Las semillas de la paz brotan del campo congelado
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
jueves 8 de noviembre de 2007 1:38 COT
(Publicado originalmente el 30 de octubre de 2007 en japonés y el 5 de noviembre de 2007 en inglés)
Keiji Nakazawa permanece frente al memorial a los "soldados desconocidos de la liberación", en el distrito Naka de Hiroshima. (Takeshi Nishimura / © Mainichi Shimbun)
Habitualmente Keiji Nakazawa, el autor de Gen el descalzo, pasa el 6 de agosto tranquilamente en su casa, tratando de evitar recuerdos inquietantes. El historietista de 68 años tenía 6 cuando bombardearon Hiroshima. Su casa estaba a 1,2 kilómetros del epicentro. Su padre, su hermana mayor y su hermano menor murieron en la explosión.
Este año, no obstante, fue atípico. Atendiendo una invitación, conmemoró el fatídico aniversario en un bar con música en directo en Hiroshima, dirigiéndose a una audiencia de jóvenes con cabello teñido y aretes. "La paz que ustedes han disfrutado hasta ahora", les dijo, "fue posible por la Constitución obtenida al costo de la sangre y de las lágrimas de toda una generación. Quiero que ustedes lo entiendan".
¿Nakazawa y su público tenían algo en común? Juzgando por las apariencias, uno pensaría que vienen de planetas diferentes. Y aun así su mensaje llegó. "Pensé: ‘les arruiné la diversión’; todos estaban llorando", recordó después, bastante satisfecho.
¿Por qué persiste en difundir su mensaje de paz? Nakazawa mismo no estaba seguro hasta que, mucho después de su 60mo. cumpleaños, una mediocre explicación lo hizo caer en cuenta: "Es la sangre de mi padre la que me jala". Su padre, Harumi, tenía alrededor de 45 años cuando su vida fue segada por la bomba.
Harumi Nakazawa era un artesano con un oficio especializado: decoraba calzado tradicional japonés conocido como geta. Era una época en la que el pensamiento era ahogado por lemas chillones y belicosos: "¡Cien millones de bólidos!" "¡Endemoniados americanos! ¡Endemoniados británicos!" El señor Nakazawa no los toleraba. "Esta guerra es un error", les decía a sus amigos. Miembro de un grupo teatral al estilo occidental, actuaba en obras "subversivas" como Los bajos fondos de Gorki. Fue arrestado y torturado por la policía secreta.
Como resultado, la niñez de Keiji Nakazawa no fue nada fácil. De algún modo un tío le dio ánimos. Él le dijo después de la guerra: "Cuando fue al frente de batalla, tu padre me advirtió, ‘por nada del mundo te vayas a morir’. Tu padre era una gran persona".
Cerca del Parque de la Paz de Hiroshima se erige un memorial dedicado a "los soldados desconocidos de la liberación", que rinde tributo a notables figuras del movimiento obrero que hubo antes de la guerra. El nombre de Harumi Nakazawa se encuentra inscrito en el cuadro de honor. Una placa conmemorativa reza: "Ustedes son semillas en campo congelado".
El 5 de octubre Keiji Nakazawa y yo la vimos juntos. "Me pregunto", meditó, "si yo pudiera haber hecho lo que mi padre hizo".
Hoy se habla de desplegar una vez más tropas japonesas en el exterior. A Nakazawa la idea lo aterroriza. Él recuerda algo que su padre decía: "Si no permanecemos firmes, los que están en el poder siempre se saldrán con la suya".
Qué agradable sería, suspiró en la creciente brisa de otoño, tomarse una copa de sake con el viejo.
Por Hideyuki Kakinuma, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés, con apoyo en la versión en japonés, por Julián Ortega Martínez
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