Eterno resplandor de una mente sin recuerdos
cine > Cineclub > EstanciasPor Marsares
jueves 29 de enero de 2015 11:16 COT
Imagínese que la ciencia le diera la facultad de borrar los malos recuerdos.No es una quimera. Ya se trabaja en ello y al igual que sucede con la cirugía estética, es real a futuro la alternativa de reconstruir el pasado que vivimos a imagen y semejanza de nuestros deseos. Por decirlo de otra manera, tendremos a nuestra disposición silicona mental para moldear nuestra vida emocional.
El director de cine francés, Michel Gondry, nos plantea esta turbadora alternativa en su premiada y aclamada película “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (2004) que se puede ver esta jueves en la biblioteca pública Virgilio Barco de Bogotá, en el ciclo “Música, fantasía y drama”. La cinta trata sobre una relación amorosa fallida, un método científico para borrarla del cerebro de sus protagonistas y la oportunidad de seguir la vida sin esta pesada carga emocional.
Clementine (Kate Winslet) hastiada de su novio Joel (Jim Carrey), acude a Lacuna Inc, un centro médico que dirige el Dr. Howard Mierzwiak (Tom Wilkinson) para que lo borren de su memoria. El tratamiento es tan efectivo que no lo reconoce cuando la visita en su sitio de trabajo. Desesperado, Joel acude a Howard para que igual le suprima a Clementine. Pero en medio del procedimiento se da cuenta que muchos de estos recuerdos son hermosos y quiere anularlo. Su arrepentimiento es tardío y su novia desaparece de su mente. Pero…
¿Es posible hacerle trampa a la ciencia? ¿Vale una segunda oportunidad? ¿El amor se valora a través del dolor? ¿Somos apenas la suma de nuestros recuerdos? ¿Siempre habrá lugar para la esperanza? ¿El arrepentimiento es nuestra redención? ¿El destino es lo que queremos que sea? ¿Estamos condenados a amar sin remedio?Muchas maneras de ver y reflexionar suscita esta historia de amor, cuyo romanticismo bizarro nos trastea de un lado a otro, sin compasión alguna.
La famosa frase de Nietzsche, “Bienaventurados los olvidadizos, pues superan aún sus errores” que recuerda Mary Svevo (Kirsten Dunst), amante de su jefe Howard,nos brinda una nueva perspectiva. Pese a que nuestros recuerdos se diluyan por voluntad propia o por el paso del tiempo, sobreponernos a las equivocaciones cometidas siempre es una opción. En otras palabras, hay esperanza después de los yerros.
Joel y Clementine son un ejemplo de que, olvidado el pasado, pueden intentarlo de nuevo, aunque el resultado tienda a repetirse… o quizás no. El guionista de esta película inquietante, Charlie Kaufman, junto con el maquiavélico Gondry, fungen como alquimistas y nos muestran que el amor puede reinventarse con regresos a la infancia, roles nuevos, ilusiones renovadas y pesadillas manejables, con dos seres vulnerables en el trasfondo,vencidos por sus propios miedos, que sólo quieren una oportunidad y su propio lugar en un mundo donde no encuentran acomodo.
De ahí que Clementine nos arroje al rostro lo que hay detrás de su exuberante alegría, de su agresivo desenfado, cuando le advierte a Joel: “Muchos hombres creen que soy un concepto, o que quizás les complemento, o que voy a darles vida. Solo soy una mujer jodida que busca su propia paz de espíritu; no me asignes la tuya…”.
Una película para recordar.