Los incontables
Crónicas Utópicas > EstanciasPor Daniel Ramos
mircoles 15 de noviembre de 2006 7:15 COT
Leí la semana pasada el balance de inmigración y emigración en Holanda. Por primera vez en muchos años, la tasa de emigración fue superior a la de inmigración: 64.000 personas. Un registro que la convierte además en el único país de la Unión Europea con más emigrantes que inmigrantes. 32.000 emigrantes fueron asilados políticos que el gobierno envió de regreso a sus países, muy a pesar de esfuerzos como el de la Fundación Gesto de Generosidad (Een royaal gebaar) y su reconocida campaña 26.000 rostros: la ministra de migración, Rita Verdonk, no solamente se salió con la suya sino que además repatrió a 8.000 asilados políticos más de los que había anunciado inicialmente. Todo un triunfo político que la posiciona como segundo renglón de lista del Partido Liberal neerlandés para las elecciones del 22 de este mes. ¿Y los otros 32.000 emigrantes? Jóvenes holandeses que van a seguir sus estudios en el exterior o empleados que son trasladados por sus empresas a sus sedes por todo el mundo. “Pero al menos el 90% de estos emigrantes holandeses regresará, a más tardar, en máximo 10 años”, decía el análisis de la estadística. El 10% son emigrantes permanentes que se radican en su mayoría en Alemania o Bélgica.
A los analistas que escribieron el informe no les interesa en absoluto qué va a suceder con los asilados repatriados, pero sí si hay una tendencia o no de compatriotas dispuestos a dejar el país, y se ponen a estudiar juiciosos la causa de la emigración para ver qué se puede hacer para que no se vayan.
Pensé en los 4 millones de colombianos que han dejado el país y ¿nos preocupa esta emigración masiva? ¿Qué nos dice esa emigración? ¿Que la situación está muy dura y toca recurrir a medidas extremas? ¿cómo se contabilizan estos emigrantes en las cifras del Dane: es por esto que ha disminuido el desempleo? Además de registrar esta cifra dramática, los medios resaltan las voluminosas remesas que están aportando –ni más ni menos que la segunda fuente de ingresos del país y, con la crisis de petróleo que se avecina, tiene todo el potencial de convertirse en la primera. ¿Por qué tanta indiferencia? Peor aún, no faltarán los cínicos que opinen que esta es una forma de salir de tanto indiecito que anda por ahí haciendo nada. ¿Estarán naciendo niños a los que les dan como sueño “cuando seas grande, tienes que irte a trabajar a Estados Unidos o Europa”? Me pregunto para quién gobierna el Estado colombiano: no controla todo su territorio, no tiene el monopolio de la fuerza y, por si fuera poco, se está yendo la población y sigue en las mismas.
Incluso dentro del contexto latinoamericano, los colombianos estamos muy atrás en el interés por nuestros compatriotas. Vía Canal Solidario llegué a La Vergüenza, una publicación que informa sobre la inmigración ecuatoriana en España. Probablemente se puede remplazar “ecuatoriano” por “colombiano” y obtener un espejo del destino de la mayoría de colombianos en el exterior.
Jorge y Fabián, inmigrantes ilegales, terminaron ayer de pintar paredes en casa de amigos holandeses. Jorge viaja hoy a Francia a cumplir con una contrata que le salió por dos meses; Fabián salió hace dos horas a España atraído por el boom de la construcción a ver si sale algo. La ventaja de conocer el rebusque desde temprana edad, una visión de la realidad en la que el "pleno empleo" es una utopía vagamente imaginable. Con toda seguridad no aparecerán en el balance de migración del Dane holandés y apenas contarán en el del Dane colombiano. Y en el del índice de felicidad en el que los colombianos ocupamos el segundo lugar: tomaron sus mochilas y salieron muy entusiastas hacia sus nuevos trabajos, felices de haber encontrado la forma de enviar el dinero del mes a sus hijos y familiares.
mircoles 15 de noviembre de 2006, 11:13 COT
Yo no los llamaría incontables sino invisibles. Al menos para el gobierno que no los ve para nada.
mircoles 15 de noviembre de 2006, 15:03 COT
Qué cosa tan triste y preocupante. Excelente informe de una realidad muy dramática para los países pobres.
mircoles 15 de noviembre de 2006, 21:10 COT
La vaina de ser exiliado es que uno se va con una fotografía del país, recuerda sus calles, le da moqueadera cuando ve los partidos de La Libertadores, hasta adora a Shakira cuando se gana el grammy cada año, y sueña con volver, y abrazar a los amigos, y recrear los espacios que dejò, y sólo cuando regresa se da cuenta que el paìs de la fotografía ya no existe, los amigos ya tienen otras cosas en qué pensar, las calles cambiaron, cada quien anda en un cuento que no es el de uno, entonces viene el desarraigo, sentirse que no es de aquí, ni tampoco de allá, que es un extraño en todas partes, entonces comienza a doler, a doler de verdad, porque le toca volver a empezar, a construirse su propio paìs, a la medida de los demás y no de uno, eso Daniel es lo que entristece, que todo se nos murió, hasta los recuerdos.
mircoles 15 de noviembre de 2006, 23:30 COT
Sí, duele mucho saber que alguien deba irse del lugar al que pertenece, del sitio que ayudó a construir, simplemente porque no fuimos capaces de aceptar sus diferencias ni de tratar de capitalizarlas, o al menos de ignorarlas.
jueves 16 de noviembre de 2006, 03:02 COT
Álvaro, sin mencionar a la generación de niños que están siendo criados por sus abuelos mientras sus padres rebuscan en el exterior.
Marco, ese es el tema de un tango, ¿verdad? Volver, me parece.
SC, hay una diferencia fundamental entre los que tienen que irse por amenazas, maltrato o por un atentado mortal inminente, y los que deciden irse por cuenta propia, cualesquiera sean sus motivos. Estoy de acuerdo contigo, ignorar las diferencias habría sido lo mejor, pero hay pastorales que no son tan fáciles de ignorar, ¿verdad?
jueves 16 de noviembre de 2006, 06:53 COT
Contados estan, y bien. Sobre todo cuando envian plata.
En los grandes paises de emigracion, como México, se ha analizado la salida de toda esta gente como un fracaso nacional. En Colombia, tan patriotica, se les ve como una oportunidad de “inversion economica” (pero no se precisa como, pues es un espejismo creer que el modelo de las remesas es “desarrollo”).
Qué tal que los remesadoeres colombianos se pusieran en huelga?
jueves 16 de noviembre de 2006, 06:54 COT
“remesadores”
jueves 16 de noviembre de 2006, 08:15 COT
El problema es cuando el tango le toca bailarlo a uno.
jueves 16 de noviembre de 2006, 08:44 COT
Buena esa, Marco. Así es.
Daniel: Es en los momentos críticos cuando se ponen a prueba nuestros principios. Exactamente, cuando nos toca bailar el tango. (Ver http://www.equinoxio.org/titere/derroche-de-diplomacia-701/ )
jueves 16 de noviembre de 2006, 09:25 COT
De acuerdo con o-lu. Eso es lo mismo que cuando el gobierno del virrey dice que hay “inversión extranjera”, cuando lo que hay es compra de empresas por parte de compañías extranjeras, que se llevan la plata del país. Buen informe, Daniel.
jueves 16 de noviembre de 2006, 16:55 COT
Está buena esa crónica utópica O-Lu, ¿qué sucedería? El dato de México también está muy bueno: es lo menos que debería sentir un país con algo de identidad nacional. En Colombia estamos tan acostumbrados al rebusque que el extranjero es un mercado más, y siga salvándose el que pueda.
Apreciado SC: esta vez no solo te equivocaste de ventanilla sino de destinatario. Eso sí, envidiable como don Títere baila el tango, qué maestro, ¿verdad Marco?
Esa es la pregunta Julián, ¿crecerá el mercado algún día lo suficiente como para que millones no se tengan que marchar? ¿es posible con la estructura monopólica que tenemos?
jueves 16 de noviembre de 2006, 22:41 COT
Gracias señor Ramos por lo que a mí tango concierne. Pero no necesitaría preguntarle a don Marco, eso déjenlo para los correos directos, ¿qué pensará don SC? El vive equivocado, no de ventanilla ni de destinatario, sino de compañía. Pobre hombre.