Lo que deja el caso Jamundí
Estancias > Seguridad democráticaPor Julián Ortega Martínez
martes 13 de junio de 2006 5:14 COT
La masacre de Jamundí, en la que varios soldados asesinaron a diez policías de un cuerpo élite antinarcóticos de la Dijin, ha "empañado" la fiesta por la reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. No se trata de un hecho aislado. Por el contrario, es uno de los tantos casos presentados inicialmente como "fuego amigo" entre las fuerzas del orden. Sin embargo, las dudas que surgieron desde el comienzo, el sitio donde fue perpetrada, la importancia de las víctimas al interior de la Policía Nacional (y de las agencias estadounidenses involucradas en la lucha antidrogas), el pasado y presente de quienes la cometieron, las contradicciones y los conflictos entre los altos mandos del Ejército y de la Policía, el silencio, tal vez cómplice, de algunos altos mandos militares y del propio general Carlos Alberto Ospina, quien apenas habló el fin de semana pasado, y otros factores han hecho de este caso algo especial. Para mal, claro está. Sin duda, es un fuerte golpe a la tan mentada política de Seguridad Democrática, pues demuestra falta de coordinación y de confianza entre las instituciones que conforman las Fuerzas Armadas.
Aparte de la gravedad de las afirmaciones del Fiscal General Mario Iguarán, que señaló lo que muchos temían (que la masacre es un ‘mandado’ para el narcotráfico), es grave también que el comandante de la brigada del Ejército acusada de los hechos, quien se apareció en el sitio de la masacre minutos después de ocurrida vestido de civil, al parecer no haya ascendido de la manera "correcta" a su actual rango. Mucho más grave es la afirmación del comandante del Ejército, general Mario Montoya Uribe, que declaró que "la tropa puede disparar así no la estén atacando". Aunque Montoya fue desautorizado por Ospina dos semanas después, las repercusiones quedan. Gravísimo que algunos mandos militares y algunos oficiales retirados hayan salido a respaldar las acciones impulsivas del Ejército con argumentos similares a los de Montoya, lo que parece demostrar que es un problema de mentalidad también.
Aunque no es novedad alguna, también es grave que siga viva la connivencia entre las fuerzas estatales, dueñas legítimas del monopolio de las armas y de la fuerza, y en las cuales los ciudadanos supuestamente debemos confiar, y las paraestatales, ejércitos privados creados originalmente con el propósito para proteger las "finquitas" de sus acaudalados dueños de los ataques guerrilleros, que degeneraron en la mafia narcotraficante que es hoy y que acabaron por salírseles de las manos a sus progenitores. Y peor aún, que la fuerza pública esté "protegiendo" las propiedades de los "traquetos", adquiridas de la manera más ilegal y perversa. No obstante, el caso ha tomado tanta fuerza que hasta uno de los presuntos autores intelectuales está buscando afanosamente la forma de demostrar su inocencia.
Todo ello va más allá de las aseveraciones del director de la Fundación Ideas para la Paz, que habla del body count y de la manera equivocada de otorgarles incentivos a los militares. En eso tiene razón, así como del desmedido crecimiento del Ejército, justificado en la política de Seguridad Democrática, en detrimento de otros gastos igual de apremiantes para el país. Es obvio que en parte por eso han aumentado las ejecuciones extrajudiciales que acaba de denunciar la ONU ante la Procuraduría y las detenciones masivas que presenta el Ejército en los medios como grandes "logros", cuando muchas veces los detenidos deben ser liberados por falta de pruebas, consecuencia de ese afán por mostrarle resultados al irascible mandatario, que cambia a diestra y siniestra los mandos militares -salvo en este caso, al menos no con la inmediatez de otros-.
Pero sin duda lo más grave del caso Jamundí es que deja al descubierto al "monstruo" en que se ha convertido la Justicia Penal Militar (JPM), en la que casi nadie confía, porque los jueces, que son militares, se dedican a absolver a sus compañeros, a atribuirse casos que no son de su competencia y, en general, porque carece de total independencia respecto de la tropa. Como señala la revista Semana en el número de esta semana, "los jueces son oficiales de rango medio, como capitanes o mayores, que se sienten inhibidos para investigar y juzgar, por ejemplo, a un general". ¿Se acuerdan de la masacre de Mapiripán? Tan blanda fue la JPM que el caso acabó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado a pagar una millonaria indemnización a las víctimas, condenas que seguirán presentándose en los próximos meses y años. Y con todo ello, pretendía conocer el caso Jamundí.
Por lo anterior, el gobierno -al fin- tramitará ante el Congreso una reforma estructural a la JPM, que pretende darle más independencia, menos atribuciones y mayor transparencia. Ojalá se haga con todas las de la ley. Colombia necesita confiar de verdad en su fuerza pública, la misma que debe velar por "la vida, honra y bienes" de la ciudadanía, la misma por la que tantas madres rezan todas las noches. Un duro desafío, sin duda, para el futuro Ministro de Defensa, el controvertido Juan Manuel Santos.
martes 13 de junio de 2006, 21:43 COT
Me gustó mucho este artículo por su fundamentación y su argumentación. Algo que yo añadiría es lo preocupante que Santos quede encargado de un ministerio que requiere de absoluta transparencia en los motivos e intenciones expresados, cosa que él siempre deja en tela de juicio por sus constantes actividades que generan sizaña, desconfianza e informalidad.
martes 13 de junio de 2006, 22:10 COT
Muy bueno tu recuento de la situacion y de lo que se ha escrito sobre ella… Gracias quedamos enterados!
domingo 18 de junio de 2006, 22:26 COT
Creo que la gran mayoría de colombianos, pensamos en el gran respeto que merece el ejercito de nuestra patria. Pero cuando suceden hechos tan inmisericordes, que esconden crudos misterios, conspiraciones e intereses de narcotraficantes, surgen dudas al respecto y sobretodo con aquellos “elementos” (oficiales contaminados) que declaran una impericia de los hechos ocurridos en Jamundí.
No los sé. Pero la declaración del general Mario Montoya Uribe, – la tropa puede disparar así no la estén atacando- parece la frase de un tipo intoxicado por cocaína. ¿Disparar así no la estén atacando? En manos de quienes están nuestros valientes soldados de Colombia? Surge en mi mente el hecho de aquella muchacha que trabajaba en el periódico el “Tiempo” y que por no atender un pare, le dispararon. ¿Dónde está la oficialidad pulcra? ¿Dónde está el Honor?
Además, lo más sospechoso es la carta enviada al presidente Uribe, por un reconocido matón narcotraficante del Valle, donde le manifestaba al mandatario que no tenía nada que ver con los hechos sucedidos en Jamundí. ¿Funciona en realidad esa red de apoyo activa que creó Uribe, (la de informantes y red de cooperantes) para saber la VERDAD de los hechos?
Con todo lo anterior, la verdad, es que nuestras fuerzas armadas están contaminadas de narcotráfico y necesitan depuración constante y sonante. No solo la parte nativa de nuestra región, sino también la parte de la ayuda norteamericana. Recordemos que los narcotraficantes también pueden estar camuflados en los instructores de EU que entrenan al ejercito colombiano (caso avión militar estadounidense que salio de Apiay y aterrizó en Texas, con los soldados gringos involucrados -marzo de 2.005).
Pero más suspicaz es el silencio por parte de la cartera de Defensa. Y lo que nos espera con el nuevo ministro de defensa….por Dios ¡
Saludos
mircoles 21 de junio de 2006, 15:16 COT
Impresionante el “caso Jamundí”, y igualmente aterrador la manera superficial como lo están cubriendo los medios colombianos… Posible que un evento de esta magnitud se merezca 4 paginitas (cuando las tiene) hasta en los semanales, que – supuestamente – pueden profundizar? Posible que el pueblo colombiano no sepa que piensan del caso los varios Gaviria/Mockus/Navarro/Cordoba/Serpa etc etc (o sea la oposicion?). Posible que ninguna asociacion haya organizado una marcha, o una demonstración? Posible que …. enfin, la respuesta es que sí, es posible… 🙁
lunes 10 de julio de 2006, 10:14 COT
[…] Y, por último, el Estado, que a pesar de intentar por todos los medios terminar con el conflicto, por la vía del diálogo o, en la actualidad, mediante la "salida militar", se queda corto a la hora de llenar los espacios de poder que dejan los desmovilizados (espacios que son llenados por otros "actores armados" a manera de justicia privada) y de obtener resultados contundentes en el marco de la denominada política de seguridad democrática (ningún miembro del Secretariado de las Farc ha sido capturado, por ejemplo). Esto último ocasiona, por un lado, presiones intensas en los mandos militares y de policía, la cual en ciertos casos acaba provocando que algunos de ellos realicen detenciones extrajudiciales y violen también los derechos humanos, amparados en algunos mecanismos de la política central del primer gobierno Uribe; y por el otro, que la mentada connivencia de sectores del Ejército con los paramilitares o con el narcotráfico borre los esfuerzos de la tropa por consolidar su presencia en el territorio nacional y los avances (reales o no) conseguidos por la Fuerza Pública en los derechos humanos, amén de impedir que parte de la población civil vuelva a confiar en ella. Además, la desigual presencia estatal, especialmente en las zonas rurales, deja bastante vulnerables a sus agentes y permite atrocidades como la de la semana anterior. […]
lunes 24 de julio de 2006, 22:34 COT
[…] Sin embargo, algo ha cambiado en Colombia. Aparte de la indignación nacional, pronto la justicia penal militar sobre la que pesa la coyunda de una reforma a fondo, rechazó la competencia. El juez, aparte de admitir que la decisión era consultable y remitirla al Tribunal Superior de Cali para resolver la controversia, avergonzado, debió renunciar. […]
domingo 25 de marzo de 2007, 20:21 COT
[…] before presidential election, ten policemen and one civilian were ambushed by a military group in Jamundí, Valle del Cauca (western Colombia), where the first were holding a counter-drug-trafficking […]
viernes 30 de marzo de 2007, 13:05 COT
ME PARECE MUY INTERESANTE ESTE DOCUMENTAL,AUNQUE EXISTEN CIERTAS TEORIAS QUE NO TERMINAN DE CONVENCERME, PUESTO QUE NO HAY TRANSPARENCIA EN ALGUNOS ARGUMENTOS,SOLO LOS QUE ESTAN ENVUELTOS EN EL CASO JAMUNDI SABEN A CIENCIAS CIERTAS LO QUE SUCEDIO, EN TODO CASO ESTE DOCUMENTAL SIRVE PARA EMPAPAR UN POCO A LOS QUE IGNORAN EL PROBLEMA DE LA POLITICA QUE EN REALIDAD ES MAS GRAVE DE LO QUE SE PIENSA,BYE.
lunes 2 de abril de 2007, 15:52 COT
[…] para sacar de allí a los terroristas farianos. Pocos olvidan que Montoya, tras la masacre de Jamundí en la que murieron emboscados diez policías antinarcóticos por miembros del […]
domingo 12 de julio de 2009, 17:11 COT
en nombre de las familias del caso de jamundi pedimos perdon por el crimen cometido en jamundi de verda lo sentimos pero nosotros no tenos la culpa de lo que nuestros esposos, hijos hisieron ellos tambien piden perdon por lo acontesido