Ghana se la hizo de nuevo a Estados Unidos
Estancias > Primera planaPor Marsares
domingo 27 de junio de 2010 19:28 COT
A la selección de fútbol de Ghana le dicen “The Black Stars” como grupo de rock setentero, nombre curioso pues implica que sólo puede brillar en un cielo blanco. ¿Será por eso que se la tienen montada a los gringos? Con los demás sufren a destajo, pero a éstos se los gozan. Un delicatessen.
Ghana, de todas maneras es un cuento en el campo de juego. A diferencia de los europeos que en este mundial miden los metros que deben transitar, los ghaneses se corren todo el campo, no importa si llevan el balón o no, simplemente corren. Tal vez creen que entre más lo hagan, en una de esas, cuando el balón los alcance, puede que lo metan.
Los gringos de Donovan también corren, lo llevan en los genes, quizás por eso se inventaron el béisbol donde las carreras dan victorias. Lo malo es que en el fútbol no necesariamente es así, o por lo menos en el de ahora, en el que basta colocar la pelota en el lugar correcto para que otro la empuje, claro, si lo dejan.
Pero Ghana sorprendió yéndose arriba en el marcador, apenas a los 7 minutos de juego. No sólo por el gol en sí que marcó Prince Boateng, después de un carrerón desde medio campo, eludiendo a su marcador y convirtiendo a Tim Howard en un espectador de primera fila, que solo la vio pasar.
Lo que festejaron los ghaneses con una mini rumba a un lado de la raya, fue que además esta anotación había sido de verdad, mejor dicho, como deben ser las anotaciones, corriendo, eludiendo, sudándola y no de penalti. Toda una hazaña.
Desde noviembre de 2009 en que empataron con penaltis ante Malí 2 -2 en las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica, la sequía había sido mayúscula, hasta el punto que los nuevos goles conseguidos sólo los marcaron en Sudáfrica (contra Australia y Serbia) y también desde los nueve pasos.
Pero bueno, esta es una anécdota, como la del autor que fue el mismo que sacó a Ballack del mundial después de entrenar en su tobillo a punta de taches, el mismo que tiene un hermano en la selección alemana (Jerome), y también el mismo que renunció a su nacionalidad alemana (por su madre) y se fue a Ghana a estrenar país, el de su padre. Un culebrón.
De ahí en adelante los estadounidenses se fueron con todo al ataque. Claro que no pasaron del medio campo y por mucho rato, como se está volviendo costumbre en esta cita sudafricana, bailaron tango con los adversarios. De aquí para allá, de allá para acá, en parejas, frente con frente, pecho con pecho, pelota con pelota. ¿Y la tribuna? Feliz con las vuvuzelas.
Como en toda fiesta, a veces se volaban los invitados. En el minuto 35 Robbe Finley fue a visitar a Kigston, el portero ghanés, y dos minutos después lo hizo Kwadwo Asamoah, con Howard. Con susto y todo los arqueros agradecieron este momento de diversión, un condimento para la sopa desabrida del primer tiempo.
En el segundo tiempo los estadounidenses salieron como en la Indy Car, a correr sin parar. Dos minutos apenas y Feilhaber casi empata, pero los casis no valen y Kigston pudo respirar tranquilo. Donovan siguió corriendo, y sus compañeros igual, tratando de colarse por entre el bosque de piernas, pisando el área, vencer o caer, y efectivamente cayó Clint Dempsey empujado por Jonathan Mensah. Penalti y el de siempre, Donovan, convirtió.
Complicada la cosa, sobre todo para los africanos que vieron a los de Donovan decididos a vengar la afrenta de 2006 y si hemos de ser justos, tanto esfuerzo debió recibir su premio, pero ya se sabe cómo es el fútbol, ingrato como pocos, y todos los intentos, incluyendo los de Jozy Altidore, terminaron en nada.
Masajes, calambres y el susto de treinta minutos de prórroga. El que no hace los goles los ve hacer, dice un axioma del fútbol y aquí se cumplió. Tres minutos apenas y Asamoah Gyan se metió entre los centrales de Estados Unidos (a lo Klose), un zurdazo y Howard vio en un instante, cuando el balón le pasó por entre las manos, lo que pasaría al día siguiente. Un aeropuerto, muchas maletas y compra de souvenirs antes de tomar el avión. La magia del fútbol.
A las Estrellas negras las espera Uruguay. Si la lógica se impone, el dos de julio se irán felices a casa. Le cumplieron a África. Claro que nunca se sabe.
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Segundo partido de octavos de final, disputado en el estadio Royal Bafokeng de Rustenburgo ante unos 30.000 espectadores.
Estados Unidos
Tim Howard; Jonathan Bornstein, Carlos Bocanegra, Jay DeMerit, Steve Cherundolo; Clint Dempsey, Michael Bradley, Ricardo Clark (Maurice Edu, m.31), Landon Donovan; Jozy Altidore (Herculez Gomez, m.91), Robbie Findley (Benny Feilhaber, m.46).
Ghana
Richard Kingson; John Pantsil, Jonathan Mensah, John Mensah, Hans Sarpei (Lee Addy, m.73); Anthony Annan, Samuel Inkoom (Sulley Muntari, m.113), Kevin-Prince Boateng (Stephen Appiah, m.78), Andre Ayew; Kwadwo Asamoah, Asamoah Gyan.
Goles: Prince Boateng (m.5) Donovan, de penalti (m.62). Gyan dentro de los 30 minutos de prórroga (m.3).
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Tarjetas amarillas a Clark, Cherundolo y Bocanegra, por Estados Unidos, y a Jonathan y Ayew, por Ghana.
lunes 28 de junio de 2010, 22:41 COT
Marsares,
Si tu lógica del primer parágrafo se cumple las estrellas negras brillarían en un cielo albiceleste. Esperemos que por el creciente prestigio de toda Sudamérica sea el sol el que brille para la albiazul
mircoles 30 de junio de 2010, 16:35 COT
USA otro bueno que se fue.