Colombia en la mira de la Corte Penal Internacional
Estancias > Primera planaPor Marsares
mircoles 27 de agosto de 2008 11:10 COT
La visita a Colombia de Luis Moreno Ocampo, fiscal de la Corte Penal Internacional, ha suscitado toda clase de reacciones que van desde la suspicacia del Gobierno, pasando por las denuncias de la Corte Suprema por obstaculización de la justicia, hasta la propia esperanza de las víctimas que ven en la visita un acompañamiento eficaz a sus reclamos.
Lo primero por destacar es que la justicia de la Corte Penal Internacional (CPI) es residual, es decir, actúa únicamente si un Estado no quiere o no puede investigar los delitos de genocidio, crímenes de guerra, delitos de lesa humanidad o de agresión de un país a otro. Si la CPI comprueba que la administración de justicia de dicho país funciona y que de acuerdo con las leyes vigentes se condenará a sus autores, no tiene competencia para actuar.
Debe advertirse, además, que cuando Colombia firmó el Estatuto de Roma en 2002 que le dio vigencia a la CPI, hizo una salvaguardia por siete años para los crímenes de guerra, es decir, suspende la competencia de la CPI durante este lapso, en el entendido de facilitar un eventual proceso de paz con los grupos armados. Sólo a partir de 2009, la CPI puede investigar los crímenes de guerra, aunque tiene competencia para los demás.
Empero, la visita del fiscal Moreno indica un hecho trascendental. No va a haber impunidad para los autores de los crímenes de lesa humanidad. El Estado colombiano, o en su defecto la CPI, los investigarán y juzgarán, sin que importe el tiempo que pase dada la imprescriptibilidad de estos delitos.
Pero también hay otros hechos interesantes. Queda notificado el Gobierno colombiano que no puede andar como rueda suelta, disponiendo a su arbitrio de la suerte de los jefes paramilitares. El fiscal ha sido enfático en advertir que la Corte Suprema debe intervenir activamente para garantizar que el proceso de justicia y paz no sea burlado con las extradiciones, convertidas en obstáculos para una correcta aplicación de la ley, prohijándose la impunidad.
De igual forma, no sólo la judicialización del paramilitarismo será objeto de veeduría y eventualmente persecución por la CPI. La guerrilla también está en su mira por considerarla autora de delitos de lesa humanidad. Sus cabecillas comparecerán ante los tribunales o la propia CPI, incluyéndose los políticos y los grupos que los apoyan en el exterior. En todo tiempo y lugar serán perseguidos hasta conseguir que paguen por sus crímenes.
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Por ahora, la CPI mira con interés el desarrollo de la Ley de Justicia y Paz como una forma idónea de castigar a los responsables, saber la verdad de lo acontecido y obtener la reparación de las víctimas. En este último aspecto, el fiscal lo considera novedoso en el ámbito internacional y de su éxito depende que se tome como ejemplo a seguir en los demás conflictos que haya en el mundo.
La visita de Moreno indica que Colombia no está sola, por fortuna. Nuestra administración de justicia puede estar segura que tiene un sólido respaldo internacional. Sin embargo, soterradamente se preparan normas para debilitarla. La reforma a la justicia que acaba de presentar el Gobierno al Congreso, va por ese camino, resucitando la idea de una Supercorte, que revise los fallos de la Corte Suprema, quitándole de paso las facultades de investigación. La partida de defunción de la Parapolítica está cercana. ¿Lo permitirá la CPI?
sbado 30 de agosto de 2008, 07:23 COT
Gracias a la asquerosa y repugnante maquina de propaganda paramilitar de EL Tiempo los colombianos viven en una masturbación colectiva de la cual no quieren salir nunca.
La llegada de la CPI es como alguien tocando la puerta y diciendo, “despierta ya de tu fantasía pseudo-erótica. en la cual la sangre derramada del inocente te produce orgasmos”.