La quiero a morir
Estancias > Medios y cultura popularPor Marsares
jueves 24 de julio de 2008 16:16 COT
Un éxito, por lo menos eso dice el rating en sus primeros capítulos. Después de El cartel es el segundo en línea de Caracol, luego de estruendosos fracasos como ¿Quién amará a María? y La pasión según nuestros días, la una por sus malabares argumentales y la otra… (?) Sólo Dios puede develar el misterio de cómo una buena producción termina arrinconada en el desván de la medianoche.
Según lo afirma su libretista Luis Felipe Salamanca, La quiero a morir se basa en una historia real, incluso más truculenta que la contada en la telenovela. Manuela (Ana María Trujillo), una mujer adinerada, es abandonada por su marido German Rico (Luigi Aicardi), que huye con la amante en su fiesta de aniversario y la deja literalmente en la calle.
No es novedoso el cuento pero comenzó a gustarles a los televidentes. No hay nada mejor para el oficinista, el tendero o la mujer que pasa su vida entre ollas y traperos, que ver a una mujer rica, perdiéndolo todo, obligada a mendigar un sitio donde dormir. El libretista es sádico, además. Ver a Manuela abandonar su lujosa casa, montada en la cabina de un camión de trasteos, sin tener idea a dónde ir, les hace sentir un fresco a los que necesitarían toda una vida de trabajo para al menos tener la cuota inicial del lote. Pobres 1 – Ricos 0.
Pero dos historias más se enlazan para que el televidente, además, se identifique y diga "esta historia es mía". El otro protagonista, Rito Sansón (Mijail Mulkay), ha vivido con creces el sueño americano y regresa forrado de billetes a Colombia. A pesar de que tiene gustos dudosos (por no decir “lobos”), es todo un caballero. Los suspiros se escuchan frente al televisor. En el avión se convierte en el caballero andante de una anciana, su gentileza la despliega luego con Manuela en medio de sus líos financieros y, para que no se diga más, es franco y sincero con la supuesta novia que heredó después de una noche etílica.
Para completar, se muestra la otra cara de la moneda. Equilibrio social para que no digan que acá no es también tierra de oportunidades. Una mujer atractiva, pero pobre, que tampoco sabe a donde ir, encuentra trabajo como mecánica por azar, es decir mientras deambula con sus chiritos por una calle bogotana. Es juiciosa, sabe lo que hace y por eso, el dueño del taller, cuñado de Manuela, la coloca como jefa al cabo de pocos días. La fauna la completan “lagartos”, irresponsables, peleles, mujeres en busca de marido, amargadas, culicontentas, envidiosas, tímidos, fieras, todos redimidos por una heroína, en fin, un coctel criollo para vender con éxito nuestra idiosincrasia y reafirmar que somos el novelwood de la región.
Después de El cartel (ya se anunció su alargue), La quiero a morir es el programa más visto de nuestro primetime criollo por estos días. RCN prende las alarmas pues, excepto El último matrimonio feliz, sus demás programas se han ido destiñendo, empezando por Los protegidos que, después de un buen comienzo, se transformó en una historia aburrida, en la que lo más novedoso es la lloriqueadera diaria de Carlos Barbosa por su “Bandi”, para no hablar de Novia para dos, nuestro Pigmaleón colombiano, divertida sobre todo cuando les toca el turno a los pobres, pero inconsistente como nuestros deportistas, un día en la gloria y al siguiente, fundidos, y La dama de Troya, ¡por favor, ¿cuándo nos podremos librar de “Centella” y el acento llanero de “Alcaraván”?!
(Bostezo)
jueves 24 de julio de 2008, 21:34 COT
Mientras observo El Cartel, la serie basada en el libro de Andrés López, El Cartel de los Sapos, me sonrío con tu final de bostezos. Bueno, no soy de telenovelas, porque para eso son las novelas para no velas. El Cartel, sí, es evidenciar lo sucedido en nuestra Colombia. No me la pude ver los primeros días por mis sucesos familiares, pero ahora, trato de abrir espacio para divertirme con sus personajes, porque hay que reconocerlo, tiene un elenco envidiable, con verdaderos profesionales en la actuación. Me llama la atención los papeles de Guadaña (Julián Arango), Cabo (Robinson Díaz), Fresita (Manolo Cardona), Pepe (Diego). No sigo con los personajes porque me explayaría. Ah!! entre quienes actúan con mediocridad está la esposa de Juanes, la Cartagenera Karen Martínez, de quien considero, no realiza bien su papel en la serie.
Un abrazo para tí Marsares!
jueves 7 de agosto de 2008, 14:57 COT
Lully, ¿y “La quiero a morir”, la has visto?
jueves 7 de agosto de 2008, 22:16 COT
No Marsares, No me gustan las telenovelas, son para no- velas, (no verlas).
Besitos saludables y alegres!
viernes 8 de agosto de 2008, 21:04 COT
ME GUSTA ESA CANCION
mircoles 24 de septiembre de 2008, 19:35 COT
LA VERDAD LA QUIERO A MORIR ES UNA MUY BUENA NOVELA, ESPERO QUE LE PONGAN MAS SUSPENSO Y MAS ACCION ……