en su furor. “Ahí fue cuando me enemisté con el abogado del grupo”, me dice y sonríe con picardía. “¿Con Gómez Méndez?”, le inquiero. Asiente con la cabeza y preferimos hablar del presente. “Le cuento que un magistrado de la Corte tiene trabajando a una familiar en una entidad del Estado en su departamento y que ésta tiene su propio grupo de sicarios". Su afirmación me sorprende como la fina llovizna que empieza a caer y que nos obliga a refugiarnos en la esquina donde estaba la Librería Tercer Mundo.
Hablamos del Fiscal y mi solidaridad por su investigación de Jamundì. “Pobre hombre”, me responde. "Jorge 40 lo tiene secuestrado”. “Como al país”, le respondo y sólo recibo su risa sarcástica. “No es una metáfora, es de verdad. Los que tiene trabajando con él son sus carceleros”. Su confidencia me estremece cuando me revela cómo le han impuesto nombramientos hasta el punto de no confiar ni en los teléfonos de su oficina. Me cuenta que un amigo que está en el ojo del huracán por haberse metido con ellos en la Costa, recibió del Fiscal una llamada desconsoladora. “Voy a ver qué puedo hacer, pero no le prometo nada”, le dijo después de asegurarle que lo estaba llamando desde una línea segura.
“Venga, entremos”. Llegamos al callejón de exposiciones del Teatro Jorge Eliécer Gaitán. 47 fotografías tomadas por niños de un barrio pobre de Cali. SiLo Vé uN niÑo, Imágenes de una cotidianidad. “El mundo de las desigualdades visto a través de sus ojos”, comenta. Pero también veo risas, picardía, un arrume de esperanza. Retornamos a la séptima, rumbo al Museo de Arte Moderno. "¿Sí sabe que Jorge 40 y el Procurador son familiares?” Bueno, pero… “Si, yo sé que eso no prueba nada, simplemente le cuento”. En estos momentos no sé qué pensar. “Pero hay algo peor. Al final, estos datos les servirán sólo a los historiadores”.
Se encoge de hombros mientras compramos la boleta para ver Hermanos. “Me la recomendaron”, me asegura. "Es el último filme de la danesa Susanne Bier. Un triángulo de amor con el trasfondo de la guerra de Afganistán". El silencio de la sala diluye nuestra conversación. Cuando se encienden las luces, sólo atina a decir. “Más creíble que la película de acá”. Un abrazo sella la última frase. La promesa de un almuerzo queda en el aire.
sbado 25 de noviembre de 2006, 14:03 COT
Esta entrada utópica deja algo muy claro… la noticia de la parapolìtica sigue vigente y que conste que no soy dada a estos temas, aunque sean utòpicos.
Un abracito equinoXial para tì y tus utòpicos!
lunes 27 de noviembre de 2006, 02:55 COT
Excelente crónica. Un café, un encuentro de viejos amigos en la tarde, varias revelaciones de infarto y una película en la pantalla más verosimil y fácil de digerir que el momento histórico que vive Colombia con un Uribe reelecto.
lunes 27 de noviembre de 2006, 04:55 COT
Ese maridaje de la clase politica con los narcos y paras produce una profunda desazon. Si personajes como este no se han vuelto completamente cinicos, quiere decir que pese a todo, hay esperanza. Ojala todos los fiscales y abogados colombianos abrieran su blog y contaran.
lunes 27 de noviembre de 2006, 09:04 COT
Siguen mejorando las cosas por aqui, muy bien.
mircoles 29 de noviembre de 2006, 07:56 COT
Lully:
Más vigente que nunca. La diferencia es que antes se sabía y no se contaba y ahora se sabe, se cuenta y nos asombra.
Alvaro:
Es un amigo de toda la vida cercano a los círculos del poder.
o-lu:
La narco política hace mucho tiempo se instaló en el Estado subrepticiamente. Ahora la vemos institucionalizada.
Adriana:
Ahora tienen más sazón.