De adopciones, homosexualismo y diversidad
Estancias > Primera planaPor Marsares
sbado 7 de noviembre de 2009 18:30 COT
En un fallo histórico de tutela, un juez colombiano le ordenó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) conceder en el término de 48 horas la adopción de una menor de edad a una pareja de lesbianas. El ente estatal se la había negado aduciendo que las parejas del mismo sexo no son consideradas como familia por la Constitución.
Aunque reina el explicable regocijo en la población LGBT, todavía no está dicha la última palabra y éste es un caso de especiales características que podría no ser aplicable a otras parejas de homosexuales, pero se constituye en un valioso precedente.
Lo primero que hay que resaltar es que apenas ha recorrido una tercera parte del camino. Aún le queda por delante la apelación que interpondrá el ICBF ante el Tribunal Superior del distrito judicial y la eventual revisión por la Corte Constitucional.
Ahora, cabe señalar que esta pareja de lesbianas ya había formalizado su condición de pareja como “unión marital de hecho” ante notario en marzo de 2008, cumpliendo los requisitos legales de estar viviendo juntas en tal condición por dos años o más.
Una característica más que se agrega al caso es que una de ellas es la madre biológica por inseminación artificial de la menor de un año y nueve meses de nacida, lo que refuerza su derecho de acceder, junto con su compañera sentimental, a la adopción de la pequeña.
Este fallo llega en momentos que cursa una demanda ante la Corte Constitucional solicitando la inexequibilidad del numeral 3 del artículo 68 de la Ley 1098 de 2006, así como el artículo 1 de la Ley 54 de 1990, que facultan la adopción únicamente a parejas heterosexuales, garantizando el derecho a la igualdad para las parejas homosexuales.
De todas formas, gracias a la Corte Constitucional, a las parejas homosexuales les han sido reconocidos derechos importantes como la afiliación al sistema de salud, derechos patrimoniales, seguridad social, no declarar en procesos judiciales contra su pareja y adquirir vivienda y protegerla como patrimonio familiar.
Aparte de la adopción, el matrimonio es una de las tareas pendientes en un país donde la homofobia prevalece con violencia abierta o soterrada, incluso perturbando credos religiosos que lo permiten, como la cancelación de la ceremonia que la Iglesia Anglicana tenía prevista el 4 de noviembre en la Universidad Industrial de Santander para unir en matrimonio a dos parejas de homosexuales, ante amenazas que no garantizaban la seguridad de los asistentes.
Los asesinatos de transgeneristas —la población más vulnerable—, el cierre en Bogotá de la emisora Radio Diversia luego de los desmanes cometidos en sus instalaciones —aún no encuentra sede para funcionar—, la discriminación en cualquier grupo humano, incluso las Fuerzas Armadas, y el discurso fundamentalista de pecado que desde los salones del poder político y religioso se proyecta muestran que nuestra cultura todavía se encuentra en la edad media.
Pero fallos como el del Juzgado 1o. Penal del Circuito de Rionegro (Antioquia) devuelven la esperanza a una población injustamente excluida por la intolerancia que nace de un odio visceral hacia lo diferente.
Graham Greene asegura que el odio y el miedo son inseparables pues “el odio es una respuesta automática al miedo, porque el miedo humilla”. Las sotanas y sus fanáticos laicos siempre lo han padecido porque les aterroriza pensar que sus dogmas no resisten la única verdad verdadera: somos humanos y, por tanto, diversos.
Actualización (Nov. 10/09, 16:29) Un tribunal francés permite adoptar a una pareja de lesbianas.
domingo 13 de junio de 2010, 11:10 COT
Acá en Costa Rica se presentó una situación similar con un travesti: a quien se le otorgó la custodia de un menor, debido al fuerte vínculo que se había creado entre la madre (travesti) y el menor. El Patronato Nacional de la Infancia, PANI, consideró que definitivamente la custodia del menor en manos del Travesti, era la mejor opción en aras del bienestar del menor.