Negro olvido
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sbado 12 de agosto de 2006 19:28 COT
Por Adriana Orejuela
Llega uno al país con la peregrina idea de que las cosas quizás hayan cambiado un tris pero "como al pobre y al feo, todo se va en deseo". He recibido una suerte de convocatoria del Ministerio de Cultura, institución organizadora del foro: "Plan nacional de música para la convivencia", que tiene entre sus objetivos, "el fomento de la práctica musical y la creación de escuelas en torno a las prácticas musicales tradicionales de bandas, coros y orquestas infantiles y juveniles".
Loable empeño. De eso no cabe duda. Ahora bien, he aquÍ que dentro de dicho plan, al parecer, no cabe lo negro sino lo "de color" espantoso sofisma racista si o al menos no se le menciona. Gravísima omisión tratándose de música en Colombia y tratándose además de convivencia:
"La diversidad de manifestaciones musicales en Colombia es testimonio del largo proceso de mestizaje de sus gentes y de la rica variedad geográfica de sus regiones, de sonoridades indígenas, músicas tradicionales, populares, académicas y contemporáneas". (sic) ver aquí
En un acto de malabarismo sin precedentes, se salta de las sonoridades indígenas a las músicas tradicionales y se obvia el decisivo legado africano a nuestra cultura musical. Tampoco se mencionan las sonoridades que en sus naos trajeron los europeos, esto es: pÍfanos, vihuelas y atabales entre otros instrumentos, junto con la Biblia, el castellano y la picaresca, rasgo que de cierto ha calado hondo en aquestas tropicales tierras en donde los pícaros son multitud, amén de poseer la natural gracia de allegarse al poder.
La omisión del legado europeo "blanco" obedece quizás a la falta de rigor, pero a esta carencia, en el caso del negro, se suma otro problema muy de fondo y es que en el fondo nos cuesta un PotosÍ admitir que sÍ señor, que el negro y "lo negro" forman parte de esta nación.
Lo que no se nombra no existe. La palabra legitima y da fe. No se nombra al diablo para que no concurra.
Convencidos de los poderes mágicos de la palabra, hemos ido construyendo una República sin negros. AsÍ lo atestiguan los libros de texto que estudian nuestros niños y jóvenes. Una maestra afrocolombiana denunciaba que la única mención a la presencia de negros en Colombia en los libros de historia, se relaciona con el gran favor que les hicieron los "blancos" al concederles la gracia de la libertad. De sus aportes a la cultura nacional ni un tris, como si con eso desaparecieran los rasgos negroides de los rostros de miles de colombianos o se esfumara la impronta retinta presente en aquellos ritmos que nos identifican de manera más visible. Baste con mencionar: la cumbia, el bullerengue, el vallenato, el porro, el currulao y hasta del bambuco. SÍ, el bambuco también. Indague y verá.
Estoy segura de que esos ritmos todos hacen parte del Plan nacional de música para la convivencia, organizado por el Ministerio de Cultura, pero una de las premisas fundamentales para convivir es asumir y un buen comienzo para asumir reside simplemente en nombrar.
sbado 12 de agosto de 2006, 20:37 COT
Con sencillez has puesto sobre el tapete, Adriana, un tema de suma importancia. Es increíble lo que denuncias: en el título promueve lo que en el texto se omite.
Buen dato lo del bambuco.
Abrazo.
domingo 13 de agosto de 2006, 00:43 COT
Buena entrada, Adriana. Tenemos una estancia llamada “Denuncia” en donde este tipo de llamados pudieran tener mejor resonancia. Pero de cualquier forma, aquí te ha quedado muy bien.
Un saludo.