Compartiendo experiencias en inglés y el “poder de la gran literatura”
Estancias > Hibakusha ProjectPor Mainichi Shimbun
domingo 18 de noviembre de 2007 0:23 COT
(Publicado originalmente el 4 de noviembre de 2007 en japonés y el 9 de noviembre de 2007 en inglés)
Masahito Hirose habla del horror de la bomba atómica frente a un monumento en piedra inscrito con versos de haiku de Atsuyuki Matsuo en el Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki el 25 de octubre (Masayuki Tanaka / © Mainichi Shimbun)
"Pronto ya no quedará ningún hibakusha vivo", le dice Masahito Hirose, de 77 años, a un grupo de alrededor de 20 estudiantes de último año de una secundaria de Tokio, de visita en Nagasaki. "Ustedes y yo estamos unidos por un muy delgado hilo del destino". Hirose y los estudiantes se reunieron un lluvioso 9 de octubre frente al Santuario de la Oración de Nagasaki dedicado a las víctimas del bombardeo que murieron solas o sin parientes que los lloraran.
El anciano le lee a su grupo de estudiantes 21 poemas haiku escritos por el difunto maestro del género Atsuyuki Matsuo, un hibakusha cuya esposa y sus tres hijos murieron en el bombardeo.
Nada más que hacer / Dejé a mis niños muertos en el campo / mientras las moscas pululan
No me quedó nada / sólo cuatro certificados / víctimas de la bomba
Octubre es un mes popular para los viajes escolares y Nagasaki se llena de estudiantes recorriendo los restos de los edificios bombardeados. El grupo pasa del Parque de la Paz a la Catedral de Urakami hacia un monumento en piedra inscrito con versos de haiku.
"Me pregunté", dice Hirose, "¿cómo puedo comunicar los pensamientos de los hibakusha, el dolor por sus familiares muertos, a la gente que nunca ha experimentado por sí misma el bombardeo?" El problema lo inquietó durante años. Entonces pensó en el haiku. El confiaría en "el poder de la gran literatura" para comunicar lo incomunicable.
Hirose estaba complacido desde el comienzo por el efecto que los sublimes versos de Matsuo tuvieron en sus escuchas. Los estudiantes escuchaban embelesados, los profesores derramaban lágrimas. Últimamente otros hibakusha han decidido también recitar los poemas de Matsuo a los visitantes y los asistentes de sus conferencias.
Hirose también participa en la producción de una antología en inglés de narraciones de las experiencias de los hibakusha contadas por ellos mismos. En noviembre pasado, la Asociación de Testigos de Nagasaki, presidida por Hirose, publicó un libro en japonés titulado Shōgen: Nagasaki ga kieta ("Testimonio: Nagasaki ha desaparecido"). En julio Hirose le mostró el libro a un profesor de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. "Hay muy pocos libros sobre las experiencias de los hibakusha traducidos al inglés", dijo el profesor. "Me gustaría ayudarlo a difundir el mensaje alrededor del mundo".
Le sugirió a Hirose que tradujera el libro. Hirose está considerando poner a un grupo de traductores a trabajar en el proyecto, con la esperanza de que la obra pueda completarse para la próxima primavera.
"Voy llegando al punto en que no voy a poder dar más conferencias", dice Hirose. "Mis piernas y mi espalda no lo aguantan. Más bien haré de esta traducción al inglés mi obra de vida".
Refiriéndose al reciente intento del gobierno de sacar de los libros de texto escolares toda referencia al papel del Ejército Imperial en los suicidios masivos ocurridos en la batalla de Okinawa (abril a junio de 1945), Hirose advierte del peligro de la guerra agarrando a una población carente de preparación totalmente inconsciente de ello. Está más decidido que nunca a enviar su mensaje de que las armas nucleares son inhumanas.
Hirose tenía 15 años cuando bombardearon Nagasaki. En ese tiempo era un estudiante movilizado para trabajar durante la guerra. La fábrica a la que había sido asignado estaba a 4 km del epicentro. Durante 37 años Hirose enseñó inglés en escuelas secundarias en Nagasaki. Fue demandante en acciones populares a nombre de los hibakusha que viven en el exterior.
Por Mitsuo Matsumoto, Mainichi Shimbun. Traducido del inglés, con apoyo en la versión en japonés, por Julián Ortega Martínez
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lunes 19 de noviembre de 2007, 19:33 COT
Una obra que habría que leer. Hace falta que nos den a conocer aún más de esas duras experiencias. Ojalá que leyéndolo, las grandes potencias se sensibilicen un poco.
Gracias Julian y un saludo Especial.