Los suplementos alimenticios naturales y sus peligros potenciales para la salud
Estancias > Liceo de la saludPor Marsares
jueves 27 de mayo de 2010 9:56 COT
Curiosa era la nuestra. A la par que avanza la ciencia a pasos gigantescos, también crece la desconfianza hacia sus descubrimientos. De ahí que mientras se devela el genoma humano, se otean las estrellas e incluso se reproduce la vida en el laboratorio, las supersticiones reinan hoy más que nunca.
Fanáticos de todas las especies se inventan milagros, pueblan sus vidas de verdades reveladas y, en nombre de los mitos que se inventaron para esconder sus miedos, vuelven sus ojos al pasado, convirtiendo en sagrado todo lo que se oponga a la ciencia. La moda de hoy es lo natural.
Se ha creado un temor reverencial a todo lo que provenga de la naturaleza. Allí están todos los secretos, todas las soluciones, la esperanza de nuestra supervivencia como especie, la última frontera, fuera de la cual no hay salvación. Plantas milagrosas, alimentos milagrosos, la fuente de la eterna juventud.
Hoy todo es alternativo. Se habla de energías alternativas, de medicina alternativa, de religiones alternativas, de modo de vida alternativo y, por supuesto, de dietas alternativas. Los herbolarios de antaño han resucitado de la mano de gigantescas industrias que han encontrado —ellos sí— la fuente de la eterna riqueza.
Como la idea es vivir para siempre, que en el lenguaje humano quiere decir unos cuantos años más que nuestros ancestros, las supersticiones de nuestro tiempo les encargan la misión a plantas exóticas como el guaraná del Amazonas o el ginseng de oriente, a las que adornan de cualidades sin fin.
Como los viejos alquimistas, los de hoy fabrican toda clase de compuestos a los que embadurnan de ciencia milenaria para mostrarlos como la fuente de la vida que se nos escapa indefectiblemente cada día. Mientras unos la disimulan en el quirófano, otros lo quieren hacer en el estómago.
Los suplementos dietéticos fabricados a base de hierbas son la nueva panacea desde hace unas décadas. Como son “naturales”, y lo natural no es dañino, los organismos estatales de control han sido laxos en su control valiéndose de un peligroso axioma. Si no benefician, por lo menos no hacen daño.
Sin embargo, esto no es del todo cierto. Una investigación preparada por la Government Accountability Office para el Congreso de los Estados Unidos quiso establecer si suplementos alimentarios herbales podían contener sustancias peligrosas para el organismo o presentar publicidad engañosa.
Los investigadores visitaron 22 establecimientos que los comercializan personalmente o por teléfono y 30 sitios web, encontrando que se afirmaba que dichos suplementos podían tratar, prevenir o curar la diabetes, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, lo que fue descalificado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés).
Pero también recibieron recomendaciones que pueden poner en peligro la vida de los consumidores como tomar ginkgo biloba con aspirina, lo que según la FDA puede aumentar el riesgo de una hemorragia, o reemplazar medicamentos recetados por profesionales de la medicina por estos suplementos.
De igual manera, de 40 productos examinados, en 37 encontraron trazas de plomo, en 32 de mercurio, en 28 de cadmio, en 21 de arsénico y en 18 residuos de al menos un plaguicida, aunque en cantidades que no podrían considerarse de toxicidad aguda, pero contrariando la aparente inocuidad por su origen “natural”.
Esta investigación se hará pública en una audiencia del Senado el próximo miércoles, dos semanas antes de la presentación por el Congreso de los Estados Unidos de un proyecto de ley sobre seguridad alimentaria que pretende aumentar el control del gobierno federal sobre los fabricantes de estos suplementos alimenticios.
Aunque los metales encontrados en estos suplementos no sobrepasan los niveles de toxicidad, y se ha dicho que son los usuales que se encuentran en las plantas y en el suelo, no quiere decir que no exista peligro. Recientemente la FDA dio su voz de alerta sobre el Vita Breath, un suplemento dietético que podría contener niveles peligrosos de plomo.
A la audiencia ante el senado asistirá el Dr. Tod Cooperman, presidente de ConsumerLab.com, una empresa que ha probado más de 2.000 complementos dietéticos de más de 300 fabricantes y ha encontrado que uno de cada cuatro tiene problemas de calidad, por no encontrarse los ingredientes que aparecen en la etiquetas en las cantidades adecuadas o por encontrarse contaminados de de metales pesados.
El lobby que realizan los fabricantes de estos suplementos en el Congreso de los Estados Unidos se ha intensificado en los últimos días, explicable si se tiene en cuenta que se está ante un mercado que mueve anualmente 25.000 millones de dólares. Los resultados son agridulces para productores y consumidores.
Aunque se espera que la ley que se apruebe obligue a los fabricantes de estos productos a registrarse anualmente ante la FDA y que ésta, a su vez, pueda registrar los suplementos que puedan considerarse como potencialmente peligrosos, lo cierto es que una disposición de la cámara que obligaba a los fabricantes a establecer planes de seguridad y una propuesta presentada en febrero por los senadores John McCain y Byron Dorgan para restringir los suplementos a los ingredientes aprobados por la FDA no va a ser tenida en cuenta.
Lo preocupante del asunto es que la mayoría de estos suplementos se preparan con ingredientes de plantas que provienen en gran parte de China, que acceden al mercado estadounidense sin control de la FDA, que no tiene los elementos, el personal ni la obligación legal de hacerlo.
Poco es lo que conseguirá el congreso estadounidense con esta ley y estos suplementos continuarán distribuyéndose al mundo con patente de corso como la panacea de la salud y el bienestar, para que los ingenuos consumidores, entre ellos los latinoamericanos, los ingieran convencidos de que la vida sana viene encerrada en ellos, aunque al final muchos de ellos no sean más que un placebo o un conspirador de la salud que pretenden preservar.
Pero no importa, en nuestra época todo es posible, hasta comercializar las ilusiones.
jueves 27 de mayo de 2010, 12:08 COT
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