El guardián de la heredad
Estancias > PolíticaPor Marsares
mircoles 2 de septiembre de 2009 12:38 COT
Mientras los mercaderes hacen su agosto en el Congreso de la República, la administración de justicia apuntala el edificio tratando de poner en cintura las plagas que amenazan con llevarlo a la ruina.
En una decisión trascendental, la Corte Suprema de Justicia cambia su jurisprudencia respecto al fuero de los congresistas. Si cometieron delitos en el ejercicio de sus funciones, su fuero (ser investigados y juzgados por la Corte) permanece aún si renuncian a su condición de parlamentarios.
La razón es simple. La calidad de la investidura está unida al delito. En razón de ella se cometió el ilícito y por tanto su juez natural es la Corte Suprema de Justicia. No hay razón para que esto cambie si en el futuro la condición de parlamentario se pierde. El delito cometido continúa calificado por dicha investidura que dio ocasión a su existencia.
La tesis que en el pasado no encontró eco en la Corte Suprema no sólo tiene fortaleza jurídica sino consecuencias políticas que anulan la maniobra del gobierno de poner a salvo a quienes delinquieron en su favor, proponiendo una terna para Fiscal General de la Nación de incondicionales suyos que, como sucedió en el pasado con un personaje de nefastos recuerdos, llevaría los procesos de los parlamentarios renunciados a resultados favorables a sus intereses.
Si la fiscalía ya no tiene la potestad de investigar a ex parlamentarios que delinquieron cuando tenían tal condición y con ocasión de ella, los que hoy votan con ánimo prevaricador la ley que le abre paso al referendo reeleccionista deberán comparecer ante el alto tribunal, renuncien o no.
Sin escapatoria posible, sin el cobijo de un fiscal amigo de sus tesis delictivas, los parlamentarios reeleccionistas enfrentarán una justicia cuya firmeza no ha podido quebrar el ejecutivo. Si a esto se agrega que un posible aliado parlamentario, el Consejo Superior de la Judicatura, permeado por la política, acaba de manifestar que la investigación preliminar contra 86 parlamentarios adelantada por la Corte es por haber votado un proyecto viciado y no por el sentido de su voto, no les queda sino comprobar en carne propia el designio que su jefe, el presidente Uribe, les fijó desde el comienzo: voten antes de que se vayan para la cárcel.
La Corte ha jugado sus cartas jurídicas con propiedad, encabezando la justicia, a estas alturas única guardiana de la heredad. Ahora puede elegir con tranquilidad a Camilo Ospina como nuevo Fiscal General de la Nación en la terna de uno que le presentó el ejecutivo, pues Ospina se encargará de investigar a los demás delincuentes del país. De los de marca mayor que cohabitan en el Congreso se encargará la Corte Suprema de Justicia.
Quedan unos cuantos delincuentes a salvo entre los vericuetos de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y la propia Fiscalía, pero ya es mucha ganancia que al menos uno de los dos poderes infectados por la corrupción pueda depurarse y en la Colombia de la Seguridad Democrática este solo hecho abre el camino a la esperanza.
Hay "luz en la poterna y guardián en la heredad", por fortuna.
mircoles 2 de septiembre de 2009, 13:03 COT
De veras que reconforta, aunque sólo sea un poco, que algunas instituciones mantengan su independencia en estos días de tantas tribulaciones políticas.
Por otro lado es buenísimo aprender el significado de nuevas palabras como poterna y heredad mientras se te lee.