“La guerra no terminará a menos que amemos a nuestro prójimo”
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
martes 29 de mayo de 2007 0:01 COT
(Publicado originalmente el 16 de mayo de 2007)
Tsutomu Yamaguchi, a la izquierda, y Nguyen Duc salen a caminar juntos en Nagasaki. (Noriko Tokuno / © Mainichi Shimbun)
“A ti y a mí”, le dijo Tsutomu Yamaguchi, de 91 años, a Nguyen Duc, de 26, “nos perdonaron la vida por una razón. Nuestra misión es hacer entender a la gente la importancia de la paz”.
Nguyen es una víctima de los defoliantes químicos rociados por el ejército de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam: sus residuos tóxicos hicieron que naciera unido a su hermano. Yamaguchi es un doble hibakusha, sobreviviente de los bombardeos atómicos tanto en Hiroshima como en Nagasaki.
Los dos se conocieron el 7 de marzo. “Duc-san”, dijo Yamaguchi con urgencia, “vive por mucho tiempo y difunde nuestro mensaje al mundo”. Nguyen asintió.
Mientras hablaban sobre sus fideos champon, otros comensales se les acercaron, deseosos de estrecharle la mano a Nguyen y felicitarlo por su reciente boda. Estaba en Japón con su esposa Tuyen, de 24 años.
Yamaguchi entiende, desde luego, cuánto sufrimiento le causó la guerra a Nguyen, quien perdió la pierna izquierda. Pero también entiende la fuerza de los jóvenes. “Será difícil para ti”, le dijo, “pero quiero que pases tu luna de miel viajando por el mundo” difundiendo su mensaje común.
El activismo pacifista de Yamaguchi se remonta más de 70 años, a un concurso de oratoria en el que participó como estudiante de segundo año de secundaria. Su tema fue la paz mundial; declamó: “¿cómo puede haber paz en el mundo cuando tu mano izquierda se extiende en gesto de amistad mientras tu mano derecha empuña un sable? La guerra no terminará a menos que amemos a nuestro prójimo”.
Era una época de creciente militarismo y el pacifismo de Yamaguchi lo marcaba como alguien para que las autoridades lo mantuvieran vigilado.
Tampoco ha pasado el peligro, mientras los disparos contra dos alcaldes consecutivos de Nagasaki fueron una prueba para Yamaguchi. El verano pasado hizo su primer viaje a los EUA para hacer un llamado por la abolición de las armas nucleares. “Por todo lo que sé me pudieron haber disparado a mí”, dijo.
Han pasado 60 años desde que la Constitución entró en vigor y, se pregunta preocupado Yamaguchi, ¿hacia dónde va el país?
“El militarismo lleva directo a la guerra. Incluso ahora”, dijo, refiriéndose a su discurso de secundaria. “No creo que estuviera equivocado”.
Yamaguchi y Nguyen simbolizan principios que aún ahora no son lo suficientemente comprendidos. Me hacen dar cuenta de que, por esta vez, tengo mucho qué pensar.
Por Jun’ichirō Nagasawa, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez.
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