El pe$o de las notarías aplastó a la Comisión Primera del Senado
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mircoles 18 de octubre de 2006 0:45 COT
Por Hiram Abib
El pe$o de los notarios aplastó el prestigio de la comisión primera del Senado que le dio más valía a la molicie del burócrata que a las altas calificaciones académicas de los aspirantes.
De todos los cargos públicos el que más ganancias deja es la notaría. Por tanto, históricamente se ha convertido en un botín de todos los “políticos”, enjambre capitaneado por los Presidentes de todos los partidos que hasta hoy han gobernado. La historia recuerda por ejemplo la pléyade de Turbayes, la notaria noviecita del Presidente que al final del mandato casi acaba con el primer hogar de Colombia, los notarios que se alcoholizaron, las agencias de viajes que ganaron en los fabulosos paseos, los pleitos que compraron etc., etc. Un mundo de fábula ostentosa en un país donde muchos se acuestan con hambre.
El oficio es delicioso: guardar la fe pública en lo fundamental. Para el cometido viene la guerra del centavo en las firmas. Cada minuto que se ahorre en firmar es dinero. Por esta razón esta profesión mecánica, como la que más, hace que el agraciado se olvide con los años hasta de firmar. El motivo es muy sencillo: a mayor perfección en la firma más tiempo y menos plata. Por eso los notarios solamente hacen “chulos” que en unos cuantos años los conducen a olvidarse hasta de la firma. Todo sea por el dios dinero.
El tema actual es que desde 1991 se ordenó que se estableciera la carrera notarial. Los notarios la atajaron todo este tiempo para continuar oficiando en los jugosos altares del lucrativo y analfabético oficio.
Hoy miércoles 18 de octubre se debatió en el Senado la posibilidad de establecer normas sobre la carrera notarial en la comisión primera. El senador Hernán Andrade, ponente de la iniciativa legislativa y miembro destacado del Partido Conservador, argumentó que el haber desarrollado la función de notarios requería cualidades especialísimas. Sostuvo que las virtudes intelectuales se acrecientan ejerciendo la notaria. Por este motivo el haber sido notario debería tener en el concurso un porcentaje altísimo. En efecto vale, en el proyecto, más haber sido notario que los estudios universitarios de pre y posgrado. Se dijo que sería un crimen de lesa intelectualidad permitir que abogados, graduados, posgraduados, con maestría o doctorado tuviesen oportunidad de igualarse con los sabios que hoy son notarios.
Se levantó una voz solitaria para decir que el derecho a la igualdad debería poner a todos a competir en el mismo plano. Si bien el haber desempeñado el cargo mecánico de notario debería tener un puntaje, este no debería ser muy grande. Dijo el solitario que no era posible poner por debajo a los graduados, posgraduados y doctorados. Preguntó la barra cómo se llamaba ese patriota y la Presidencia dijo que Parmenio Cuellar, el Senador del Polo, el pastuso. Infortunadamente debió declararse impedido, lo cual fue aceptado con gran júbilo por el partido de la U, Convergencia, los conservadores y Cambio Radical. Es de resaltar que el sector opositor del liberalismo con su vocero Juan Fernando Cristo se unió, en forma impiadosa para con la patria, al cortejo triunfal. El equipo de Alas no se quedo quieto e intervino con locuaz tenacidad para sumarse al coro. Las barras de los verdaderos doctores miraron con esperanza a la famosa “niña bien” Gina Parody, pero todo quedó en frustración. Ella ya no era la inocente conque soñaron. Estaba trepada, quien lo creyera, en el carro politiquero de la victoria.
El pe$o de los notarios aplastó por el voto unánime el prestigio de la comisión primera del Senado. El proyecto se APROBÓ. Los grados, los posgrados y los doctorados, quedaron en inferioridad de condiciones frente al porcentaje por el ejercicio anterior de la función notarial. El derecho a la igualdad nuevamente pisoteado. Los colombianos fuimos nuevamente perjudicados. Los privilegiados notarios ganaron con todos los votos: hubo UNANIMIDAD. Se atropelló en materia grave al pueblo y su famosa Constitución.
mircoles 18 de octubre de 2006, 18:20 COT
Rosca es rosca, querido colaborador político, a quien agradezco tan completo reportaje, acaso desde el lugar de los hechos. Con argumentos ridículamente endebles como los del senador Andrade se sostienen privilegios igualmente ridículos, que sin embargo sirven para repartir tajadas gigantescas del erario.
¿Qué se puede esperar si estamos en la “apoteosis de la politiquería”?
mircoles 18 de octubre de 2006, 19:17 COT
Se legisla en el Congreso a espaldas del país. Por cusiosidad estuve indagando por este hecho en los medios tradicionales. Absoluto silencio. Lobby eficaz el que debieron hacer los notarios para llegar a ese unanimismo sospechoso. La igualdad que predica la constitución fue atropellada. A los de afuera se les exige una suma de títulos. A los de adentro, apenas saber firmar, porque eso es lo que hacen. ¿O no? Artículo candente y sobre todo, inmediato, acabado de cocinar. Esperamos más informes desde el Congreso.