Recordando la tragedia mediante fotografías
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
jueves 1 de febrero de 2007 0:01 COT
(Publicado originalmente el 24 de enero de 2007)
Yoshitoshi Fukahori examina fotos del bombardeo nuclear de Nagasaki (© Noriko Tokuno / Mainichi Shimbun)
El 9 de diciembre la hibakusha Kio Tanaka murió en Nagasaki, a la edad de 91 años. Tanaka y su hijo pequeño aparecen en una famosa fotografía que ha sido exhibida numerosas veces por la Fundación Nagasaki para la Promoción de la Paz.
La foto fue tomada al día siguiente del bombardeo de Nagasaki. Muestra al niño de 4 meses herido en el seno de su madre. La leyenda reza “madre e hijo esperando tratamiento médico”. El niño murió 11 días después. El fotógrafo fue el ya fallecido Yosuke Yamahata, de la Sección de Información de las Fuerzas Armadas.
A cargo de la investigación fotográfica para la Fundación para la Promoción de la Paz se encuentra Yoshitoshi Fukahori, de 77 años, un hibakusha también. Esta fotografía en particular, dice, “detiene a los visitantes en seco. La manera en que la madre se inclina sobre el niño como si lo protegiera parece traer a casa con especial intensidad la tragedia de las bombas atómicas”.
Felizmente Fukahori, quien en el Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki tiene alrededor de 3.000 fotografías relacionadas con el bombardeo por ordenar, autenticar y etiquetar, ha sumado recientemente tres nuevos miembros al equipo.
Había nueve en total, ocho de ellos de más de 70 años. En los 60 y pico de años que han pasado desde la guerra, los recuerdos divergen y se cometen errores.
Corregirlas, montar una base de datos con las fotos y publicar folletos en inglés para los visitantes extranjeros son parte de las incontables tareas que necesitan terminarse. El envejecimiento del equipo era un problema serio. Los tres recién llegados, hombres y mujeres entre los 36 y los 52 años, son amas de casa o empleados que ven a Fukahori como una clase de entrenador mientras aprenden a clasificar y verificar las fotos.
Fukahori nunca conoció a Tanaka en persona. Aun así, la noticia de su muerte le golpeó fuerte. “La tragedia de la guerra nuclear nunca debe ocurrir por segunda vez”, dice mordiéndose el labio. “Ninguna otra madre debe pasar por lo que [la señora Tanaka] pasó”.
Y así otro hibakusha más ha fallecido, dejando atrás una sola fotografía. “Quiero que los jóvenes sepan la verdad acerca del bombardeo atómico”, dice Fukahori. “Aun si sólo uno la comprende, es bueno. Entonces puedo morir en paz”.
Cada vez que veo la foto de esa madre y ese hijo, las palabras de Fukahori vuelven a mí.
Por Noriko Tokuno, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez
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