Están bien en el refugio los 33… pero hay que sacarlos bien
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martes 21 de septiembre de 2010 23:00 COT
Por Luis Alejandro Bello Langer*
En lo personal, me cuesta escribir sobre situaciones e historias que aún están en pleno desarrollo, básicamente por el hecho de que lo que se considera más probable hasta determinado momento tenga un brusco viraje y lo impensado se vuelva la opción más definida en cuanto a lo que realmente acontece. Y aunque las noticias han sido buenas hasta el momento en lo que se refiere a la situación de los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad dentro de la Mina San José, entre Copiapó y Caldera en el norte de Chile, nada será definitivo hasta que ellos puedan salir de las profundidades de la tierra, sanos y salvos… y faltan semanas para ello.
El trabajo de los diferentes minerales en Chile, desde los tiempos de la Colonia, ha dado a sus obreros la ventaja de ser una especie de "aristocracia obrera"; si bien son trabajos que requieren turnos continuados y, en muchos casos, ausencia de los hogares con el consiguiente desgaste familiar, por otro lado tienen una paga mayormente acorde con la labor que desempeñan. Se estima que los mineros de la San José ganan un aproximado de US$1000 mensuales en un país donde el sueldo mínimo asciende a poco más de US$300 al mes, pero, aunque son salarios altos comparando con la mayoría de los trabajos, dentro del mundo de la minería está en una escala menor… Nada de extrañar, considerando que la mina San José es parte de la Minera San Esteban, una empresa que es catalogada de categoría mediana con ascendencia local y no mueve los recursos de multinacionales como BHP o AngloAmerican o de la estatal Codelco Chile.
Esa es la situación contractual de los 33 atrapados. El problema es que, al igual como en los tiempos de la extracción de carbón hace más de 100 años (como lo refleja el cuento El Chiflón del Diablo, de Baldomero Lillo), las medidas de seguridad son mínimas y, alentados por el alto precio del cobre, se busca extraer el mineral hasta donde más se pueda… incluso angostando al mínimo los pilares de las galerías que son esculpidos de la misma roca madre y sin medidas mayores de contención o apresuramiento en establecer medidas de seguridad. En los últimos años, hubo cuatro accidentes graves en San José, uno de los cuales, en junio pasado, terminó con un minero amputado de una de las piernas. Pese a la instrucción de sumarios, las promesas de mejoras en seguridad bastaron para que se permitiese la reapertura del pique… decisión lamentada el 5 de agosto, al registrarse el derrumbre que dejó aislados a los 33 que no pudieron escapar por el ducto de ventilación ya que, como dijeron después, aquella chimenea no tenía las escaleras aún terminadas.
Constantes derrumbes de roca sólida imposibilitaron los rescates convencionales, por lo cual hubo de recurrirse al sondaje con perforadoras que tardaron dos semanas desde su instalación (tras algunos errores de cálculo previos) en llegar a donde estaban los mineros; para sorpresa de muchos (entre ellos quien suscribe), estaban todos con vida en un refugio que sí tenía ciertas garantías de seguridad (aunque no se esperaba que para tanto tiempo). Tras establecer la ayuda de emergencia en cuestiones de contacto, sanitarias y alimenticias y ponerlas como conductos regulares, se determinaron los planes para rescatar a los 32 chilenos y 1 boliviano atrapados en esa profundidad. Son tres planes de perforación que, de modo simultáneo, aprovechan la senda puesta por los sondajes anteriores para cavar un túnel con el suficiente diámetro (70 cm aprox.) para que, por medio de canastillas, uno a uno sean rescatados los mineros en una fecha que se estima a comienzos del mes de noviembre. No hay plazos precisos porque la mina aún está con cierta inestabilidad y, como en toda faena, puede haber retrasos por imponderables técnicos.
Lo que pudo ser una gran tragedia en la minería nacional, y una muestra más de la codicia empresarial por maximizar ganancias a costa de aspectos que consideran livianos como la seguridad, se volvió en un motivo de orgullo por el temple de esos trabajadores que, con total desprendimiento, lo primero que preguntaron tras hacerse contacto con ellos es saber la suerte de sus compañeros que justo salían del pique a la hora del derrumbe. Ha sido una inyección de ánimo que no pudo caer en mejor fecha estando, al momento de saber que estaban bien, a un mes del Bicentenario de Chile. Es cierto que la vida sigue pero los medios aún están pendientes (y por ellos, toda la ciudadanía) de cómo se desarrollan las labores de rescate.
El Gobierno se la jugó desde un comienzo por no escatimar recursos para el rescate de "Los 33", como eufemísticamente han sido llamados; contactos con gobiernos de países también especializados en la minería y empresas extranjeras han permitido hacer llegar la más alta tecnología disponible para esta clase de rescates que, en teoría, rarísima vez se habían realizado a tal profundidad. Sus esfuerzos han sido mediáticamente recompensados con los índices de popularidad del presidente Sebastián Piñera, que ascendieron 10 puntos (de 46% a 56%) entre julio y agosto, y un Ministro de Minería como Laurence Golborne que, de ser prácticamente un desconocido para el público masivo, ahora es ovacionado en todo lugar donde se le nombre y hasta algunos, en la euforia, lo quisieran proclamar candidato presidencial para el 2013.
Hay quienes acusan un uso político por parte de las autoridades de Gobierno de todo el proceso de rescate. Personalmente, creo que aquello cae en una cuestión más bien interpretativa y que, si hay pruebas concretas de ello, con el tiempo saldrán a la luz. Lo que importa en estos momentos es avanzar con calma en el rescate de los mineros atrapados dentro del pique San José, porque son vidas humanas las que están en juego y ningún apresuramiento debe de tener prioridad sobre la suma cautela con que hay que proceder pese a los cálculos políticos y a la ansiedad de las familias en ver otra vez con vida a sus seres queridos, a quienes muchos dieron por enterrados. Están bien y ellos lo hicieron saber al mundo entero. Ahora es tarea de los encargados del rescate traerlos sanos y salvos a la superficie y, más allá de eso, ojalá darles las herramientas para que se ganen el pan sin poner en evidente riesgo sus propias vidas y el bienestar de los suyos.
Agradeciendo a la revista digital equinoXio por la posibilidad que se me da, se despide atentamente desde Santiago de Chile Luis Alejandro Bello Langer.
*El autor es el dueño del Blog del Eterno Candidato
mircoles 22 de septiembre de 2010, 15:06 COT
A Dios gracias estàn vivos pero que la historia no se repita en otros meses o años.
lunes 27 de septiembre de 2010, 21:51 COT
33 chIlenos que están observando la luz de la vida. Seguro que sus existencias no volverán a ser las mismas. Esperemos que sea también un motivo de reflexión para quienes están involucrados con la minería para que la calidad de vida de los mineros sea adecuada.
Un abrazo Luis Alejandro!!
martes 28 de septiembre de 2010, 16:40 COT
LA historia se tiene que repetir. especialemnte en Macondo donde no hay memoria.
jueves 30 de septiembre de 2010, 20:20 COT
[…] *El autor es el dueño del Blog del Eterno Candidato […]
sbado 16 de octubre de 2010, 14:02 COT
El letrero es de lo mas emocionante que haya visto y felicitaciones a CHILE porque allá si saben considerar la gente, no com en Colombia que en Amagá y en Boyacá siguen pasando calamidades con los mineros sin apoyo del gobierno.
domingo 17 de octubre de 2010, 21:51 COT
Tenemos mucho que aprender de los chilenos y de sus gobernantes tambien, bienvenidos los 33 hombres valientes a la vida