Historias de fantasmas
Crónicas Utópicas > EstanciasPor Marsares
lunes 15 de enero de 2007 13:17 COT
"Aquí crecen la rabia y las orquídeas por parejo,
No sospecha usted lo que es un país como un viejo
Animal conservado en los más variados alcoholes,
No sospecha usted lo que es vivir entre
Lunas de ayer, muertos y despojos.”
Es una mujer elegante. No tan bonita como lo exigen los estereotipos de hoy, pero su presencia impacta. Las miradas siguen su estilizada figura hasta la mesa donde me encuentro. Un exquisito perfume, tenue pero profundo, se esparce mientras con una sonrisa me anuncia que su vida va bien, tanto, que el rompimiento amoroso de hace unos meses se encuentra en una orilla de sus recuerdos. Hace unos días llegó de Barcelona y le sorprende una Bogotá tan higiénica. “¿Ya no hay vendedores ambulantes?". "Como las zonas de tolerancia, ellos también tienen su propia ciudad", le aclaro. La ventaja de haber llegado antes, me convierte en su guía.
Su trabajo la ha traído a Bogotá, igual que a mí. “Veintidós años evitando el encuentro con mis fantasmas”. “¿Soy uno de ellos?”. “Por supuesto, querido. Lo triste, es que tú eres como todo esto, el mismo de siempre, pero más viejo”. Siento su nostalgia. “Tú, en cambio…”. Su risa interrumpe el cumplido y me cuenta que a pesar de los retoques quirúrgicos, los años los tiene bien instalados. “No hay manera de quitarlos. Se nos pegan como los sabores de los amantes". Ambos reímos con ganas como aquel día cuando sorprendimos a su hermanito fumándose el primer bareto. “Fresco, cuando quiera le consigo”. Debí mirarla muy raro para que luego me reprochara “¿Y qué querías que le dijera, que soy una pendeja que no la he probado?".
“¿Cuándo te vas?”. “Apenas termine la crónica. En un par de días, supongo” Su rostro se endurece. No le pido explicación alguna por no quedarse un poco más, pero de todas maneras me la da. “Este sigue siendo un país de mierda”. La película se rebobina hasta el día que salió de la cárcel rumbo al exilio político en Italia. En el último abrazo, antes de abordar el avión, me juró que no volvería a cruzar ni el espacio aéreo del país que le dejó de doler cuando, en una oscura estancia militar, le quisieron demostrar que una mujer solo sirve para ser vejada. “Vamos, no te pongas trascendental” me dice con un ligero acento de Cataluña. “Ya no somos de acá”. Pero no es por eso, tan solo me siento incómodo porque sus palabras son ciertas. Todo sigue igual, incluso nosotros, con la diferencia que vivimos fuera, sin esperanzas de regresar porque así nada haya cambiado, ya no tenemos cabida en este país. Somos unos simples fantasmas.
martes 16 de enero de 2007, 04:59 COT
Sospecho que se trata de una transcripción algo ficcionalizada de un evento real.
Bello texto que te permite hablar sobre el país y su diáspora, sobre sueños y despojos.
Me gustó y me puso a pensar.
Un abrazo
martes 16 de enero de 2007, 19:59 COT
Si, me uno a Alvaro en el sentido de que no es tan utópico tu relato… tiene mucho de la realidad actual y… ese picante que le pones a esa bella dama…mmm… algo tendrá de cierto.
Entretenido y delicioso texto.
Un abrazo!
martes 16 de enero de 2007, 20:18 COT
Sabroso relato… lástima que, muy probablemente, algunos estemos así de aquí a unos años… 🙁
martes 16 de enero de 2007, 20:23 COT
Julian!! Si eres un joven que por lo que veo no pasas de los 30, porque me enteré que estuviste de cumple… aunque tarde valga este coment para desearte desde aquí un nuevo año con muchas satisfacciones y salud.
Y no es un coment utópico. Marsares me excusará por abusar de su espacio para felicitarte a tí.
Un besito y un abrazo de cumple y para Marsares, otro abrazo equinoXial.
martes 16 de enero de 2007, 22:12 COT
Simpático y reflexivo el relato. A parte de que me hace pensar en como la vida va marcándonos a cada uno de nosotros a su manera, me hace pensar también en como el país se ha dejado marcar su propia vida de otra manera: una muerte en vida.
Saludos
mircoles 17 de enero de 2007, 08:42 COT
Alvaro:
Tal real como este país que nos tocó vivir. Tan utópico como los sueños que hubiéramos querido vivir.
Lully:
A veces la realidad no es más que una bella utopía.
Julián:
Quizás…
Germán:
Tan marcados nos deja que nos convierte en fantasmas utópicos.
martes 20 de octubre de 2009, 15:18 COT
Lo mas gracioso es que encontré el sitio buscando historias de fantasmas y aparecidos en Bogotá, y aquí hablan de historias de fantasmas y “Desaparecidos”; La desesperanza en Colombia anda en 4*4, sombrero y poncho.