El intercambio humanitario, un cadáver insepulto
Estancias > Primera planaPor Marsares
jueves 6 de diciembre de 2007 23:39 COT
El intercambio humanitario llegó a un callejón sin salida. El involucrar al presidente de Francia y éste, a su vez, al de Argentina, mientras el Comisionado de Paz asegura que irá a donde quieran las FARC, no son sino fuegos artificiales que buscan paliar la presión de la opinión pública luego de conocerse las pruebas de supervivencia de los secuestrados por esa guerrilla.
La razón es sencilla. Para que haya un mediador de verdad, éste debe ser aceptado por ambas partes y a partir de allí es él, y no los contendientes, el que debe ir elaborando las reglas de juego que permitan avanzar en las conversaciones. Si una de las partes unilateralmente escoge el mediador y, además, de entrada coloca sus propias reglas de juego, el proceso nace muerto.
La ventaja que tuvo Chávez fue que no estaba sujeto a reglas y a medida que avanzaba en las conversaciones, con su estilo peculiar las fue creando a partir de las voluntades de los contrincantes. Por eso avanzó. Infortunadamente, su afán de protagonismo y los réditos políticos que buscaba condenaron al fracaso una gestión que iba por buen camino.
Lo que sigue de aquí en adelante es la repetición del mismo libreto que Uribe escribió desde los comienzos de su primer mandato cuando pretendió involucrar a la ONU y luego, como en una feria de regalos, a cualquiera que se le quisiera medir, con la advertencia perentoria que no cedería ante los terroristas, lo que de por sí condenaba al fracaso las buenas intenciones de los mediadores.
Llegado a este punto muerto no queda otro remedio que darle cristiana sepultura al intercambio humanitario. No hay nada que hacer, ni gestión alguna que lo pueda lograr, por lo menos durante el gobierno de Uribe. Otros temas se vislumbran aparte de un rescate militar o de una liberación unilateral que nunca llegarán. Pensar en serio hasta dónde llevar la confrontación militar y prepararse para el inevitable proceso de paz en un futuro, consiguiendo la liberación de los secuestrados no como un fin sino como una consecuencia de dicho proceso.
Una manifestación masiva de rechazo a las FARC como la propone el vicepresidente Santos, o el 7 a las 7 de la noche prender velas como lo pretenden los familiares de los secuestrados, son acciones que en este momento unen a los colombianos, pero que para tristeza de todos son apenas responsos por los secuestrados cuyo sueño de libertad se transformó en una pesadilla interminable sin lugar a la esperanza.
sbado 8 de diciembre de 2007, 04:32 COT
Pues hoy parece que está reviviendo el muerto: una gestión impresionante de los franceses para lograr el canje de 45 secuestrados por 500 guerrilleros, ¿y los demás secuestrados? ¿cuál humanidad se acuerda de ellos? A este acuerdo lo sigue como una sombra el olvido humanitario…
sbado 15 de diciembre de 2007, 17:52 COT
Es cierto lo que dice Daniel Ortega. Uribe es capaz de mandar matar a Ingrid Betancourt sólo para tener el placer de culpar a las FARC. Después de todo Uribe es un paramilitar que siente un odio profundo hacia cualquier expresión de la izquierda incluida Ingrid Betancourt.
martes 18 de diciembre de 2007, 14:20 COT
[…] El intercambio humanitario, un cadáver insepulto […]