Enfureciéndose para promover la ‘comprensión mutua’
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
jueves 24 de mayo de 2007 0:01 COT
(Publicado originalmente el 14 de mayo de 2007)
Keiji Nakazawa considera un plan de convertir su manga (cómic) en una película. (Michiko Morizono / © Mainichi Shimbun)
“La vida es corta / el amor también, doncella…” Mientras el historietista Keiji Nakazawa, de 68 años, entona apasionadamente la “canción de góndola” de comienzos del siglo XX en un bar de Hiroshima, la propietaria del establecimiento sonríe. “Una historia vieja y cursi”, murmura ella.
Kimiyo, la difunta madre de Nakazawa, la cantaba cuando su enfermedad emaciante la dejaba sintiéndose mejor que de costumbre. “La había oído cantar en la cocina”, recuerda Nakazawa, “y me sentiría feliz de sólo escucharla”. ¿Cuántas veces se habrá imaginado esa escena durante estos años?
Su padre, su hermana mayor y su hermano menor murieron en el bombardeo, lo que obligó a su madre a mantener lo que quedaba de la familia. Un recuerdo especialmente duradero es el de su madre saliendo de la casa para el trabajo en las mañanas lluviosas, usando zuecos y llevando una sombrilla de papel aceitado.
En 1961 se fue para Tokio, decidido a convertirse en dibujante de cómic. Su madre murió cinco años después, con los huesos tan atrofiados que la cremación la redujo a cenizas demasiado finas como para poder recogerlas.
En el tren cuando iba de regreso del funeral, Nakazawa, quien no le había dicho a nadie en Tokio acerca del hecho de ser un hibakusha, empezó a idear una trama para un manga acerca del bombardeo. Lo llamó Kuroi ame ni utarete (“Empapado en lluvia negra”). Fue un escalón hacia su obra más importante, Hadashi no Gen (Gen el descalzo). También fue una franca expresión de indignación contra los Estados Unidos por haber destruido a su familia.
La muerte de su madre fue una epifanía. “Pensé para mis adentros que no podía seguir huyendo de esto por siempre”, dice.
Cuando visité a Nakazawa esta primavera, estaba ocupado bocetando escenarios para una versión cinematográfica de Kuroi ame ni utarete. Había estado trabajando en ello por ratos desde el año pasado, dibujando, borrando y empezando de nuevo.
La ira descontrolada ha sido una característica visible de su obra hasta la fecha. Le pregunté por ello y me respondió: “Aunque han pasado 62 años desde el fin de la guerra, no ha habido una sola palabra de disculpa de los EUA. Uno debe usar lenguaje recio para lograr que ellos enfrenten los hechos. De otro modo nunca seremos capaces de lograr una comprensión mutua con el pueblo de semejante país”.
“Comprensión mutua”. Esa es una nota fresca dentro de la ira que estoy acostumbrado a oír en su voz cada vez que lo entrevisto. Detrás de las palabras recias yace la esperanza de que el momento de la comprensión mutua seguramente va a llegar.
Por Hideyuki Kakinuma, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés por Julián Ortega Martínez
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